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'C=ExT', la ecuación que explica la historia de la humanidad (y de sus valores)
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Ian Morris publica 'Cazadores, campesinos y carbón'

'C=ExT', la ecuación que explica la historia de la humanidad (y de sus valores)

Es uno de los historiadores actuales más osados y originales y ahora se atreve a perseguir la evolución de los valores de las sociedades humanas con resultados sorprendentes

Foto: Cráneo de neandertal utilizado por el equipo internacional de investigadores, con participación española, que descifró el primer borrador del genoma del neandertal. Foto: EFE
Cráneo de neandertal utilizado por el equipo internacional de investigadores, con participación española, que descifró el primer borrador del genoma del neandertal. Foto: EFE

Cae la noche en Assiros, una aldea campesina en la Tesalónica griega. Los arqueólogos han trabajado todo el día catalogando pequeños fragmentos de vasijas prehistóricas y se refrescan ahora el gaznate -o se lo abrasan, más bien- con unos vasos de licor local en el porche de la casa que acoge al equipo. Por el camino polvoriento que transcurre frente a la casa se acerca un anciano montado en un burro que azuza al pollino a golpes de bastón. A pie a su lado va una mujer no menos anciana encorvada bajo un enorme fardo. El intérprete del grupo intercambia unas palabras con el viejo y luego este sigue su camino. "Era el señor George", explica. "¿Qué le has preguntado?" "Cómo estaba. Y por qué no era su mujer la que iba subida al burro". Pausa. "¿Y qué ha dicho?" "Dice que ella no tiene uno".

Foto: Niña junto a una reproducción de neandertal

El historiador Ian Morris (Stoke-on-Trent, Inglaterra, 1960), arquéologo novato el remoto día de 1982 en que conoció al señor George, cuenta que aquel fue su primer violento 'choque cultural'. ¿Por qué lo que en Birmingham hubiera parecido un inaceptable egoísmo huérfano de toda caballerosidad, le resultaba al señor George de Assiros completamente normal? ¿Qué determina lo que está bien y lo que está mal, lo justo y lo injusto, de qué manantial brota la regla de oro de nuestro comportamiento en sociedad? Morris necesitó más de tres décadas para comprenderlo y registrarlo en un ensayo espléndido que llega ahora a España y se titula 'Cazadores, campesinos y carbón: una historia de los valores de las sociedades humanas' (Ático de los Libros, 2016).

Leer a Morris, disfrutar sus enfoques inéditos y deslumbrantes, es una fiesta. Diseccionó las razones del éxito occidental en '¿Por qué manda Occidente... todavía?' (Ático, 2014). elogió con temeridad la guerra como factor imprescindible de desarrollo humano en 'War! What is it good for?' (2014), de próxima publicación en España, y en 'Cazadores, campesinos y carbón' se atreve a practicar algo muy mal visto en las facultades de humanidades: defender la existencia de una moral universal común a todas las culturas cincelada por la biología durante millones de años de evolución. O como sugirió el biólogo E.O. Wilson hace ya cuarenta años, "ha llegado la hora de que la ética deje de estar en manos de los filósofos y pase a la de los biólogos". Pero, añade Morris, localizar esa raíz única de todos nuestros valores es la condición necesaria para comprender a continuación las innegables diferencias entre culturas. Que haberlas 'haylas'.

Tres grandes sistemas de valores

Jorge Luis Borges recomendaba en 'La penúltima versión de la realidad' sospechar de toda sabiduría que se funda, "no sobre un pensamiento, sino sobre una mera comodidad clasificatoria". Pues bien, eso es exactamente lo que hace Morris en su libro, proponer tres grandes sistemas de valores que se han ido sucediendo a lo largo de la historia y vincularlos a una manera concreta de capturar la energía del mundo que nos rodea. El lector juzgará al final si la citada clasificación es una invención gratuita o si alude por el contrario a algo real, pero el trabajo de Morris para hacer convincente su propuesta es, de una u otra forma, una gozada.

Morris propone tres grandes sistemas de valores en la historia vinculados a una manera concreta de capturar la energía del mundo que nos rodea

El primer gran sistema sería el de los 'valores de cazadores-recolectores', asociado a las sociedades que viven de recolectar plantas y semillas y de cazar animales salvajes. Son sociedades que valoran la igualdad y toleran la violencia. El segundo sistema es el de los 'valores agrícolas o campesinos', adoptado por las sociedades que se alimentan de cultivos domésticos y animales de granja. Son sociedades que valoran la jerarquía por encima de la igualdad y no toleran bien la violencia. El tercer y último sistema es el de los 'valores de los combustibles fósiles', propio de sociedades que incrementan la energía de las plantas y animales que consumen gracias al carbón, el gas y el petróleo. Estas sociedades valoran la igualdad por encima de casi todos los tipos de jerarquía y no toleran nada bien la violencia.

"Cada época tiene las ideas que necesita", tal es la propuesta de 'Cazadores, campesinos y carbón'. Y una vez lanzada su autor se apresta en el resto del libro a fundamentarla con datos e ideas de la antropología, la arqueología y la sociología histórica. "Si tengo razón", advierte Morris, "y el modo de captura de energía determina los valores de un grupo humano, quizás se deduzca que los filósofos morales que tratan de identificar un sistema perfecto de valores, una talla única para todos, están perdiendo el tiempo, y que los valores que nosotros hoy defendemos algún día probablemente -quizás bastante pronto- perderán su utilidad".

Foto: Kasparov sufriendo ante el programa Deep Blue en la primera derrota del hombre por la máquina

'C=ExT'

Cuando Stephen Hawking entregó el manuscrito de 'Historia del tiempo', el libro científico más vendido de la historia, su editor le recomendó despojarlo por completo de ecuaciones, porque "cada ecuación presente reducirá las ventas a la mitad". Si, con todo, el lector de este artículo ha llegado hasta aquí pese a la ominosa presencia de una ecuación en el titular del mismo, ya es hora de resolver el enigma y despejar la incógnita. Morris reconoce que todo su ensayo, y al cabo la historia de la humanidad y de sus valores- puede resumirse en una célebre fórmula acuñada en los años cuarenta por el antropólogo Leslie White: C=ExT, donde C es cultura, E energía y T es tecnología. "La cantidad creciente de energía que los humanos han sabido capturar durante los últimos veinte mil años ha sido el motor del proceso de evolución cultural, y como parte de dicho proceso, los valores humanos han cambiado".

Todo esto puede resumirse en una fórmula acuñada en los cuarenta por Leslie White: 'C=ExT', donde C es cultura, E energía y T tecnología

Al final del libro su autor hace algo inaudito, ofrece casi cuarenta páginas a una ilustre nómina de historiadores filósofos y escritores... ¡para que destruyan la tesis principal de su libro! Son el experto en Clásicas Richard Seaford, el sinólogo, Jonathan D. Spence, la filósofa Christine M. Korsgaard y la novelista Margaret Atwood. Ahora, Morris se arroga la oportunidad de la contrarréplica final a todos ellos, titulada guasonamente "Mi punto de vista correcto sobre todo". Porque, aunque agradece las críticas, concluye: "a pesar de haber leído numerosas réplicas en mi vida, no recuerdo una sola vez que el autor decidiera echarse atrás frente a las cíticas recibidas... y confieso que no pienso ser el primero".

Así pues, hace 100.000 años surgieron los valores humanos modernos como resultado de la evolución biológica de nuestro cerebros y arrancó la evolución cultural. Los sucesivos modos de captura de la energía determinaron el tamaño y la densidad poblacional, lo que a su vez permitió que unos conjuntos de valores tuvieran más éxito que otros. Para los minúsculos grupos de cazadores-recolectores las jerarquías eran odiosas pero no la violencia, para las populosas comunidades de agricultores las jerarquías resultaban mucho más cómodas mientras que la violencia atacaba de frente la imperiosa necesidad de vivir juntos. Para nosotros, voraces consumidores de combustibles fósiles que vivimos en comunidades aún más grandes ni las jerarquías ni la violencia suscitan admiración.

¿Y en el futuro? Hay dos opciones, sostiene Morris, un mundo hipertecnológico e interconectado en el que la jerarquía y la violencia sean liquidadas definitivamente... u otro en el que un puñado de posthumanos fusionados con máquinas dejan atrás al resto de los Sapiens de la misma forma que estos adelantaron antaño al extinto Neandertal.

Cae la noche en Assiros, una aldea campesina en la Tesalónica griega. Los arqueólogos han trabajado todo el día catalogando pequeños fragmentos de vasijas prehistóricas y se refrescan ahora el gaznate -o se lo abrasan, más bien- con unos vasos de licor local en el porche de la casa que acoge al equipo. Por el camino polvoriento que transcurre frente a la casa se acerca un anciano montado en un burro que azuza al pollino a golpes de bastón. A pie a su lado va una mujer no menos anciana encorvada bajo un enorme fardo. El intérprete del grupo intercambia unas palabras con el viejo y luego este sigue su camino. "Era el señor George", explica. "¿Qué le has preguntado?" "Cómo estaba. Y por qué no era su mujer la que iba subida al burro". Pausa. "¿Y qué ha dicho?" "Dice que ella no tiene uno".

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