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Abundio, la ocasión la pintan calva: ¿de dónde vienen nuestros dichos?
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el libro 'la ocasión la pintan calva'

Abundio, la ocasión la pintan calva: ¿de dónde vienen nuestros dichos?

El académico de la Real Academia Española Juan Gil y el filólogo y lexicógrafo Fernando de la Orden Osuna desentrañan la procedencia de 300 dichos y expresiones del español

Foto: Ilustración del Quijote de Doré.
Ilustración del Quijote de Doré.

Un día, de repente, está ahí. Esa palabra que nunca antes habías oído y que empieza a aparecer a troche y moche. Viejuno. Engorilarse. Ful de Estambul. Cipotudo. En los medios de masas, en las redes sociales, en boca de todo quisque en la cola de la panadería. Ci-po-tu-do. ¿Y qué será lo que tiene el "cipotudo" de Íñigo F. Lomana para haberse erigido este año como el gran 'hit' lingüístico del otoño? ¿Conseguirá sobrevivir a la fiebre del 'hashtag' y no morir de éxito?

Porque, ¿qué debe tener una frase, una palabra, para convertirse en una expresión popular? ¿Dónde nacen y cómo se hacen? ¿Quién 'lo petó' con el primer baile de san Vito o cómo consiguió Abundio ser el tonto nacional por antonomasia? El académico de la RAE Juan Gil ha recopilado junto al filólogo y lexicógrafo Fernando de la Orden Osuna el origen y el uso de 300 de los dichos y expresiones más curiosas de la cultura popular española, en una interesante labor de arqueología lingüística que ha dado como fruto el ensayo 'La ocasión la pintan calva', editado por Espasa. Porque todo tiene un por qué, y alguien tuvo que ser el primero.

"Suma era la alegría que llevaba consigo Sancho, viéndose, a su parecer, en privanza con la duquesa, porque se le figuraba que había de hallar en su castillo lo que en la casa de don Diego y en la de Basilio, siempre aficionado a la buena vida; y así, tomaba la ocasión por la melena en esto del regalarse cada y cuando que se le ofrecía". Así comienza Cervantes el capítulo 31 de 'El Quijote II', una muestra de que la ocasión, calva, calva, no la pintan siempre. ¿Y, como curiosidad, de dónde viene la expresión que da título al nuevo libro de Gil y De la Orden y de la que el 'Manco de Lepanto' tiró en su prosa? El origen se encuentra en la mitología grecorromana, que representaba a la diosa Ocasión sin pelo, salvo en una pequeña área de la frente; una forma de simbolizar la dificultad de evitar perder una oportunidad cuando se presenta de frente, ya que es prácticamente imposible agarrarla cuando ha pasado.

'Pendón desorejado'

¿Y qué tienen en común una ocasión a la que pintan calva, un "pendón desorejado", alguien "más feo que Picio" y una "fiera corrupia"? Que una frase o una palabra se conviertan en dichos o expresiones populares "depende de la suerte y de que le haga gracia a la gente", explica Gil. "Por ejemplo, en el caso de 'miembra' o 'jóvena', que aunque suene extraño no están mal construidas, nadie utiliza estas palabras porque se implantaron desde las alturas", cuando el éxito "depende del juicio de la gente, que la gente las acepte y las repita".

'Hacerse el sueco', ¿viene de la incapacidad para entenderse entre un nórdico y un español o de tener la sesera más dura que un zueco?

De la Orden y Gil han buceado en los archivos, los diccionarios -estilísticos, etimológicos, mitológicos y de autoridades- y los libros de todas las épocas para encontrar no sólo la cuna de los 300 dichos y expresiones que recoge su libro, sino los ejemplos más antiguos y más contemporáneos de su utilización en la literatura. ¿Quién fue el primero en "llevarse el gato al agua" (antes de que lo hiciera Antonio Jiménez en Intereconomía)? "Es sabido que el gato no es demasiado amigo del H2O, así que lo de llevarlo allí no es tarea fácil; aunque sí muy reconfortante si se logra, pues quien se lleva el gato al agua es quien consigue algo pretendido por varios", explica De la Orden en el libro. "La expresión se documenta al menos desde mediados del siglo XVI, aunque una centuria antes se recoge en 'Seniloquim' [una obra anónima atribuida al Marqués de Santillana, escrita alrededor de 1450] el dicho 'El que menos puede, lleve el gato al agua'".

Expresiones relacionadas con los animales, la comida, el ejército o la Iglesia, incrustadas en el imaginario colectivo, pero cuya etimología resulta desconocida para la mayoría de sus usuarios. "Hay muchas expresiones que no son evidentes en cuanto al origen", explica Gil. "Hacerse el sueco", por ejemplo, ¿viene de la incapacidad primordial para entenderse entre un nórdico y un español o de tener la sesera más dura que un zueco? "Otras, por el contrario, tienen un origen muy claro", explica Gil. "Como 'zurrar la badana'", que proviene del acto de dar golpes a la piel del carnero o de la oveja -badana-, para curtirla.

Retranca y mala baba

Dado la pluma es más poderosa que la espada, como dijo el escritor Edward Bulwer-Lytton -¿o fue Marcus Brody, el amigo el padre de Indiana Jones en 'La última cruzada'?-, muchos de los dichos patrios guardan altas dosis de retranca y mala baba. Ajustes de cuentas fuera del campo de batalla. Y como es bien sabido, a nuestros vecinos del norte, los gabachos, siempre se les ha tenido mucho cariño al sur de los Pirineos, sobre todo a partir de la Guerra de la Independencia. "Por ejemplo, aquí se decía que la sífilis era el mal francés", bromea Gil. Pero incluso ya dos siglos antes se había popularizado en España la expresión "despedirse a la francesa".

"A mediados del siglo XVII se puso de moda, a la sazón árbitro de las formas de la etiqueta europea, la costumbre de no despedirse en las fiestas y reuniones sociales. Pero, como toda moda, resultó efímera, de manera que lo que fue educado, elegante y distinguido acabó siendo propio de gentes sin gusto, finura ni instrucción. Así que no es raro que en España -aprovechando la coyuntura- se extendiera el uso de 'despedirse a la francesa'", explica el libro. Y entonces, ¿el chovinismo galo llegó a consentir que el mal gusto llevara impresa la 'Marca Francia'? 'Mais non', por supuesto. Pocas fobias son comparables a la manía histórica de los españoles hacia los franceses, pero una de ellas es la de los franceses hacia los ingleses. Así que decidieron endiñar el muerto al otro lado del estrecho de Calais. "En Francia acababa imponiéndose 'filer a l'anglaise', esto es, a la inglesa". Y es que lo que siempre se ha estilado ha sido "echar las culpas al vecino", explica Gil.

Ahora los niños utilizan otra serie de expresiones, como 'mola mazo', y la influencia de la literatura se trasvasa a la televisión y las redes

Por otro lado, el académico dedica el último capítulo del libro a los "latinajos", locuciones latinas que forcejean a duras penas por sobrevivir en la oratoria popular contemporánea. Desde el resobado y archiconocido "carpe diem" -aparecido en las 'Odas' de Horacio- al más rebuscado "sesquipedalia uerba" -que se refiere a las 'palabras de pie y medio de largo', de cuyo uso Horacio, de nuevo, quería disuadir a los jóvenes poetas-. Fórmulas en desuso y cuyo significado es cada vez más desconocido para el común de los mortales. "El problema es que la novela del XIX se lee poco y debería leerse más, porque tiene autores fantásticos. Galdós, Clarín, e incluso Valera -aunque menos-, en sus escritos utilizaban muchas expresiones latinas y daban por supuesto que la gente las entendía. La gente no lee ya. Y lo que lee son novelas más de ahora, con más acción. Y, ¿qué latinajo vas a poner en una novela de acción?".

"Ahora, los niños utilizan otra serie de expresiones, como 'mola mazo'", y la influencia que podía tener antaño la literatura o la mitología, en la actualidad se está trasvasando a la televisión y las redes sociales. Entonces, ¿tiene "cipotudo" potencial para pasar de 'trending topic' a entrar y asentarse en el léxico popular, sobreviviendo a la moda? "Es un adjetivo curioso, la verdad, que bien empleado puede implantarse", ríe Gil. "Un adjetivo interesante, por evitar decir cojonudo". Si no, "gaudeamus", mientras dure.

Un día, de repente, está ahí. Esa palabra que nunca antes habías oído y que empieza a aparecer a troche y moche. Viejuno. Engorilarse. Ful de Estambul. Cipotudo. En los medios de masas, en las redes sociales, en boca de todo quisque en la cola de la panadería. Ci-po-tu-do. ¿Y qué será lo que tiene el "cipotudo" de Íñigo F. Lomana para haberse erigido este año como el gran 'hit' lingüístico del otoño? ¿Conseguirá sobrevivir a la fiebre del 'hashtag' y no morir de éxito?

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