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Pere Gimferrer, el hombre cuyos poemas nadie comprendía
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publica 'no en mis días'

Pere Gimferrer, el hombre cuyos poemas nadie comprendía

El poeta catalán presenta su nuevo poemario cargado de versos sin concesiones en los que asoman el terrorismo de estado o la crisis del PSOE

Foto: Pere Gimferrer. Foto: Efe/Alejandro García
Pere Gimferrer. Foto: Efe/Alejandro García

“No se preocupe, seguramente no habrá comprendido el poemario, pero es normal. Lo importante es que le haya interesado”. Así comienza la entrevista con Pere Gimferrer en el Hotel de las Letras de Madrid; en estos días de promoción, el poeta y académico catalán ha repetido en más de una ocasión la incomprensión de sus poemas, “lo más normal es que los lectores no comprendan mis poemas a causa de la concesión por parte de los poemas mismos a la introducción de citas, tiempos, filosofías absolutamente distintas”, sostiene el escritor, para quien la poesía es, ante todo, “un artefacto estético”, donde todo puede tener cabida, “desde la cultura popular hasta las manifestaciones más elevadas”.

Foto: Entrega del XXVIII premio Loewe de poesÍa Opinión

Juan Ramón Jiménez, T. S. Eliot, Góngora, Faulkner, Lorca, pero también el Pecos Bill de Edward J. O. Relly, Rossellini, Manckiewicz, Edgar Neville, Orson Welles e, incluso, Nosferatu; todos ellos aparecen explícita o implícitamente en los poemas reunidos en 'No en mis días', verso que Gimferrer rescata del 'Tesoro de la lengua castellana o española' de Sebastián de Covarrubias. Una poesía sin concesiones al entendimiento, una poesía entendida como zona de pluralidad de la que difícilmente se percibe el sentido, una poesía que escapa de la comprensión lógica, inscribiéndose en la tradición que va de Eliot a Octavio Paz, pasando por Pound.

“Este tipo de poesía es casi lo único que me estimula escribir”, sostiene Gimferrer, que, poco después, confesará, como si quisiera matizar la aseveración sobre la ininteligibilidad de su poesía, que no quiere llegar al extremo que alcanzó Joyce con el 'Finnegans Wake', “la mejor obra del autor irlandés”. Sabe que para su poética “ya no es posible el retorno”, pues “ya no hay marcha atrás en mi concepción de la poesía”, una concepción que, sin embargo, no excluye el poder de la poesía es su aspecto pragmático: “lo esencial es que mi poesía interese, independientemente de si se comprende o no. No importa que el lector no perciba el sentido, lo esencial es que los poemas susciten interés”.

Ni esperanza ni miedo

Si bien algunos han definido 'No en mis días' como su poemario más pesimista, Gimferrer no parece estar de acuerdo: “Yo no puedo afirmar que sea el más pesimista, hay poemarios bastante pesimistas, pero están lejos en el tiempo. Hay que pensar que he escrito muchos libros”. Allá donde percibimos pesimismo, Gimferrer encuentra un equilibrio estoico: 'Nec spe nec metu, ni esperanza ni miedo', dicta uno de sus poemas, ¿no es acaso desalentador? “Esto es bueno. Si no tienes esperanza, pero tampoco miedo, estás en un estado de equilibrio. No tengo convicción alguna acerca de la existencia o no de un sentido de trascendencia, yo me sitúo más en un estado de ecuanimidad, en la línea más que conocida de los estoicos como Epicteto o Marco Aurelio. Creo que su perspectiva ofrece una inteligente manera de poder observar una moral para la vida. El estoicismo dice algo sobre la vida”.

¿Usted cree en algún momento en estas figuras que vemos agitarse en las pantallas de televisión o cosas parecidas?

Poco hay a lo que aferrarse en los poemas de 'No en mis días': “Sí, es cierto, pero ¿usted cree que mostré algo de confianza en el pasado? En la poesía siempre he creído, en el arte también, pero en cuanto a las personas, entendiendo personas mortales, ¿usted cree en algún momento en estas figuras que vemos agitarse en las pantallas de televisión o cosas parecidas?”. Si en 2012, en 'Alma Venus', como ya había hecho en 'El diamante en el agua', Gimferrer dedicaba un poema a Lasa y Zabala –“[Death in Venice, cal viva en las esquinas” / “como Lasa y Zabala sepultados”- o a Paesa –“No me interesa tanto su fingida muerte en Tailandia como que encargaran misas gregorianas en su memoria en el monasterio de Cardeña, el del Mio Cid”, en 'No en mis días', Gimferrer recurre a la sátira para describir el escenario político actual. Si al pacto entre PP y Ciudadanos le dedica un poema, de explícito e irónico título, 'Gentelmen’s agreement' – “Los desaciertos de la malvasía/ en un país de trovadores ciegos”- al PSOE lo define como un partido cuyos miembros “necesitan vivir como no-muertos”, un partido que “puede cambiar la máscara: incontables son las calendas de la falsedad”.

El uniforme fascista

El simultaneísmo de Gimferrer le lleva a reunir en unos mismos versos a Assange y Lagarde - “dos anomalías de la actual situación histórica: Assange pasa por ser un perseguido por la ley y Lagarde pasa por ser una servidora de la ley, que sin embargo está empapelada”- junto con la bodeguiya – “un intento de González de crear un Camelot al estilo de Jackie y John F. Kennedy”- y la vía de Roma de le bottegue oscure, para concluir que “Hoy las camisas negras van plisadas/Un maestral de Ventennio está arando en Europa”. “Tenga en cuenta”, comenta Gimferrer, “que es muy difícil no encontrar, a lo largo de la historia, cosas que no hayan sucedido antes en otro momento histórico. Lo que sucede es que hoy nadie usa abiertamente, al menos nadie que tenga posibilidades de éxito, la parafernalia del uniforme fascista.

Lo que sucede es que hoy nadie usa abiertamente, al menos nadie que tenga posibilidades de éxito, la parafernalia del uniforme fascista

Sin embargo, está bien recordar que el Ventennio, y celebro que usted sepa qué es, pues no todo el mundo lo sabe, se refiere a los veinte años en los que Mussolini gobernó en Roma, años en los que Mussolini gustaba a mucha gente, incluso a Freud y a Churchill. De hecho, Freud envió a Mussolini un libro dedicado: ‘A Benito Mussolini, héroe de la cultura’. Churchill, sin embargo, fue más cauto. Hasta que se embarcó en aventuras exteriores Mussolini era un político bastante estimado. Es cierto que si vemos algunas de sus actuaciones públicas nos parecen grotescas, aunque tenemos que pensar en los dictadores de la época. Hasta que se metió en guerra, a Mussolini solo le son imputables tres crímenes: uno fue el delito a Matteotti, del cual dijo que no lo había permitido ni lo aplaudía, aunque añadió, a diferencia de algunas de las respuestas de nuestros políticos, que si el partido fascista cometía un delito él no podía sino asumir que pertenecía a dicha organización. Los otros dos fueron los asesinatos de los hermanos Rosselli, asesinatos que aparecen narrados en 'El Incoformista' de Bertolucci. Y si bien es cierto que es igual de grave matar una persona que matar a un millón, poco tiene que ver esto con lo que, luego, pasó en la aventura africana de Mussolini y el pacto con Hitler, que llevó a la aplicación en Italia de las leyes raciales, un absoluto disparate”.

"Nunca he creído en Europa"

Las alusiones políticas no se detienen en Dióscuro, sino que recorren todo el poemario, donde, como ya sucedía en 'Alma Venus', Gimferrer explicita su contrariedad con la Unión Europea: “Nunca he creído en la Unión Europea y los hechos me han dado la razón, aunque veremos cómo acabará. Pero la idea de mezclar Europa con un pasaporte común y una moneda común bajo la influencia alemana era de Hitler, solo que él pretendía esta unión por medios militares y no legítimas. Y, mucho antes que Hitler y de una manera muy distinta, esta idea también la tenía Napoleón, también a través de medios militares, aunque había, al menos en teoría, a los estados”. Sin embargo, su oposición a la Europa unida política y económicamente no parece tener como correlato un explícito apoyo a los movimientos nacionalistas o a la hegemonía de las Naciones: “Depende qué entendemos por naciones. El problema es que todavía no hemos superado el veto de Valonia al tratado comercial de la Unión Europea.

Esto es decisivo e indica la permanente fragilidad y, al mismo tiempo, la astucia del estado belga: que Valonia, un islote francófono en un país de otro idioma, pueda dar un veto a la Unión Europea es sorprendente. ¿Qué otra comunidad parecida, que no sea estado, País Vasco, Galicia, Cataluña, Gales, Escocia, Baviera… podría hacer el veto de Valonia? Ninguna”. Como sus palabras, los poemas de Gimferrer son temporales de lucidez, genialidad y conocimiento; “la poesía es un temporal en cuanto sacude la forma de la comunicación verbal habitual”, pero los versos del autor de 'No en mis días' sacuden también la forma de observar el mundo y la “moral” de la vida: “Sí, es cierto. La poesía es un juego de palabras que adquiere sentido. Esto es la poesía y hay poetas que han basado su poesía precisamente en esta idea, en la de crear sentido a través de un temporal de palabras: por ejemplo, Shakespeare”.

“No se preocupe, seguramente no habrá comprendido el poemario, pero es normal. Lo importante es que le haya interesado”. Así comienza la entrevista con Pere Gimferrer en el Hotel de las Letras de Madrid; en estos días de promoción, el poeta y académico catalán ha repetido en más de una ocasión la incomprensión de sus poemas, “lo más normal es que los lectores no comprendan mis poemas a causa de la concesión por parte de los poemas mismos a la introducción de citas, tiempos, filosofías absolutamente distintas”, sostiene el escritor, para quien la poesía es, ante todo, “un artefacto estético”, donde todo puede tener cabida, “desde la cultura popular hasta las manifestaciones más elevadas”.

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