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Verano negro para la electrónica
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Verano negro para la electrónica

Inglaterra, Ibiza y Argentina sufren la peor temporada para los 'cluberos'. La mítica Fabric de Londres ha cerrado para investigar la muerte de dos adolescentes por consumo de drogas

Foto: DJ haciendo fotos al público (Amnesia)
DJ haciendo fotos al público (Amnesia)

Este fin de semana la mítica sala Fabric de Londres no ha abierto sus puertas. El motivo es la investigación de la muerte de dos adolescentes, ambas relacionadas con el consumo de drogas. El suceso más reciente ocurrió el sábado 7 de agosto, cuando un joven de 18 años se vino abajo en la puerta a las ocho y media de la mañana. Falleció poco después. El pasado 25 de junio otro chico de la misma edad murió en esta sala con capacidad para 2.500 personas. El cierre se realiza de acuerdo con las autoridades para facilitar la investigación. La policía solicitó en diciembre de 2014 la retirada de la licencia de Fabric, citando cuatro muertes en los pasados tres años y otros ocho incidentes de 'cluberos' que colapsaron.

No se trata de casos aislados en el verano británico: el pasado julio falleció un joven de 22 años, William Moss, en el club Chamaleon de Southend-On-Sea. En mayo fue una chica de 17, May Allen, en un club de Manchester. De acuerdo con la oficina de estadísticas británica, las muertes por consumo de MDMA (una droga en polvo o en pastillas que fomenta la euforia y la empatía) subieron desde ocho en 2010 hasta 50 en 2014, las últimas fechas en de las que existen estudios. Esta oleada se relaciona con un fuerte aumento del consumo, según 'The Guardian'.

Cuatro pastillas en una

Las noticias no sonarán extrañas en Ibiza, destino favorito de los 'cluberos' del Reino Unido. El pasado día 9 la policía de la isla informaba de la incautación de 90 pastillas con una dosis de 400 miligramos de éxtasis (MDMA) en cada una. "Esta cantidad cuadruplica la habitual, que se sitúa en torno a los 80 miligramos. Por eso puede llegar a producir la muerte con una sola ingesta", informaba el comunicado policial. Este peligroso alijo fue intervenido a un acusado de robo. María Ángeles Leciñena, responsable del servicio de urgencias del hospital Can Misses, consideró llamativa la enorme cantidad de droga en una sola pastilla. "Es como si por el precio de una botella te dieran cuatro", explicó tras el decomiso.

Sin duda, está siendo un verano salvaje en la isla. El pasado 4 de julio la Guardia Civil irrumpió en helicóptero en la mítica discoteca Amnesia en el curso de una operación contra el blanqueo de capitales. La escena es digna de videojuegos macarras tipo 'Grand Theft Auto'. Se detuvo al propietario del negocio y a otras tres personas más.

Complicidad policial

El columnista Xescu Prats, de 'El Diario de Ibiza', lamentó que en la operación Amnesia también se vieran involucrados exagentes de las fuerzas de seguridad. Sobre todo porque no es la primera vez. "Estoy convencido de que muchos policías y guardias civiles realizan su labor con honestidad y a veces incluso más allá de los límites del deber. Sin embargo, parece evidente que no se puede seguir en esta línea de que en cada operación antidelincuencia que se desarrolla en la isla aparezcan agentes involucrados. Y lo mismo puede decirse de la percepción de inseguridad permanente que se respira en el campo o de esas turbas perfectamente previsibles que se generan sin el menor control ni vigilancia", denuncia. Está claro que Ibiza ha vivido en un ambiente de impunidad que ahora empieza a romperse.

Argentina en alerta

A finales de julio, falleció en Córdoba (Argentina) una mujer de 38 años, la artista plástica Tania Abrile, durante una fiesta de música electrónica. Los organizadores de la sesión, la empresa Buenas Noches Producciones, han sido imputados por delito de "homicidio culposo" y "facilitación del lugar para que concurran personas con el objeto de usar estupefacientes". La víctima acudió al espectáculo con cuatro amigas, que declararon ante la Justicia que compraron pastillas durante la 'rave'.

El país vive en estado de alerta desde el pasado abril, cuando cinco jóvenes fallecieron en el festival electrónico Time Warp. Varios testigos coincidieron el la facilidad para conseguir drogas sintéticas en el interior del recinto. Seis de los organizadores fueron imputados. Entre los puntos más polémicos destaca que los servicios sanitarios disponibles fueran privados, contratados por los organizadores. No pudieron resolver la situación y tuvieron que llamar a la ambulancias y médicos públicos que trasladaron a los enfermos a los hospitales, demasiado tarde en algunos casos.

El juez Roberto Gallardo dictó poco después la prohibición de "toda actividad comercial de baile con música en vivo o música grabada". Según Gallardo, la decisión se tomó ante el "cuadro de impunidad e inexistencia de control estatal respecto de la actividad nocturna". La medida no se está cumpliendo, como demuestra un detallado reportaje del diario 'La Nación'. "Aunque algunos dicen que después de la tragedia circula menos droga y hay más controles, en una recorrida comprobamos que la droga se sigue infiltrando y las regulaciones, burlando. Mientras tanto, el Gobierno porteño prepara una ley que aumentará los controles en eventos masivos". ¿Se acabó la fiesta para los amantes de la electrónica?

Este fin de semana la mítica sala Fabric de Londres no ha abierto sus puertas. El motivo es la investigación de la muerte de dos adolescentes, ambas relacionadas con el consumo de drogas. El suceso más reciente ocurrió el sábado 7 de agosto, cuando un joven de 18 años se vino abajo en la puerta a las ocho y media de la mañana. Falleció poco después. El pasado 25 de junio otro chico de la misma edad murió en esta sala con capacidad para 2.500 personas. El cierre se realiza de acuerdo con las autoridades para facilitar la investigación. La policía solicitó en diciembre de 2014 la retirada de la licencia de Fabric, citando cuatro muertes en los pasados tres años y otros ocho incidentes de 'cluberos' que colapsaron.

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