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Honey Boo Boo, la reina de los 'paletos' que conquistó EE.UU antes que Trump
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Honey Boo Boo, la reina de los 'paletos' que conquistó EE.UU antes que Trump

Como una 'pequeña Miss Sunshine' sureña, Alana 'Honey Boo Boo' se convirtió en la gran representante de la América profunda en la pequeña pantalla

Foto: Honey Boo Boo and Mama June en un momento de 'Toddlers and Tiaras'
Honey Boo Boo and Mama June en un momento de 'Toddlers and Tiaras'

El pasado 9 de noviembre ocurrieron cuatro cosas aparentemente imprevisibles que cambiaron el curso previsto de la historia. Cuatro cosas que han hecho saltar por los aires las certezas sobre las que hasta entonces se asentaba el orden natural de las cosas y que han provocado la catarsis -y un intento de epifanía- de gran parte de la sociedad occidental. El pasado 9 de noviembre, el infierno se congeló, las ranas criaron pelo, los cerdos volaron y Donald Trump salió elegido como el 45º presidente de los Estados Unidos de América.

Fue entonces cuando el mundo volvió los ojos hacia ellos. Los 'hillbillies', los 'rednecks', la 'white trash': los 'paletos' de la América profunda, esa población rural blanca, con escasa formación y bajo nivel adquisitivo, dedicada mayoritariamente al sector primario y secundario. Era la venganza de la 'basura blanca'. Ignorados, depauperados y ridiculizados durante décadas, llegaban al poder aupando a un candidato que por fin los ponía en el mapa, los tenía en cuenta y que -obviando los miles de millones de diferencia en las cuentas bancarias de uno y de los otros- se parecía más a ellos que cualquier candidata 'pijiprogre' representante del 'establishment' y de esa élite universitaria que, poniéndose en lo mejor, siempre les había mirado con la condescendencia de los egresados de la Ivy League.

La 'white trash': los 'paletos' de la América profunda, esa población rural blanca, con escasa formación y bajo nivel adquisitivo, dedicada mayoritariamente al sector primario y secundario

Pero la realidad es que, antes de Donald Trump, la 'basura blanca' de Estados Unidos ya había encontrado una reina que los representara. Corría el año 2012, en un capítulo de 'Toddles and Tiaras' -algo así como 'Bebés y tiaras'-, una serie documental del canal TLC que retrataba los entresijos de algo tan espeluznante e ideosincrásico de la cultura estadounidense como los concursos de belleza infantiles. Entre kilos de laca, pestañas postizas, mucha transmisión de frustraciones maternas y el olor a dinero fácil aparecía por primera vez Alana 'Honey Boo Boo' Thompson, una aspirante a reina de la belleza de siete años salida de un pequeño pueblo del sur de Estados Unidos que, junto a su familia, encarnaba todos los rasgos estereotípicos del paleto sureño y que acabó convirtiéndose en una indiscutible estrella catódica, copando minutos y minutos en programas -desde Oprah Winfrey hasta Jimmy Fallon- y hasta mentada por el mismísimo Barack Obama durante la campaña con la que entonces esperaba revalidar su presidencia. Antes que a Donald Trump y sin tener que pasar por las urnas, la comunidad 'redneck' elegía por primera vez a su verdadera representante y coronaba, a falta de monarquía, a su nueva reina.

'Honey Boo Boo' en 'Toddlers and Tiaras'

"La familia de Alana es como el estereotipo de los liberales perezosos del sur de Estados Unidos", escribe el periodista y analista político Mike Barthel en un artículo publicado en 'New Republic'. "Cuando empezó la serie, June, la madre de Alana, estaba a punto de ser abuela con 33 años. Ninguna de sus cuatro hijas son del mismo padre, no está casada, a pesar de que ha estado con el padre de Alana, 'Sugar Bear' -'Oso de azúcar'-, durante ocho años. June tiene una minusvalía [es legalmente ciega por un problema de cataratas mal tratado en la infancia]. Comen espagueti con salsa hecha a base de ketchup y mantequilla. Incluso se escucha a alguien tirándose un pedo en los créditos de apertura de la serie".

Unos meses después de su aparición estelar en 'Toddlers and Tiaras', Alana conseguía su propio 'docu-reality', 'Here comes Honey Boo Boo' -'Aquí viene Honey Boo Boo'-, un espacio en el que enseñaba el día a día de su familia en McIntyre, una pequeña localidad en el estado sureño de Georgia, donde Trump -tanto en el condado como en el estado- ha conseguido mayoría. Alana 'Honey Boo Boo' tenía entonces 6 años, iba a convertirse en tía -su hermana de 17 años Anna 'Pichoncito' Shannon estaba embarazada-, y ganaba más de 20.000 dólares por cada uno de los capítulos grabados.

"Para mí los modales no son importantes", explicaba Mama June después de que su hija se peyese en directo durante una entrevista para la cadena nacional ABC

Su madre, Mama June, desvelaba cómo hacía para sacar adelante una familia de cuatro hijas con el sueldo de su novio 'Sugar Bear', contratista en unas minas de pizarra; los cupones que le facilitaba el Estado por su condición de desempleada y el dinero que conseguía llevando a su hija Alana de concurso de belleza en concurso de belleza. "Para mí los modales no son importantes", explicaba Mama June después de que su hija se peyese en directo durante una entrevista para la cadena nacional ABC, a la vez que exaltaba el profundo amor que siente por su familia. En anteriores entrevistas, se definía a sí misma como "redneck" y "reina de los cupones".

Ya entonces había quien tildaba a Donald Trump como "el Honey Boo Boo de los ricos".

Durante las cuatro temporadas que duró 'Here Comes Honey Boo Boo', Estados Unidos pudo ver cómo vivía esa minoría infrarrepresentada en los medios, abandonada por las administraciones; esa clase baja que estaba viendo cómo con la crisis sus puestos de trabajo iban desapareciendo y que miraba con recelo a los inmigrantes y afroamericanos con bajo nivel de estudios como los principales competidores del pastel laboral y de las ayudas sociales. Esa clase a la que hoy todos señalan como caladero de votos determinante en la victoria de Trump. En marzo de 2016, el actor y presentador Henry Rollins ya vaticinaba en la publicación 'L.A. Weekly' que Estados Unidos iba recibir el "tratamiento 'Honey Boo Boo'". También entonces, el rapero estadounidense Bun B se refería a Trump como una mezcla de "Honey Boo Boo, el Doctor Maligno de 'Austin Powers' y Mussolini en la carrera por la presidencia".

La matriarca de la familia de Honey Boo Boo nunca ha tenido reparos en mostrar ante las cámaras las compras al por mayor, los cerdos mascota de la familia, los problemas para lidiar con la obesidad y la diabetes fruto de una dieta basada mayoritariamente en bebidas carbonatadas y alimentos procesados, por un lado, y el tremendo orgullo por la graduación de su hija Jessica, la primera de la familia en finalizar la Educación Secundaria. Incluso en Estados Unidos, muchas veces tenían que subtitular la serie ante la difícil comprensión por parte de los espectadores de la jerga de la familia Thompson.

Honey Boo Boo visita los juegos olímpicos para 'rednecks'

En 2014, la serie se canceló abruptamente debido a un escándalo: los productores se habían enterado de que Mama June había empezado a verse con un hombre que había pasado 10 años en prisión acusado de abuso de menores. La familia de Alana perdía su principal fuente de ingresos y poco a poco volvía al ostracismo, con pequeñas apariciones aquí y allá en diversos magacines y programas sobre salud y alimentación.

Después de casi dos años de silencio, Honey Boo Boo vuelve a la palestra gracias a la victoria de Trump y al análisis que han hecho de ésta los medios y las redes sociales

Después de casi dos años de silencio, Honey Boo Boo vuelve a la palestra gracias a la victoria de Trump y al análisis que han hecho de ésta los medios y las redes sociales. No han sido pocos los que han utilizado a Alana y su familia como ejemplo del tipo de votante obvio -pero no único, hay que recordar- que ha convertido a Trump en presidente.

"Me pregunto qué porcentaje de los fans de Honey Boo Boo han votado por Trump ", escribe Rich en su cuenta de Twitter.

La publicación 'The Atlantic', citaba recientemente en un artículo a la historiadora Nancy Isenberg, de la Universidad Estatal de Luisiana, que acaba de publicar el ensayo 'White Trash: los 400 años de la historia jamás contada de las clases sociales en América', donde explica que "desde finales del siglo XX, el tejido social y económico estadounidense ha ido adelgazando" y han ido apareciendo "nuevas catalogaciones y representaciones de los blancos pobres en la cultura pop: 'Deliverance', 'Hee Haw' o 'Aquí viene Honey Boo Boo'", a las que sin embargo compara con "celebridades de la política como Tammy Faye Bakker, Bill Clinton y Sarah Palin".

"Los honeybooboos del país han hablado", se lamenta el tuitero Eli Rodríguez, mientras añade los 'hashtags' "elecciones" y "Trump".

Por su parte, el tuitero David Ilku propone a Honey Boo Boo como la próxima secretaria de Estado de Trump, en lugar del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, uno de los nombres que más suenan en las apuestas.

Pero más allá de los chistes y los 'memes' en internet, la realidad es que el próximo 20 de enero, Donald Trump subirá las escaleras del Capitolio para jurar su cargo como presidente de los Estados Unidos. A partir de ese día, la mayoría de las clases bajas estadounidenses esperan contar en la Casa Blanca con una figura que les represente, que les devuelva otra vez al mercado laboral y ese lugar en la sociedad que muchos creen haber perdido: todas sus esperanzas están puestas en Trump. Será entonces cuando el trasvase de poder esté completo: Honey Boo Boo le habrá cedido por fin la corona.

El pasado 9 de noviembre ocurrieron cuatro cosas aparentemente imprevisibles que cambiaron el curso previsto de la historia. Cuatro cosas que han hecho saltar por los aires las certezas sobre las que hasta entonces se asentaba el orden natural de las cosas y que han provocado la catarsis -y un intento de epifanía- de gran parte de la sociedad occidental. El pasado 9 de noviembre, el infierno se congeló, las ranas criaron pelo, los cerdos volaron y Donald Trump salió elegido como el 45º presidente de los Estados Unidos de América.

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