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Ayax y Prok, el rap para perros sin bozal
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crónica del concierto en HOSPITALET

Ayax y Prok, el rap para perros sin bozal

Los gemelos granadinos, pendientes de juicio por injurias a la policía, prenden a la juventud periférica con su feroz rap con conciencia

Foto: Ayax y Prok
Ayax y Prok

La calle Cobalto está desierta. La mayoría de los polígonos industriales de España tienen nombres de este estilo: Cobalto, Energía, Metalurgia, Acero... Y en muchos de ellos hay alguna nave reconvertida en discoteca o sala de conciertos. Es allí donde la sociedad española está arrinconando a la juventud de clase obrera para que consuma sus horas de ocio cada fin de semana. Doblando por la calle Riera dels Frares aparecen tímidos restos de un botellón. Apenas una decena de latas de bebidas energéticas y cervezas. Dos o tres grupitos apuran el último cigarro liado y cargado y el último trago de la litrona antes de entrar, que ya es hora, a la sala Salamandra de L’Hospitalet del Llobregat. Estamos en el extrarradio del extrarradio de Barcelona.

El aforo del local es de 850 personas. No cabe una más. Y, sin embargo, lo inquietante es el silencio. Todos escuchan con atención las últimas rimas de Fernando Costa, el telonero. Cuando acaba, el discjockey de la sala pincha rap yanqui viejo. Estilo 'Insane in the brain', de Cypress Hill. En la barra hay siete camareros, pero solo uno sirve cerveza. El resto están de brazos cruzados porque nadie pide nada. Los seguratas, con la palabra CONTROL impresa en su cazadora, hablan de sus cosas porque tampoco hay nada que controlar.

Frente al rap gracioso, al rap vistoso, al rap ingenioso, al rap follador y al trap molón, Ayax y Prok escupen música para perros sin bozal

El escenario de la Salamandra es altísimo. Metro y medio, por lo menos. A muchas chicas de primera fila les llega a la altura de la barbilla. Hay muchas chicas en primera fila. Son jovencísimas. Pasan diez minutos de las diez de la noche y ya no aguantan más: quieren ver a los gemelos. Los chavales también quieren que salgan Ayax y Prok a escena, pero antes lo hace DJ Blasfem, que calienta la sala con varios cortes de rap español. Suena 'En la oscuridad', del malagueño Foyone. También cae una del regreso del maestro. “Kase-O ha vuelto al ejercicio / La primera frase es para los que están desde el inicio / La segunda es para los que estabais esperando / Ahora quiero veros celebrando”.

Dos gargantas astilladas

Ayax y Prok salen del camerino como dos novillos del toril: desatados y dando tumbos. A sus 24 años, aún tienen cara de niños, pero ya cantan con la garganta astillada como los neoyorquinos Onyx. Saltan como dibujos animados y rapean como jabalís ensangrentados. “Esto es rap serio de verdad”, precisa Ayax. “Esto es rap seco, seco”, insiste. “Cómo me gusta la mierda seca”, se regodea. A lo que su hermano Prok responde: “La otra resbala, ¿no?”. La gente se parte de risa, pero esto no va de broma. “Esto es música para fruncir el ceño,” insiste Ayax.

Prok lleva las riendas del flow y se centra más en mantener el rumbo de las letras. Ayax se recrea en la interpretación. Da patadas, solloza, gesticula o se enerva, en función del contenido de los versos. Cuando Prok recita 'El bicho', él le levanta la camiseta intentando librarlo del insecto que lo posee. También se inventa robóticos movimientos de baile entre Chiquito y C3PO. Y se gana al público con frases en catalán: “¡Calma, si us plau!”. “Tanca la porta!”. Prok se marca un espídico monólogo con acento argentino. Los gemelos tienen guasa.

'El Bicho'

Tres chavales se piden una cerveza. Una para los tres. Una chica con aspecto de fan de la serie 'Pulseras rojas' no para de gritar el nombre de los dos gemelos. Les llueven los piropos, pero ellos siguen a lo suyo. Frente al rap gracioso, al rap vistoso, al rap ingenioso, al rap follador y al trap molón, Ayax y Prok escupen música para perros sin bozal. “Esto es rap con conciencia”, aclaran una y otra vez. Cualquier pausa entre canción y canción les sirve para insistir en la intención social de su música. Y para agradecer el llenazo de esta noche, claro. “¡Sois los mejores!”. “¡A vuestros pies!”. Podrían ser los elogios de los fans hacia el dúo, pero son Ayax y Prok quienes los lanzan a su público.

“¿Ha valido la pena pagar diez euros para ver a estos dos bastardos esquizofrénicos?”, pregunta Ayax. Y solo ha pasado media hora de concierto.

Salidos del mismísimo Albayzín

Hasta hace cuatro días, estos dos raperos granadinos escribían letras en su habitación. “En pijama, rascándonos los huevecillos”, describen ellos mismos en el escenario. Y, de repente, se encuentran a más de 1.000 Km. de su casa cantando ante más de 800 personas que han agotado todas las entradas. La sorpresa está siendo mayúscula, pero tiene una explicación. “Empatizamos con vosotros porque nos conocemos”, sueltan. Ayax y Prok son chavales de clase obrera componiendo versos para chavales de clase obrera. Sus letras no necesitan traducción. Tampoco necesitan un altavoz que las promocione.

'Orgullo y prejuicio'

En 'Orgullo y prejuicio' hablan del desprecio y del miedo con que les miran los curiosos que se acercan a su barrio, remodelado para atraer visitantes. Ellos hablan del Albaicín, pero esa misma letra podría servir de banda sonora para los chavales del barrio barcelonés del Carmel que ven cómo las hordas de turistas suben al mirador de las baterías antiaéreas a ver la puesta de sol. En cada ciudad gentrificable hay gente que puede hacer suya esta letra.

Los gemelos van de cara y buscan la complicidad de su público. Es una complicidad que vaya mucho más allá de la admiración por sus letras o sus futuros discos. “Veo mucho guerrero y mucha guerrera aquí”, celebra Ayax. A lo que Prok añade: “Nos estamos yendo a tomar por culo. Necesitamos guerreros. Cuantos más seamos, mejor”. No hablan de la salud del rap. Hablan de supervivencia, de lucha de clases. Y lo corroboran cuando declaran luchar “contra los prejuicios, contra las desigualdades y contra los fachas”.

Es todo un espectáculo ver más de 800 puños en alto recitando las 900 palabras de 'La flauta de Hamelín'. Por ejemplo, versos como estos:

Harto de fachas, de manchas, de malas rachas,
¡Mamá! Que no vea que te agachas,
¡Yo! Seré la antorcha que ilumine esta senda
¡Yo! Tendré la fuerza pa' salir de esta prueba,
Que mi alma se eleva cuando llega la poesía,
Que la vida es mía y no podéis tocarla...
Soy el sueño del obrero y no hay miedo,
Ese miedo que creasteis pa' controlar al pueblo.

'La flauta de Hamelín'


Ellos lo confirmarán o desmentirán, pero en sus ojos se advierte que esta puede estar siendo la gran noche de su corta carrera. El público lo canta todo, hasta la base del 'Bang bang (My Baby Shot Me Down)', de Nancy Sinatra sobre la que recitan 'Mi musa'. El calor empieza a ser insoportable. El sudor de la camiseta de Ayax ya le empapa el pantalón, pero no quiere toalla. En cambio, Prok no ha soltado la toalla hasta hace un minuto. En breve, el calor será fuego.

Varios chavales lucen sudaderas con la leyenda 'Straight Outta Albaycín' en referencia al clásico Straight Outta Compton. Era grito de guerra y título del primer disco de N.W.A., el grupo más célebre de rap de barrio de Los Ángeles.

¿De qué sirven los maderos?

Ayax y Prok pasaron de ser una promesa más del rap granadino a ocupar titulares de prensa debido a una acusación de injurias por parte de la policía. Y todo por la letra de 'Polizzia', cuya frase estrella es: “¿de qué sirven los maderos si no es para hacer fuego?”. También se les acusa de infringir la Ley Mordaza por incluir imágenes de agentes en el videoclip, aunque el dúo lo filmó cuando no existía tal ley. Ya lo dicen ellos en 'A palabras nazis, oídos rojos': “La libertad de expresión siempre tuvo un límite / Ese límite siempre lo decidió la élite”.

'Polizzia'

'Polizzia' roza los tres millones de visitas en Youtube y, obviamente, es la canción estrella de la noche. ¿Quién iba a imaginar que la inmortal base del 'Sound of da police' de KRS One tendría una séptima vida gracias a un par de gemelos de Granada (Spain)? Ayax saca pecho como autor de la letra y pide al público que imite los gestos de un macaco para dar mayor lustre a la canción. La chiquillada no resta valor a las verdades que recuerda la letra: “El rap nació de la emergencia, de la necesidad de gritar”, exclaman. Y el público expresa esa necesidad de gritar coreando todas y cada una de sus letras. En solitario, en pareja, en grupos de tres y en corros de siete. Con acento catalán o andaluz.

Los granadinos no quieren dejar cabo suelto. Prok aprovecha otra pausa para cascarse una parrafada con citas de Nietzsche. Ayax baja la filosofía a tierra firme y dice que el pueblo es el instrumento más poderoso. “Hospitalet, tu destino lo tienes por escribir”, insisten, parafraseando sus propios versos.

El tiempo se consume y los gemelos pactan despedirse con un poco de freestyle. Hay mucho nivel. Hermano contra hermano. Hermano con hermano. Ayax y Prok acaban de rodillas ante el público visiblemente emocionados. Agradecen una última vez el calor recibido. “Acordaos de nosotros”, piden, antes de abandonar el escenario de Salamandra. Cómo olvidar una noche así.

La calle Cobalto está desierta. La mayoría de los polígonos industriales de España tienen nombres de este estilo: Cobalto, Energía, Metalurgia, Acero... Y en muchos de ellos hay alguna nave reconvertida en discoteca o sala de conciertos. Es allí donde la sociedad española está arrinconando a la juventud de clase obrera para que consuma sus horas de ocio cada fin de semana. Doblando por la calle Riera dels Frares aparecen tímidos restos de un botellón. Apenas una decena de latas de bebidas energéticas y cervezas. Dos o tres grupitos apuran el último cigarro liado y cargado y el último trago de la litrona antes de entrar, que ya es hora, a la sala Salamandra de L’Hospitalet del Llobregat. Estamos en el extrarradio del extrarradio de Barcelona.

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