De 'Incendios' a 'La Cocina', el mejor teatro de 2016

Un año en una decena de obras

Los balances de final de año siempre son injustos. Hay trabajos que se quedan fuera de esa categoría de 'lo mejor del año' injustamente y listas interminables que hay que pulir. No están todas las que son, pero estas son las diez (con trampa) obras de teatro que más nos han marcado este año que ahora termina, a las que hay que sumar dos grandes títulos que han supuesto un hito en la zarzuela y la ópera en nuestro país.

2016 ha sido el año de los concursos y el fuego cruzado en los teatros de Madrid; el de las nuevas incorporaciones de Àlex Rigola y Natalia Álvarez Simó en los Teatros del Canal, Carmen Portacelli en el Español y Mateo Feijóo en el Matadero, pero también el año en el que hemos recuperado el Pavón convertido en el Pavón Teatro Kamikaze gracias a la valentía y la bendita osadía de sus impulsores (Miguel del Arco, Israel Elejalde, Aitor Tejada y Jordi Buxó) y en el que hemos perdido salas como Kubik, La pensión de las pulgas o La Guindalera porque el teatro sigue necesitando mucho más apoyo, además de que se convierta en una realidad cuanto antes la bajada al 10% del IVA cultural para los espectáculos públicos.

En cualquier caso, en esta lista también deberían figurar grandes trabajos como 'La extinta poética' que está cerrando el año en el Teatro Español con un trabajo potentísimo de La Zaranda; 'La estupidez' y su tour force actoral (cinco intérpretes para 24 personajes); 'Ragazzo', con una colosal interpretación de Oriol Pla; el canto al amor y la familia que es 'Todo el tiempo del mundo', de Pablo Messiez; la divertida 'Cervantina' de Ron Lalá, que ha vuelto a conseguir que Cervantes sea divertido, hilarante y adictivo como un virus; la personal disección de las relaciones más inexplicables y especiales que es 'La noche de las tríbadas'; lo importante que es subir a nuestros grandes dramaturgos a las tablas como hizo Ernesto Caballero en el CDN con Max Aub y 'El laberinto mágico' o seguir 'Leyendo a Lorca' junto a una sensible, camaleónica y apasionada Irene Escolar. "Hay que destruir el teatro o vivir en el teatro", recuerda la actriz que dijo el poeta. Esta lista, a pesar de sus defectos y olvidos, pretende que sigamos viviendo el teatro.

'Incendios'

Difícil, dura, poética y con unas interpretaciones formidables con la grandísima Nuria Espert a la cabeza. 'Incendios' es sin ningún género de dudas el montaje de este 2016 (ojo con la gira) y probablemente su estela permanecerá durante muchos años viva. La ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Artes ofrece una magistral interpretación (inolvidable su parlamento en la escena del juicio) acompañada de Carlota Olcina, Álex García, Laia Marull, Lucía Barrado, Alberto Iglesias y Edu Soto.

Decía la actriz que esta obra de Wajdi Mouawad es "la mejor obra de la segunda mitad del siglo XX". No le faltaba razón porque 'Incendios' es un trabajo poderoso y dolorosamente bello que aborda con una sensibilidad exquisita, pero sin tiritas, algo tan actual como la guerra y el conflicto de los refugiados. "No amamos la guerra ni la violencia, pero hemos hecho la guerra y hemos sido violentos", resume en un momento de la función el personaje al que da vida Nuria Espert. Poesía y belleza pero también desgarro y una bofetada certera son las emociones que propina al espectador este imprescindible espectáculo dirigido por Mario Gas.

'La cocina'

Una auténtica exhibición de músculo, que aturde y clava en el asiento por igual, es 'La Cocina' de Sergio Peris-Mencheta. El actor y director ya había dejado claro su excelente trabajo tras el escenario pero en este montaje se ha superado y ha conseguido sacar adelante con nota una pirueta difícil de superar: coordinar con maestría a un colosal elenco de 26 actores, con interpretaciones tan destacadas como las de Silvia Abascal y, en especial, un brutal Xabier Murua.

'La Cocina' será otro de esos espectáculos que serán recordados durante años, lo primero por la proeza que supone en estos tiempos levantar una producción de estas dimensiones. Una proeza que, en realidad, se podría definir como una ocasión única en épocas de teatro de mesa camilla. A esto se suma la actual crítica al capitalismo, la alienación de los trabajadores y las complicadas relaciones entre personas de las nacionalidades más opuestas que se esconden en el corazón de esta 'bestia' cargada de pucheros y fogones que ha creado con una visión inmejorable el escenófrafo Curt Allen Wilmer. Un espectáculo para los sentidos, frenético y apabullante que se merecería, sin duda, tener más vida en los teatros públicos.

'Hamlet'

Este año también ha sido el de Miguel del Arco. Dos obras de teatro, una zarzuela, su estreno en el cine con 'Las Furias', abrir el Pavón Teatro Kamikaze y el 'Hamlet' que estrenó en primavera en el Teatro de la Comedia. No es fácil meterle mano a la gran tragedia de Shakespeare, pero el director ha sabido diseccionar la obra con pulso para centrarse en el conflicto psicológico de su protagonista y convertirlo en una atmósfera tan atractiva como opresiva.

Destacó sobremanera el trabajo sobresaliente de Israel Elejalde en la piel de un perturbado príncipe que, en realidad, no está tan loco como roto por el dolor tras el asesinato de su padre y la conciencia de su orfandad y la traición. Maquiavélico, desgarrado, lúcido pero también insconsciente, su Hamlet explora los recovecos mentales de un personaje impetuoso, obsesivo, turbio y enigmático. La interpretación de Elejalde no solo es compleja sino que (y estamos ante un actor que acostumbra a vaciarse en cada personaje) evidencia con maestría esos estados mentales tan contradictorios por los que pulula su personaje. Junto a él, Ángela Cremonte, Ana Wagener y José Luis Martínez redondean un espectáculo digno de estar en los mejores puestos de esta lista.

'El perro del hortelano'

Helena Pimenta ha firmado un gran montaje del clásico de Lope de Vega, y no lo tenía fácil porque la película de Pilar Miró está en la retina del gran público. 'El perro del hortelano' del CNTC es divertida, está bien construida y tiene tres grandes interpretaciones de Marta Poveda, genial en su histriónica Diana esta vez no tan muda ni caprichosa sino más presa del que dirán y su estatus, un Rafa Castejón convertido en un enamoradizo secretario que gracias a su trabajo ha convertido a este personaje en un interesantísimo antihéroe y un siempre imprescindible Joaquín Notario, que borda cualquier papel que se le ponga por delante.

La directora de la CNTC y Álvaro Tato, responsable de la adaptación, han ambientado la obra en la Nápoles del XVIII y, sobre todo, le han aportado una acertada visión femenina y feminista al texto porque, en el fondo, esta obra no es más que el drama de una mujer que ostenta el poder y que ni mucho menos es, como siempre se la ha pintado, una histérica y un "monstruo de mudanzas". Tras su estreno en el Teatro de la Comedia, este clásico sigue de gira este año y no es recomendable que se lo pierdan.

'Yo, Feuerbach'

Una de las mejores lecciones de actuación que hemos visto este año es la de Pedro Casablanc en 'Yo, Feuerbach'. El actor se mete entre pecho y espalda un intenso personaje que habla de los vaivenes de su profesión con sus virtudes y sus caídas y del cinismo de una sociedad que nos exige reinventarnos pero en la que las segundas oportunidades quedan muy bonitas en la teoría y vetadas en la realidad. Eso es precisamente lo que subraya la adaptación de Jordi Casanovas del texto de Tankred Dorst.

Acompañado por Samuel Viyuela González, Casablanc encarna con pasión a este semipatético actor venido a menos tras siete años en el dique seco. Su certero trabajo es un manual de actuación pasando por todos los estados emocionales posibles, del histrionismo a la desesperación absoluta, de la vulnerabilidad a la ansiedad, del humor al abismo y el precipicio existencial. Casablanc ha seguido demostrando con este papel, igual que ya hizo en el impresionante 'Hacia la alegría', de Oliver Py, que es un monstruo escénico especialista en saltos sin red.

'La respiración'

El año comenzó con una de esas joyitas firmada por Alfredo Sanzol. 'La respiración' llegó al Teatro de la Abadía con el humor como bandera para hacer terapia colectiva. Sanzol nos volvió a transportar a su particular universo de fantasía, a medio camino entre la realidad y la ficción, para hablarnos sobre cómo afrontar una separación, poniendo el acento en la visión feminista de la pareja, y conseguir resucitar a pesar del envite.

Nuria Mencía estaba estupenda dando vida a Nagore, una naúfraga de sí misma a la que le falta el aire y le come la soledad pero que consigue exorcizar sus fantasmas en esta dolorosa y lírica obra repleta de rabia, dolor y esperanza. La acompañaban en esta terapéutica travesía Pau Durà, Gloria Muñoz, Martiño Rivas o Pietro Oliveira.

'Idiota'

La primera dirección de gran envergadura de Israel Elejalde, la primera obra que estrenó el nuevo Pavón Teatro Kamikaze y una aparente comedia con mucha mala baba escrita por Jordi Casanovas. 'Idiota', protagonizada por Gonzalo de Castro y Elisabet Gelabert, ha sido una de las sorpresas de esta temporada. Un thriller psicológico de humor afilado complejo en sus giros, cinematográfico en su puesta en escena y que juega a placer con un espectador que muerde el anzuelo con la misma facilidad que lo hace su trágico conejillo de indias.

'Idiota' es, en el fondo, un campo de minas psicológicas que presiona nuestras (asumidas) certezas. ¿Hasta cuándo quieres seguir siendo idiota? nos preguntábamos en El Confidencial cuando se estrenó la obra porque este montaje retuerce la manipulación, la opresión, la codicia, la desinformación, la crisis, nuestro propio precio y la estupidez humana hasta el sonrojo. Elejalde dirige la obra con mano firme y exactitud en el opresor tempo por el que va naufragando su protagonista y De Castro le pone ese patetismo histriónico a un hombre que, aunque nos cueste reconocerlo, podría ser cualquiera de nosotros. Sigue en cartel hasta el 8 de enero, están avisados.

'Historias de Usera'

Esta obra representa esas historias tristes que pueblan nuestros escenarios pero con un pequeño destello feliz. A las órdenes de Fernando Sánchez-Cabezudo (actual director del Corral de Alcalá), 'Historias de Usera' fue la despedida de la sala Kubik tras seis años de vida y terminó en Matadero Madrid. Alfredo Sanzol, Miguel del Arco, José Padilla, Alberto Olmos, Denisse Despeyroux y Alberto Sánchez-Cabezudo convirtieron en teatro emotivo y divertido historias del barrio madrileño.

Actores y vecinos de Usera se unieron en el escenario para hacer realidad esta joya tallada a base de cariño, ternura, profundidad y cercanía que demuestra que la historia de cualquier barrio es en realidad la historia más universal. Siete narraciones que van desde aquella pareja imposible que se reencuentra con los años hasta esa mujer convencida de que El Cordobés es su hijo y se lo robaron al nacer o el personal vampiro chino dependiente de un bazar que firma Olmos. Siete historias que bien podrían contarse a la fresca con las sillas en la calle porque es en el barrio donde cualquier diálogo es posible.

'Proyecto Homero'

Seguimos enamorados de La Joven Compañía, lo confesamos. Su trabajo creando cantera de actores jóvenes y abriéndoles los escenarios y el acercamiento tan actual y certero de los clásicos a los jóvenes (y no tanto) aún debe reconocerse más en este país. Este año se metieron en un reto mayúsculo. Nada menos que adaptar las dos grandes epopeyas de la historia de la literatura.

Con la firma de Alberto Conejero y Guillem Clua y dirigidos por José Luis Arellano, su 'Proyecto Homero' es toda una lección de que el teatro bien hecho es accesible para todos los públicos, divertido y tremendamente estimulante. Nada mejor que terminar de ver 'La Ilíada' y 'La Odisea' y ver a adultos y chavales comentando cada día la función con sus protagonistas y estableciendo conexiones entre los textos de Homero y la realidad siria, los refugiados o el concepto de Europa. En enero estrenan nuevo montaje, 'La isla del tesoro'. No lo olviden.

Un cuarteto de lujo

Juntar a estos cuatro grandes de la escena española en una sola categoría es hacer trampa pero es que tener a estos grandísimos y veteranos actores en la misma temporada sobre las tablas es muy destacable, y encima con cuatro trabajos sumamente emocionantes. Este año ha sido el de Concha Velasco. La actriz, reciente ganadora del Premio Nacional de Teatro y que en julio recibió el Premio Corral de Comedias del Festival de Teatro Clásico de Almagro, ha pisado fuerte los escenarios en 2016 con 'Reina Juana'. Crítica y público hemos alabado una interpretación difícil y sentimental en este intenso monólogo en el que se mete en la piel de Juana de Castilla. Su amigo y compañero José Sacristán también ha dado este año otra lección de interpretación en 'Muñeca de porcelana', el texto que David Mamet estrenó en Broadway con Al Pacino al frente y que es toda una colonoscopia al poder.

Emocionante también fue la lección de Héctor Alterio en 'El padre'. El actor argentino disecciona la vejez y el alzheimer en esta conmovedora obra de Florian Zeller. Por último, una enorme Julia Gutiérrez Caba (cómo echábamos de menos esa voz proyectada en el patio de butacas) volvió a las tablas acompañada por Miguel Rellán en 'Cartas de amor'. Esperamos que una reunión de grandísimos actores como esta no sea una casualidad.

+1: '¡Cómo está Madriz!'

El trabajo de Miguel del Arco en el Teatro de la Zarzuela será recordado durante años y no sólo por los abucheos y la polémica que generó entre el sector más conservador, gris y aburrido del público. Será recordado porque el 'kamikaze' ha demostrado que un género tan cañí como envejecido como la zarzuela puede ser divertido, político y social... y joven.

Su '¡Cómo está Madriz!' fue un hilarante sainete con un Paco León sembrado. Del Arco demostró que el género chico puede estar apolillado o ser lo más actual que nos podemos echar a la cara. Su adaptación convirtió las obras de Chueca y Valverde ('La Gran Vía' y 'El año pasado por agua') en un gran musical protagonizado por Pablo Iglesias (el del PSOE y el de Podemos), Bárcenas, Pujol o Aguirre con referencias al capitalismo, al bipartidismo, las clases sociales, la justicia o la corrupción en pleno año de locura electoral. ¿Podría ser más actual?

+2: 'La flauta mágica'

En el capítulo de ópera hay que destacar la maravillosa puesta en escena de 'La flauta mágica' que presentó el Teatro Real el pasado mes de enero. El clásico de Mozart se pudo ver en su versión más atípica y cinematográfica con una puesta en escena preciosa y sorprendente que ahondaba en el cine clásico de Buster Keaton y Chaplin pero también en el imaginario del cine de animación, Disney, el pop art o el clown.

Dirigida por Ivor Bolton en la parte musical y por Suzanne Andrade y Barrie Kosky en la escenográfica, esta ópera fue un auténtico bombón, original y con un montaje para el recuerdo. Por primera vez en el Real no vimos una inconmensurable escenografía sino que lo único que presidía el escenario era una pantalla blanca con varias compuertas sobre la que se proyectaba todo el universo fantástico por el que volaban un Tamino convertido en Rodolfo Valentino, una Pamina que recordaba a Louise Brooks, Papageno Keaton o un Monostatos convertido en Nosferatu. Una auténtica ópera de cine que será muy difícil de olvidar y de superar por su vistosidad y originalidad.