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'El libro de la madera', la insólita Biblia del 'slow life' que arrasa en todo el mundo
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500.000 ejemplares vendidos

'El libro de la madera', la insólita Biblia del 'slow life' que arrasa en todo el mundo

Un tratado sobre la madera escrito por el escritor noruego Lars Mytting se ha alzado como inaudito fenómeno editorial y amenaza con convertirse en la Biblia de una nueva filosofía

Foto: 'El libro de la madera'. (Alfaguara)
'El libro de la madera'. (Alfaguara)

Elverum, sudeste de Noruega, 31º bajo cero. Un hombre corta leña con su hacha en medio de la nieve. ¿Qué nos dice su actividad? ¿Es del patrón estoico capaz de cortar durante horas y horas sin pensar en otra cosa o más bien del tipo sanguíneo que se despreocupa de todo mientras las virutas vuelan en torno suyo y las pilas crecen? ¿Es un leñador estético, un poeta esmerado en que todos los leños queden uniformes y cónicos en orden militar o más bien un sabihondo inútil con gafas de seguridad y protectores auditivos que cree saberlo todo sobre la leña y, por tanto, nunca aprenderá que su amado pino ofrece bastante menos kilojulios de energía por metro cúbico que el sebal, el abedul, el fresno, el roble y —lo mejor— el haya?

Foto: Mural de Diego Rivera, uno de los 'contibuyentes' a la leyenda negra de España.
placeholder 'El libro de la madera'.
'El libro de la madera'.

¿Y usted, cómo corta leña? Ah, que usted no corta leña. Ni yo. ¿Quién demonios se ocupa de semejante tarea ancestral en estos tiempos? Pues vaya ejercitándose, lo hará.

En los próximos días, después de vender en todo el mundo medio millón de ejemplares en 16 lenguas diferentes, aterrizará en las librerías españolas 'El libro de la madera. Una vida en los bosques' (Alfaguara, 2016), del escritor noruego Lars Mytting (1968). Se trata de un insólito tratado sobre el arte de cortar madera que es al tiempo manual de instrucciones, tesoro de consejos arbóreos —por ejemplo, cómo elegir marido según el modo de apilar leña—, meditación sobre el instinto de supervivencia y elogio, a lo Thoreau, de la vida en los bosques. Y que se ha erigido ya en la Biblia del movimiento cada vez más en auge por el retorno a la naturaleza, el 'slow life' y el neorruralismo. ¿Cuáles son las irresistibles enseñanzas de este libro que huele a invierno, a abedul fresco, a acero de hacha y chimenea?

Foto: Detalle de portada de 'Madres arrepentidas'

Secretos de la leña

En Escandinavia, siempre se está acercando el invierno y su consumo de 'ved' (leña, en sueco y en noruego) es aún hoy, avanzada la era de los combustibles fósiles, épico. La madera brinda el 25% de la energía que entibia las viviendas —1,5 millones de toneladas anuales, 300 kilos por familia— solo en Noruega. Y la mitad de esa madera la cortan directamente particulares. Para trasladarlo todo de una vez, harían falta 2.000 trenes de carga con 12 vagones llenos hasta los topes. ¿De dónde salen todos esos árboles? Bueno, no faltan bosques por allí, de hecho, las cifras apenas representan el 0,5% de la masa forestal del país.

La madera rinda además una relación única con la naturaleza y con nuestra memoria de especie siempre en busca del fuego

Ideafix lloraba cada vez que Obélix arrancaba un árbol, pero eran lágrimas de cocodrilo. La madera, recuerda Mytting, es una fuente energética plenamente renovable, neutra en emisiones de CO2 —devuelve a la atmósfera tanto como el árbol ha atrapado antes— y extremadamente versátil: puede compartirse, no se derrama, no depende de un cable de suministro, prende con una cerilla, puede almacenarse de un año a otro... y brinda además una relación única con la naturaleza y con nuestra memoria de especie siempre en busca del fuego. Sí, también requiere esfuerzo, pero eso no tiene por qué ser malo. A fin de cuentas, como recordaba el citado Thoreau, apóstol de la vida en los bosques, "la leña calienta dos veces, cuando se corta y cuando se quema".

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Lar Mytting, una de las voces más seductoras de la nueva literatura noruega, junto al icónico Karl Ove Knausgård, recorre en estas páginas bosques helados bendecidos por Knut Hamsun con su "fiel motosierra" en busca de esbeltos abedules blancos. Empieza el espectáculo: "Arrancar la sierra, aproximarla al tronco y escuchar el zumbido que atraviesa el aire cuando el árbol cae en la dirección correcta. Suspender el gorgoteo del motor de dos tiempos, levantar la visera del casco y dejarte invadir por el silencio mientras todo vuelve a su sitio, y observar el árbol talado que, cuando llegue el invierno, te proporcionará luz y calor". Pero, cuidado, cortar árboles es una tarea peligrosa, no por casualidad las motosierras gustan tanto a los asesinos en serie, y hay que comprobar además la inclinación natural del árbol para averiguar por dónde caerá. "La leña no calienta igual de bien si tus extremidades están entre los desechos del hospital".

Y si probablemente usted es un urbanita irredento, adicto al ruido y a la velocidad, se pone nervioso en un 'spa' y se muestra escéptico ante los requerimientos a la comunión con la naturaleza... siempre podrá recordar a Vázquez Montalbán y usar las páginas de este libro para calentarse en el largo invierno que se avecina.

Elverum, sudeste de Noruega, 31º bajo cero. Un hombre corta leña con su hacha en medio de la nieve. ¿Qué nos dice su actividad? ¿Es del patrón estoico capaz de cortar durante horas y horas sin pensar en otra cosa o más bien del tipo sanguíneo que se despreocupa de todo mientras las virutas vuelan en torno suyo y las pilas crecen? ¿Es un leñador estético, un poeta esmerado en que todos los leños queden uniformes y cónicos en orden militar o más bien un sabihondo inútil con gafas de seguridad y protectores auditivos que cree saberlo todo sobre la leña y, por tanto, nunca aprenderá que su amado pino ofrece bastante menos kilojulios de energía por metro cúbico que el sebal, el abedul, el fresno, el roble y —lo mejor— el haya?

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