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Cantantes, jóvenes, guapos... ¿y coreanos? El k-pop engancha a la juventud española
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Cantantes, jóvenes, guapos... ¿y coreanos? El k-pop engancha a la juventud española

A los adolescentes españoles les gusta la música coreana. Grupos comerciales con música pegadiza y bailes coreografiados. Es el fenómeno k-pop

Foto: El grupo de k-pop BTS.
El grupo de k-pop BTS.

Hace un par de semanas, en lista de Trending Topic de España aparecían las palabras Atleti y Chelsea y la etiqueta #GHDevuelveNuestroDinero, pero también un 'hashtag' que la mayoría no entendía: #SpainWantsBTS. Bajo esta frase, miles de mensajes pedían que un grupo de jóvenes asiáticos hicieran un concierto en nuestro país. No aparecen en la lista de los discos más vendidos, no suenan de forma machacona en la radio y los medios no hablamos de sus escándalos pero forman parte de un fenómeno mundial llamado k-pop, música hecha en Corea, cantada en coreano.

¿Suena friki por venir de Asia? Cantan en coreano, sí, pero no se distinguen mucho del típico grupo de fans creado y moldeado por la industria: jóvenes que visten a la última, melodías pegadizas, bailes coordinados al milímetro… Ya lo hicieron New Kids on the Block, Take That, Backstreet Boys o las Spice Girls. La industria coreana se distingue de la americana en la capacidad de crear este tipo de grupos. Hace unos años debutaban 20 grupos en un año; ahora 50. No esconden que las grandes empresas hacen 'castings' para buscar a chavales —chicos y chicas, aunque son mayoría los grupos masculinos— que bailen y canten bien para luego crear, a su gusto, un grupo que volverá locos a los fans. Pueden estar años entrenando para conseguir la fama pero no todos consiguen vivir de esto.

BTS-Fire

En nuestro país la mayoría de seguidoras de este tipo de música son adolescentes pero no son los únicos. Itziar Sanz tiene 28 años y es una de las fundadoras del club de fans de BTS. Nos confiesa que el club animaba a crear este tipo de 'hashtag' para llamar la atención de la industria coreana pero ahora son los propios seguidores, a título individual, quienes crean —e impulsan— las etiquetas. El club manda cartas y hasta encuestas a la productora del grupo para demostrar que venir a España a hacer un concierto es rentable. “Lo que ha pasado aquí con BTS no ha pasado con ningún grupo antes. BigBang es muy famoso pero no a todos nos gustan”, nos cuenta Itziar. En un año ha visto duplicar el número de seguidores en Twitter: ya son más de 20.000.

Para entender el fenómeno un poco más, otra cifra: la Asociación Han-a reúne a varias asociaciones con el objetivo de promocionar la cultura coreana. En el apartado de club de fans se pueden contar más de 70. Algunos están activos, otros no. Los grupos de música crecen rápido pero también desaparecen a la misma velocidad. Hay algunos que llevan más de 10 años pero muchos acaban en la maldición de los cinco años: separaciones, disolución, etc.

El fenómeno es mucho mayor en otras partes de Europa. En Londres o París los grupos llenan estadios. BTS, por ejemplo, acaba de entrar en la lista de éxitos de Reino Unido con su último álbum. “Yo me enganché a esto hace años porque aquí no había un grupo así. Ahora estoy viviendo mi adolescencia”, confiesa la creadora del club de fans.

Itziar empezó leyendo manga. En un foro escuchó una canción y empezó a investigar qué era aquello. “Después descubrí los dramas —telenovelas— y películas”. A Nuria Fuentes, una de las fundadoras de Han-a, le pasó algo parecido. Hace siete u ocho años veía películas y dramas, donde la banda sonora eran puro k-pop. Y de una cosa a otra. Ahora tiene 30 años y ha notado el salto generacional, cada vez hay más fans de este movimiento y la asociación tiene cinco sedes por toda España. “Esto no va a parar, cada vez hay más gente a la que le gusta. Las redes sociales ayudan a tener mucha información de los grupos, saber de su vida...”.

Los cantantes son embajadores de la cultura coreana. Lo normal es que los seguidores acaben estudiando el idioma —Itziar lleva seis años con ello— y que incluso quieran viajar al país. Este interés por conocer la cultura coreana ha llamado la atención del gobierno asiático. Hace cinco años abrió el Centro Cultural Coreano en Madrid y este verano organizaron la k-pop Academy con profesores que entrenan a los grupos famosos. No es baladí: "El símil es como si el entrenador del Real Madrid viniera a Corea a enseñar a nuestros futbolistas". Las plazas fueron insuficientes para atender la demanda.

Curso intermedio de k-pop.

“Fue un 'shock'. Los propios profesores se sorprendieron de que hubiera tantos seguidores”, confiesa Seungjun Lee, encargado de los eventos relacionados con el k-pop. Lee tiene una teoría para este fenómeno. “En España no tenéis este tipo de música y esta es fácil de cantar y bailar. Es de buena calidad”. Nuria añade los videoclips, llamativos, con coreografías, que acaban enganchando. “Además siempre traen alguna frase en inglés para que puedas seguirlos”.

Lee confiesa que es gran seguidor de este tipo de música, “pero yo ya soy de otra generación, de los 2.000”, dice en un perfecto castellano. Los grupos de ahora, asegura, son “más rebeldes, no se cortan, dicen lo que quieren. Además, son más cercanos a los fans, enseñan que son más seres humanos, no dioses”. De hecho, Itziar explica que le gusta más este tipo de música porque los cantantes publican parte de su vida en internet, son cercanos “te caen bien”, algo que, en su opinión, no hacen los cantantes americanos.

BigBang

Según el libro ‘K-pop beyond Asia’ editado por el ministerio de Cultura Coreano, este movimiento comenzó en Corea en los años noventa cuando el cantante Kim Gunmo consiguió vender 2,5 millones de copias de su álbum. Al mismo tiempo la cantante Kim Wansum se convertía en la primera mujer en vender más de un millón. En el 92 debutó el primero grupo clasificado como k-pop y en el 97 llega la primera generación de de los k-pop. Si hablamos de la historia de esta música es inevitable pararse en 2012. El mundo trataba de cantar coreano mientras bailaba como si montara un caballo. El fenómeno del Gangnam Style fue mundial. PSY consiguió meterse en la lista de los Billboard y su vídeo lleva más de dos millones y medio de visitas en YouTube. ¿Lo entienden ahora? Música pegadiza y un baile divertido. Si añaden a eso chicos jóvenes y a la última, ¿cómo no les va a gustar a los adolescentes?

Un elemento más para la combinación ganadora: el 'merchandising'. Los grupos nuevos sacan álbumes cada cinco o seis meses, con pocas canciones. Ediciones especiales en China, Japón… Itziar nos enseña varios discos de BTS y otros grupos que ha comprado por internet: libros con decenas de fotos, láminas, fotografías, cartas con sus caras… Y los incondicionales compran de todo. “Cuando mi padre me pregunta por qué escucho música en coreano siempre le contesto lo mismo”, apunta Nuria. “Tu escuchabas a los Beatles y no entendías el inglés”.

Hace un par de semanas, en lista de Trending Topic de España aparecían las palabras Atleti y Chelsea y la etiqueta #GHDevuelveNuestroDinero, pero también un 'hashtag' que la mayoría no entendía: #SpainWantsBTS. Bajo esta frase, miles de mensajes pedían que un grupo de jóvenes asiáticos hicieran un concierto en nuestro país. No aparecen en la lista de los discos más vendidos, no suenan de forma machacona en la radio y los medios no hablamos de sus escándalos pero forman parte de un fenómeno mundial llamado k-pop, música hecha en Corea, cantada en coreano.

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