"Nunca nos ha dado miedo hablar de amor. Cada uno tiene el 'moñómetro' en su sitio"

El amor es el combustible y parte de la esencia de La Habitación Roja. No solo el amor romántico, aunque reconocen que el "moñómetro" no lo tienen mal, algo nada fácil en un país como este donde se señala fácilmente al que pasa de ceñirse al guion de lo "correcto", "polite", "indie" o vaya usted a saber qué. Pero, sobre todo agrega el guitarrista de la banda, Pau Roca, lo suyo es el amor por la música. Esa es la verdadera clave para que La Habitación Roja se haya convertido en lo que es: una de las bandas indies más longevas y queridas del panorama nacional.

Hace poco más de un año celebraron sus primeras dos décadas de música y éxito y el año pasado sacaron su décimo disco, 'Sagrado corazón'. Ahora arrancan 2017 de gira por salas. Este jueves abren el Inverfest en el Circo Price de Madrid (festival por el que este mes también pasarán James Rhodes, Fuel Fandango, Elefantes, Xoel López o The New Raemon &McEnroe) y después tocarán en Valencia, Barcelona y Elche. Por delante, más conciertos de esos para paladear en salas, algún festival veraniego y seguir componiendo y grabar el que será su nuevo trabajo.

P: ¿Qué ha significado 'Sagrado corazón' para La Habitación Roja?

R: En realidad nosotros somos un grupo al que nos gusta hacer canciones, grabarlas y tocarlas. Cada disco intentamos que sea lo mejor posible y, normalmente, el tiempo hace que unas canciones tengan más o menos éxito, pero cada disco supone simplemente aportar canciones nuevas a nuestro repertorio. No lo vemos como algo más que eso. Luego hay tres o cuatro temas —o menos normalmente— que tienen un recorrido más largo y los sigues tocando toda la vida. En este caso, creo que hay dos o tres que se pueden situar entre los mejores: 'Volverás a brillar', que para mí se fue directa al top ten de nuestras canciones en cuanto la hicimos —y es difícil porque tenemos muchas—, 'Ahora todo es posible', que es muy bonita, o 'En este momento, que está funcionando muy bien.

P: 'Sagrado corazón' es un disco muy positivo. ¿Era el tono necesario para los tiempos que corren?

R: Sí, aunque hemos tenido las dos actitudes: ahondar en lo mal que está todo, como hicimos con 'Cuando ya no quede nada', que es nuestro disco más negativo y, de hecho, fue un disco precrisis total y salió en un momento súper bueno porque dimos en el blanco. Y ahora, más que regocijarnos, nos apetecía sacar cosas positivas. Ambas opciones son válidas, pero en este momento nos apetecía y es algo que también da la edad, que te hace valorar las cosas y empiezas a ver el final más cerca que el principio. También, al final y sobre todo con las redes sociales, das importancia a cosas que antes ni sabías. El vecino de enfrente tenía opiniones terribles pero nunca llegabas a saberlo. Ahora estás leyendo de todo. Hay que ir con cuidado con lo que metemos en la cabeza, de dónde sacar la información y cómo la asimilas. Realmente, al final, el día a día es lo importante, la gente que te rodea y la energía que metes en las cosas.

P: Quizás este fenómeno social al que alude también nos está polarizando: o muy 'polites' o con la piel muy fina.

R: Es que se deshumaniza el contexto. Antes en una discusión de bar estabas teniendo otro tipo de 'inputs' y se suavizan las posturas, pero una opinión clara y contundente en internet hace que los matices, que antes suavizaban todo, desaparezcan. Es un poco un rollo, la verdad. Yo intento huir de ello.

P: Además de un disco optimista, 'Sagrado corazón' es un disco sobre el amor. ¿Qué es el amor para La Habitación Roja? ¿Combustible, esencia, ADN?

R: Sí, absolutamente y en el sentido amplio de la palabra. No solo el amor de parejas sino por la música principalmente, que es lo que a nosotros nos mantiene unidos después de tanto tiempo, y la amistad. Es un disco muy del poder curativo del amor, aunque quede un poco 'new age' así dicho. Venimos de una tradición de grupos que nos gustan que han hablado sin tapujos del amor, por ejemplo acaba de sacar disco Teenage Fanclub que nos encanta, y no tenemos problemas con ello. En castellano antes era un poco más difícil de hacer porque la gente no está acostumbrada, mientras que todo el soul por ejemplo ha tratado el tema directamente. Nosotros nunca nos hemos cortado.

P: ¿Cuesta hablar sin tapujos del amor sin que le acusen a uno de demasiado romántico, dulce o moñas? ¿Les ha pasado?

R: Antes más que ahora, la verdad. Cuando salimos era una época en la que se cantaba mucho en inglés, pero como nosotros siempre hemos tenido parte de tradición del pop en castellano nos daba menos miedo hablar de amor, la verdad. En realidad, el 'moñómetro' cada uno lo tiene en su sitio. Yo vengo del heavy total y hay canciones de amor que superan en mucho... Al final si te gusta y está bien hecho, funciona porque hay frases que son mucho más, aunque no sean de amor, maniqueas que las de amor.

P: En 2015 celebraron su 20 aniversario. Ahora que ha pasado un tiempo para medirlo, ¿qué ha significado esta fecha?

R: No es malo decirlo y sobre todo en España donde no hay una tradición de respetar las carreras largas. Nosotros ahora estamos hablando con dos productores americanos para hacer el próximo disco y llevar 20 años es un valor muy grande, una garantía. Aquí, por un lado, es una fecha importante y valorable, pero, por otro, es 'qué coñazo, estos otra vez'. Tiene ese doble filo. A nosotros nos sirvió como grupo para darnos cuenta de cosas, hacer un poco balance porque somos un grupo que siempre hemos mirado hacia adelante, a corto plazo pero hacia adelante. Realmente nos sorprendió la fecha. Nunca lo habíamos calculado. Nunca hemos llevado un contador, aunque sí es verdad que hay momentos que estás tocando un tema y piensas que tiene 12 años, joder, e impresiona. Pero realmente te das cuenta de que ha cambiado todo y no ha cambiado nada a la vez.

P: Supongo que en ese balance uno piensa cómo consigue, y más con la crisis y las transformaciones de la industria musical, estar 20 años ahí y vivir de la música en este país.

R: Yo creo que nuestra clave es que nos gusta mucho lo que hacemos, y dedicarse a lo que a uno le gusta ya es un privilegio. Y además que nuestra carrera ha ido sin mucho sobresalto. No hemos tenido un súper éxito y un bajón. Hemos tenido solo dos compañías de discos, y son gente muy cercana a nosotros, y no hemos tenido muchas interferencias. Y luego que siempre hemos ido tranquilamente. Ahora estamos tocando y haciendo canciones para el siguiente disco. Nos gusta tocar, nos gusta comer, viajar... Lo disfrutamos todo y nunca ha habido un gran plan a largo plazo. Hacemos canciones porque nos gusta, las sacaremos y seguirá la rueda. El plan es que no ha habido plan.

P: Y a nivel de industria, ¿qué es lo más destacable lo de bueno y malo que ha pasado en estas dos décadas?

R: Para mí lo mejor es el acceso de gente que está muy lejos gratis o casi gratis a tus canciones. A nosotros en Sudamérica o Centroamérica nos era muy difícil acceder y ahora, de repente, en Perú, México, Chile o Colombia nos escuchan mucho. Y lo peor, yo creo, es que es que a la gente no le da tiempo a oír las canciones al haber tanta oferta. Para mí eso es problemático porque solo funcionan las canciones inmediatas y el hit.