El regreso musical de David Lynch: así sonará 'Twin Peaks'

David Lynch, el director de los sueños, de los sueños dentro de sueños,de la realidad enturbiada, confusa, vuelve al mundo de la música como co-compositor y productor de 'Somewhere in the Nowhere', el nuevo EP de la cantante tejana -y colaboradora habitual de Lynch- Chrysta Bell, que formará parte de la banda sonora de la nueva temporada de 'Twin Peaks' y que saldrá a la venta el próximo 7 de octubre. Como aperitivo, 'Beat to Beat'.

Y es que la relación de Lynch y Bell es de naturaleza extraterrestre. "La primera vez que la vi actuar pensé que era como una alienígena. La alienígena más bella jamás vista". Bell había cantadoen un grupo de swing y jazz llamado8½ Souvenirs que acabó disolviéndoseen el año 2000. Seis años después, la cantante tejana colaboraba en la banda sonora de 'Inland Empire', la última vez que Lynch se puso tras la cámara en un largometraje, antes de cambiar los rodajes por la meditación trascendental, el negocio hostelero -con elbar Silencio en el142 de la calle Montmartre de París-, la pintura, la narración transmedia, y para iniciarse en la industriamusical como compositor, productor e intérprete. Y todavía hay gente que se pregunta dónde ha estado Lynch todos este tiempo.

2011 fue el año. En septiembre nació el primer fruto de su unión con Bell, al que bautizaron como 'The Train'. El resultado de una década de colaboraciones esporádicas que, poco a poco, fueron tomando forma hasta completar 11 temas que la tejana interpreta de una forma "extraña" y "fuera de este mundo", como ocupando un "espacio paralelo, un mundo de sueños que es real", como definiría el ex miembro de Bauhaus David J tras presenciar el concierto de presentación en el Teatro Bootleg de Los Ángeles.

¿Y cómo se consigue entender a un genio tan velado y críptico como Lynch? "Yo siento la música, siento el momento y canto, y David empieza '¡Sí, sí!', y entonces me pongo a bailar. Dejo que la música me hable porque siempre lo hace. Es algo como arraigado dentro. Lo siento", explicaba Bell, la alienígena favorita del alienígena Lynch.

Tan sólo dos meses después del lanzamiento de 'The Train', Lynch se estrenaba también en solitario con el oscuro y onírico 'Crazy Clown Time', un álbumperfectamente concordante con las expectativas decualquier seguidor del director, la perfectatraslación del universo 'lynchiano'al lenguaje musical. "Siempre digo que no soy músico. Pero esto es mucho como la actuación. Es un sentimiento y es comunicación, y a veces, encuentras oro"."Soy director de cine. El actor tiene que ser capaz de transmitir. Es más o menos la misma cosa. Es una idea, es un estado de ánimo, algo que quieres comunicar", afirmaba en una entrevista el creador de las tiras cómicas de 'Angry Dog'.

En'CrazyClownTime', una melodía 'blusera', lúgubre y circense, envuelve una voz aguda en falsete. Desconcertante, cuanto menos. Una voz de paciente defrenopático, que canta como en un juego infantil una letras repetitivas, fragmentadas y aparentementeintranscendentes. El resultado delconjunto es espeso. Hasta sórdido. Pero envolvente. Como capas de terciopelo granate en un cuarto oscuro perdido en medio del desierto deMonegros. Y la voz desconcertante, la música lúgubre y circense y las letras repetitivas y fragmentadas llevan esa firma única:David-Keith-Lynch. Su música, igual que su cine.

Pero el señor director, que ha conseguido acuñar el término 'lynchiano', al que idolatran varias generaciones de fans enfervorecidos de 'Twin Peaks', es un vocalistamuy tímido. Al creador de 'Carretera perdida' (1997) y'Mulholland Drive' (2001), le da mucho apurocantar. "Lo encuentro muy difícil. Me da mucha vergüenza. Así que es la parte más dura. En un 'set' de rodaje me siento muy, muy bien. Te acostumbras a trabajar con mucha gente alrededor. Pero cantar da mucho, mucho miedo". Y es que la única persona frente a la que se atrevees Dean Hurley, el guitarrista y batería con el que colabora.

Por eso Lynch tan sólo ha actuado en directo una vez en su vida, junto aJohn Neff, con quien había colaborado en el álbum BlueBob. Fue en 2002, en el teatro Olympia de París, una experiencia que el cineasta describiría como "excitación traumática". Algo que decidió no volver a hacer jamás. "Tendría que ensayar y ensayar y ensayar".

Pero al parecer le gustó la experiencia, en vista de que en 2013 el cineasta lanzó su segundo álbum de estudio, 'The Big Dream', que continúa la línea de blues envolvente, vaporoso y siniestro, con reminiscencias de artistas tan distintos como Link Wray y Bobby Vinton. "Esto es como un sueño", afirmaba Lynch en 2013. "Siempre digo que los músicos viven la vida alegre. Esta cosa de pertenecer a un grupo, cuando cocináis todos juntos... hay una euforia que es difícil de encontrar en otros mundos".

Además, el vínculo de Lynch con la música,que siempre ha sido de importancia capital en sus películas y que comenzó gracias a Angelo Badalamenti, se ha ido desarrollando a través de trabajos audiovisuales -videoclips, documentales y meras salidas nocturnas- con artistas como Trent Reznor, Duran Duran o Moby. Todos diferentes. Pero todos merecedores de una consideración varios puntos por encima de simples grupos o cantantes, nombres que han experimentado, han escapado a la ortodoxia y hancambiado, de una u otra forma, el curso de la música de masas. Una aspiración que seguro persigue el director enesta nueva colaboración con Chrysta Bell; sin duda música extraterrestre hecha poralienígenas.