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De la leyenda negra al café para todos. Los símbolos de España al desnudo
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entrevista a ignacio merino

De la leyenda negra al café para todos. Los símbolos de España al desnudo

El escritor recorre la historia del país a través de sus símbolos en 'Por qué España'

Foto: Pedro Sánchez en un mitin en 2015 (EFE)
Pedro Sánchez en un mitin en 2015 (EFE)

España y sus símbolos. Tan fácil y tan difícil como eso. He aquí el el objeto de estudio del nuevo libro de Ignacio Merino (Valladolid, 1954) 'Por qué España. Una visión simbólica de la Historia' (Ariel, 2016), un recorrido por la historia de la península ibérica a través de sus símbolos. De Atapuerca a Almanzor. De la peste negra a la leyenda negra. De la desamortización de Mendizábal a la Transición.

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En 'Por qué España' Merino desmadeja el hilo simbólico del pasado español: el octógono tartésico, la impronta hebrea de Sefarad, el 'milagro gótico' o el hundimiento del imperio. Porque los símbolos "nos ayudan a descifrar los mensajes que emite la Historia como experiencia viva y acumulada. Nos permiten asimismo establecer categorías y comprender la voluntad humana que subyace en ellos, o su realidad más genuina y menos banal".

Y es que la identidad española a través de sus símbolos es “un tema candente, aún sin resolver en determinados lugares o entre cierto número de personas que conviene alumbrar desde una perspectiva nueva, contemporánea, despojada de prejuicios y tópicos que distorsionan la visión de conjunto”, cuenta el autor en el libro. Al habla con el escritor y periodista Ignacio Merino sobre la parte de su libro que va de la segunda mitad del siglo XX a nuestros días.

PREGUNTA. El capítulo dedicado a la simbología franquista lo titula 'Desarrollismo y populismo'. Populismo, sí, una palabra tan de moda ahora -y tan instrumentalizada políticamente- que va camino del achicharramiento. Al hilo: ¿qué tenía el franquismo de populista?

Respuesta. El populismo se basa en el entusiasmo de la masa. Y en la aclamación. Los símbolos del franquismo -los de la Falange y los de Franco- estaba trufados de ese espíritu. El populismo consiste en priorizar las necesidades primarias (paz, hambre, auxilio social) de la población. No hay lugar para filigranas y minorías, por mucho que sean componentes necesarios de una sociedad abierta.

P. Escribe respecto al tardofranquismo. “España comenzó a vender su inagotable oro negro: sol, playa y la hospitalidad de un pueblo simpático, que debía aprender a sonreír, como le pedían desde una campaña del Ministerio de Información y Turismo". No parecen haber cambiado mucho las cosas en ese sentido; es decir, dentro de la división económica de la UE, España está en plena hiperespecialización turística. O el turismo como parte inevitable de la identidad española.

R. No, no ha habido mucho cambio. Cuando el tardofranquismo descubrió la mina de oro turística, España dejó ser tanto el país exótico y desconocido retratado por los viajeros románticos del XIX como el país de la leyenda negra (esa que decía que había fanáticos en cada esquina); y pasó a ser un país mediterráneo, accesible y con buen clima, aunque paradójicamente afloraran los viejos tópicos: la mujer vestida de gitana, el botijo, la España cañí oficializada como exitoso objeto de consumo.


P. ¿El patriota español nace o se hace?

R. Los españoles critican a su país en casa, pero cuando salen al extranjero hacen la paletada de juntarse con otros españoles… En España hay un patriotismo soterrado y reprimido, porque la izquierda no ha asimilado el concepto de patria: lo ven como patrimonio de las clases dominantes, mientras que ellos se alinean con las ‘víctimas de…’. Es francamente extraño que la izquierda sigue asociando los banderones de España, como el que sacó Pedro Sánchez en un mitin del PSOE, con un franquismo que acabó hace cuarenta años.

P. ¿Qué le parecen los intentos de Errejón por recuperar la patria para la izquierda?

R. Es muy inteligente por su parte. Errejón es un gran político, mucho más que 'Pablemos' [Pablo Iglesias]. La palabra populismo no debería escandalizarnos. Errejón asocia patria y populismo siguiendo, entre otras, la senda de Laclau y el peronismo. La izquierdista populista es muy diferente a la izquierda marxista. La patria de Chávez, por ejemplo, es la patria como conjunto de valores compartidos de una comunidad.

En España hay un patriotismo reprimido porque la izquierda no ha asimilado la patria: lo ve como patrimonio de las clases dominantes

P. Me llama la atención que al final del libro, cuando trata la actual crisis del relato político de la democracia, se remonte a los años noventa. Es decir, habla de la crisis económica y del 15-M, pero viaja hasta la resaca del 92 para entender la actual desafección. ¿Por qué?

R. El relato socio económico triunfalista que marcó los ochenta se acaba en los noventa. Entonces empieza una ciclo -movido por el inconsciente colectivo- que desemboca donde estamos ahora. Son los años en los que los antiguos hippies se visten de Armani. Visten de lino, comen orgánico… y practican el capitalismo salvaje.

P. El domingo es 20-N. ¿Esa fecha sigue siendo un símbolo amenazante o no tiene fuerza más allá del folclorismo político?

R. El símbolo del 20-N es un fósil político. Un fósil deleznable, de esos que los tocas un poco… y se deshacen. Era un símbolo falangista en honor a José Antonio. Hasta que el yerno de Franco hizo coincidir su muerte con ese día, y lo convirtió en símbolo nostálgico franquista. Luego, tras el harakiri franquista en la transición, se convirtió en símbolo de pirados y chochos de extrema derecha.

El relato triunfalista que marcó los ochenta se acaba en los noventa. Son los años en los que los antiguos hippies se visten de Armani

P. ¿Por qué se montan tantos pollos en torno a retirar o no las calles de los militares franquistas?

R. Son cosas de cierta izquierda. La mayoría y las más importantes se quitaron durante la Transición. Lo que queda ahora es un epígono, poca cosa.

P. ¿Ha muerto el "café para todos"?

R. Lo del "café para todos" es un ejemplo de símbolo desvirtuado. El origen de la expresión es terrible: se la inventó Queipo de Llano. El café es un acrónimo de ‘Camarada Arriba Falange Española’. Era una consigna para activar la rebelión africana y andaluza antes de la guerra civil. Queipo era un castizo: café para todos significaba que había que fusilarlos a todos; a los rojos, claro. Y el dicho hizo fortuna hasta acabar convirtiéndose en otra cosa…

España y sus símbolos. Tan fácil y tan difícil como eso. He aquí el el objeto de estudio del nuevo libro de Ignacio Merino (Valladolid, 1954) 'Por qué España. Una visión simbólica de la Historia' (Ariel, 2016), un recorrido por la historia de la península ibérica a través de sus símbolos. De Atapuerca a Almanzor. De la peste negra a la leyenda negra. De la desamortización de Mendizábal a la Transición.

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