Juan Aguirre: “El mundo no se cambia con consignas sino con apoyo mutuo”

El nuevo año va a frenético para Amaral. Hoy ofrecen un recital benéfico en el Teatro Real, respaldados por la Orquesta Sinfónica de Madrid. Las entradas están agotadas, pero puede seguirse vía 'streaming' en el Facebook del grupo a partir de las doce del mediodía. “Es la primera vez que hacemos un concierto matinal”, aclara Juan Aguirre, guitarra del grupo. El próximo sábado son cabezas de cartel en el festival Actual de Logroño, pistoletazo de salida del año festivalero. Su último trabajo, ‘Nocturnal’ (2016), se publica pronto en toda Europa, con gira por Inglaterra, Holanda y Alemania.

Al mismo tiempo, le darán una vuelta de tuerca a sus últimas canciones, en un trabajo que llevará por título ‘Nocturnal Solar Sessions’ (2016). “Algunas piezas tendrán más arreglos, otras serán más minimalistas, pero creemos que merecen revisitarse de forma más luminosa, con violines y guitarras acústicas, entre otros instrumentos”. Cuando acabe está vorágine, se irán a tocar a México, Colombia y Chile, para acabar su gira mundial en Madrid, cerrando el círculo en el Palacio de los Deportes, con un concierto que será grabado para su publicación. Además de sus compromisos profesionales, aprovechamos la charla para clarificar el llamado “giro social de Amaral”, que en realidad no ha sido tal, sino un cambio de percepción de la prensa y de los sectores más esnobs de la industria respecto al grupo.

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PREGUNTA. He leído que el festival Actual haréis una colaboración con La Pegatina, un grupo ligado a los movimientos okupas, las protestas sociales y la recuperación de los géneros musicales populares. ¿Cómo surgió?

RESPUESTA. Nos conocimos en Barcelona, en un concierto a favor de los refugiados. Nos habían invitado a los dos grupos. Ellos nos escribieron, sin saber que estábamos en el cartel, diciendo que les apetecía colaborar. Al tratarnos esa noche hubo buena onda. En el Actual, seguramente, haremos un intercambio, con cada grupo colaborando en una canción del concierto del otro. Es interesante porque somos sónicamente distintos.

P. Para muchos periodistas y músicos, Amaral protagonizó un giro social a partir del vídeoclip de 'Ratonera' y del concierto de apoyo al centro social ocupado Patio Maravillas (Madrid). ¿Comparte esta interpretación?

R. Pues no fue así exactamente. Crecimos en un par de barrios de clase trabajadora de Zaragoza. Yo estudié Filosofía y Letras gracias a una beca. Descubrí la música indie anglosajona en un Centro Social del barrio donde íbamos a beber barato y jugar a los futbolines. Allí ponían igual discos de Víctor Jara que de los ruidistas My Bloody Valentine o de cualquier banda del sello Creation, que era lo más moderno del momento. En nuestros discos anteriores hay muchas canciones que reflejan la realidad que vivímos, desde 'Revolución' hasta 'Marta, Sebas, Guille y los demás', donde hablamos de un amigo nuestro despedido tras estar trabajando sin contrato. La primera canción que me enseñó Eva fue 'Rosita', que trata de una chica sin techo que se encontraba en la Plaza de los Sitios, un lugar céntrico de Zaragoza y cercano a la Escuela de Artes donde Eva estudiaba. En nuestro primer disco había una canción que escribimos durante un concierto en Menorca que se llama 'El año en que Allen Ginsberg murió', inspirada en sus libros de poemas. También de esa época es 'No sé qué hacer con mi vida', que habla de estar en paro o sobreviviendo en trabajos precarios, algo que nos ocurrió a nosotros y a nuestros amigos. Esta línea se ha mantenido a lo largo de todos nuestros discos. Aunque la verdad es que los dos pensamos que el mundo no se cambia con consignas y guitarrazos, sino fomentando el apoyo mutuo. Si pudiera cambiarse con canciones, poemas o libros estaríamos escribiendo todo el día.

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P. ¿Nos hemos equivocado, entonces, al percibir a Amaral como otro grupo a medida de la radiofórmula?

R. Estas letras que comento le han chocado a mucha gente. Cuando Eva compuso 'Salir corriendo', que es una invitación a escapar del maltrato machista, vimos periodistas desconcertados. No entendían que un grupo tan popular se preocupase por eso. Además ella hizo un corto donde interpretaba a una chica que sufría malos tratos. Nos pasó lo mismo con 'Revolución', incluso hubo periodistas a quienes les extrañaba escuchar esa palabra en nuestra boca. Volvió a pasar con 'Marta, Sebas, Guille y los demás', que es una canción casi documental sobre personas reales cuyos nombres son reales también. Nos obsesiona que nuestras canciones sean reales. Es imposible juzgar si lo que compones es bueno o malo, pero sí puedes esforzarte para que sea real, que esté traspasada por algo verdadero. En ese contexto se inscribe todo nuestro trabajo. Nunca nos hemos visto como especialmente políticos o comprometidos.

P. Pero, ¿comprende que la percepción del grupo puede estar distorsionada porque la mayoría os conocimos a través de la radiofórmula, entre anuncios de Coca-cola y bustos parlantes que venden lo que sea?

R. Sí, lo entiendo, pero ese no es un contexto que podamos controlar. Además, yo agradezco mucho a los locutores de grandes medios que nos han programado, ya que es la manera de llegar al público. Algunos de esos locutores son amigos. Pero nosotros solo nos responsabilizamos de lo que podemos controlar. Ahora mismo estoy recordando que nuestra primera actuación fue un concierto colectivo en Zaragoza contra el Tratado de Maastricht. En los barrios obreros, donde ya entonces se pasaba mal, sabíamos que no iba a traer nada bueno para nosotros.