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Del Partenón al saqueo nazi: quiero mi patrimonio de vuelta
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¿expolio o exportación?

Del Partenón al saqueo nazi: quiero mi patrimonio de vuelta

El saqueo colonial, los conflictos bélicos y las dudosas operaciones de compra-venta han desembocado en estas siete historias de tropelías del arte mundial

¿Quién tiene más derecho sobre el patrimonio?

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Estatua y templo de los Mármoles de Elgin en el British Museum. (Chris Devers, Flickr)

¿Qué pasaría si las mayores obras de arte del mundo volvieran a sus lugares de origen? Las salas de los más grandes museos europeos y estadounidenses quedarían huérfanas pero países como Grecia o Egipto recogerían por fin su corona de laureles.

Eso sí, después de décadas de pugna por sus tesoros artísticos y etnográficos en los tribunales, luchando contra un maremágnum de legislaciones nacionales y convenciones internacionales muy recientes (de La Haya para proteger los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado, 1954; y de la Unesco para impedir el tráfico de propiedades ilíctas, 1970).

En las últimas semanas ha resucitado la discusión sobre la potestad del patrimonio con dos litigios históricos en los que los sentimientos y la política se han mezclado a la perfección: la devolución parcial de las 97 piezas medievales de un monasterio aragonés que han atesorado la Generalitat de Catalunya y el MNAC durante veinte años y la propuesta de un grupo de parlamentarios británicos proeuropeos que quieren devolver a Grecia los ‘mármoles de Elgin’ del Partenón para acolchar las negociaciones del Brexit. Sólo el tiempo responderá esta pregunta: ¿quién tiene más derecho a custodiar el patrimonio, el lugar de origen o quien lo cuidó durante años?

Cataluña y el tesoro aragonés

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Monasterio de Santa María de Sijena

Aragón reclama centenares de piezas que componen su patrimonio artístico religioso y que, a su entender, han sido víctimas de un expolio que se remonta a la Guerra Civil, vivió un repunte en los noventa con la división de las diócesis fronterizas con Cataluña y ha estado salpicado de operaciones de mercadillo.

En el último episodio del litigio entre Aragón y Cataluña la protagonista ha sido la colección de 97 piezas datadas entre los siglos XII y XIX del Monasterio de Santa María de Sijena (Huesca), que fueron vendidas por las religiosas de la Orden de San Juan de Jerusalén a la Generalitat y al Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) en tres lotes -en 1983, 1992 y 1994- por unos 300.000 euros. Una sentencia de un juzgado de Huesca de 2015 obligaba a la parte catalana a devolver el tesoro al entender que la venta fue irregular, a lo que ha accedido parcialmente con la entrega esta semana de 53 de las 97 obras de arte; las menos valiosas. Tanto, que no estaban ni expuestas.

Entre las otras 44, que se encuentran en el Museu de Lleida, hay tres cajas sepulcrales del siglo XV, una serie pintada en tela sobre la Historia del Rey David del siglo XVIII, altorrelieves en alabastro y retablos que se remontan a los siglos XIV y XV y están atribuidos al escultor renacentista Gabriel Yoly. Una tanda más importante que protegen las leyes catalanas del patrimonio y cuya devolución está en el aire, con la sombra de una posible intervención de las Brigadas de la Policía Nacional del Patrimonio Histórico que ha solicitado a la Justicia el equipo jurídico del Gobierno de Aragón y del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena. En el horizonte aguardan las pinturas murales de la sala capitular del monasterio, la verdadera joya de la Corona (de Aragón).

El Brexit y la reunificación del Partenón

placeholder Visita de la combativa ministra griega de Cultura Melina Mercouris a Reino Unido en 1983 tras su reunión con un joven Boris Johnson
Visita de la combativa ministra griega de Cultura Melina Mercouris a Reino Unido en 1983 tras su reunión con un joven Boris Johnson

La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha resucitado la más emblemática de las reunificaciones patrimoniales: la devolución de los llamados “mármoles de Elgin” al Partenón de Atenas. La idea de este grupo transversal de parlamentarios proeuropeos -muy plural y entre el que no se incluye ningún 'tory'- es suavizar las negociaciones con la Unión Europea durante la desconexión-, y así lo presentaron en forma de proyecto de ley en Westminster el pasado 11 de julio.

Casi la mitad de los relieves escultóricos del Partenón de Atenas que han soportado el paso de sus 2.500 años de vida están expuestas en el Museo Británico de Londres desde que Thomas Bruce, el séptimo conde de Elgin, las tomara en dudosas circunstancias en pleno Imperio Otomano y las vendiera después al Estado británico en una operación aprobada en el Parlamento en 1816.

El diputado liberal-demócrata Mark Williams argumentaba que es el momento de que “el Parlamento anule lo que hizo 200 años atrás”, cuando sancionó la “apropiación indebida” de estas importantes esculturas griegas. “Ha llegado la hora de que nos comprometamos con un acto de buena voluntad para corregir un error de doscientos años”. Las autoridades griegas, siempre con el fusil en alto para recuperar 75 de los 160 metros del friso de Fidias, no se han pronunciado al respecto.

La colección exhibida en el Museo Británico de Londres la completan 17 esculturas de los pedimentos este y oeste, así como 15 paneles de las metopas. El resto se encuentra en un 48% en el Museo de la Acrópolis de Atenas, aunque también hay piezas en el Louvre parisino y otros centros británicos, suizos y estadounidenses. En el camino a la reunificación de las esculturas del Partenón, el Gobierno griego recuperó en 2006 una de las piezas de la Acrópolis ateniense que atesoraba una familia sueca desde hace un siglo. Una imagen de un jovencísimo Boris Johnson con la combativa actriz y ministra griega de Cultura, Melina Mercouri, tras una reunión en 1983 resume con ironía la evolución del litigio.

Egipto desperdigado por Europa

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nefertiti

La historia de los robos artísticos y arquitectónicos a orillas del Nilo se remonta a los tiempos de los primeros ladrones de tumbas egipcios y a los imperios romano y bizantino, pero sin duda el mayor saqueo llegó con la invasión napoleónica. Así, Egipto se ha convertido en el ejemplo paradigmático del expolio artístico.

Gran parte de las antigüedades egipcias fueron entregadas después a los ingleses después de la capitulación de Alejandría y la colección quedó dividida entre el Museo del Louvre de París y el Británico de Londres.

La parte que el rey Jorge II cedió al British Museum está coronada por la reveladora piedra Rosetta, pero reúne un botín de unas 70.000 piezas entre las que se incluyen sarcófagos, estatuas como la de Ramsés II, papiros y la falsa puerta de la tumba de Kaihap. En colección conservada en la capital francesa destacan el escriba sentado de Sakkara, la Mastaba de Akhetetp, el sarcófago de Ramsés II, una figura de Tutankamón y, por supuesto, el enorme obelisco de Lúxor de la Plaza de la Concordia.

Alemania no quiso quedarse atrás y alimentó con expediciones el Museo Egipcio de Berlín, donde reposa el famosísimo busto de la reina Nefertiti. Si bien Alemania se pelea por los primeros puestos en el pódium de la ‘exportación artística’ con centros como el Museo Egipcio de Berlín o del Pérgamo, en 2002 accedió a las reclamaciones egipcias con la restitución del sarcófago de oro de Akenatón al Museo de El Cairo.

Los esfuerzos del Gobierno egipcio por recuperar de manos de otros Estados, coleccionistas privados y casas de subastas algunos de los más de 5.000 tesoros que considera le han sido arrebatados a lo largo de la historia, entraron en un leve receso desde la Primavera Árabe para atender la inestabilidad política y las revueltas durante las que también se han sufrido graves pérdidas.

Pérgamo: cuando las obras sostienen el museo

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ishtar

El apabullante Museo Pérgamo de Berlín alberga junto con el British Museum y el Louvre el mayor compendio de patrimonio artístico de la antigüedad. Lo más llamativo de este centro nacido en 1930 es que nunca llegó a construirse un edificio para llenarlo de obras de arte sino que fueron las gigantescas piezas recogidas durante las excavaciones de los arqueólogos alemanes durante el siglo XIX en la antigua Babilonia (Irak) -majestuosas puertas y murales en su mayoría- las que fueron dando forma al museo.

En 2014 el centro, ubicado en la llamada Isla de los Museos de Berlín, anunció un cierre temporal para hacer obras y restaurar convenientemente su gran joya: el Altar de Pérgamo, un tesoro del arte helénico del siglo II a.C. Lo que afortunadamente sí se puede visitar es la Puerta de Ishtar, una de las ocho entradas monumentales de la muralla interior de Babilonia. Levantada por Nabucodonosor II en el siglo VI a.C., se alza hasta el techo de cristal sobre un fondo azul vidriado y decorada con animales brillantes. Un equipo de arqueólogos alemanes se encargaron de excavarla y trasladarla en miles de fragmentos hasta Berlín, donde fue reconstruida.

Cómo no, Irak reclama esta maravilla de la civilización babilónica desde hace años pero es fácil imaginar qué hubiera pasado de haberse quedado en su ubicación original, a unos 100 kilómetros de Bagdad, en medio del fuego cruzado y los saqueos. En el río revuelto de Medio Oriente, los coleccionistas privados de arte llevan pescando ya unos cuantos años, como contó este periódico en 2014, en un detallado relato de cómo el saqueo en Siria financia al Estado Islámico.

Nigeria, la abanderada del expolio africano

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benin

Dentro de los atropellos cometidos en el África Negra por Occidente hay que abrir el capitulo más icónico del saqueo étnico y artístico del continente: los bronces de Benín. Una colección de más de un millar de piezas del pueblo Edoz, entre los siglos XII y XVI, que estaba asentado en el territorio que hoy es Nigeria. Esculpidas en bronce, pero también en madera, latón o marfil, las figuras se encontraban en el palacio real de Benín hasta que los soldados británicos irrumpieron en 1897.

Esta colección de arte tribal no sólo despertó interés en Gran Bretaña; pronto comenzaron las expediciones privadas alemanas y las ventas, hasta acabar desperdigada en varios museos europeos y de Estados Unidos, aparte de la porción exhibida en el Museo Nacional de Lagos. El Museo Etnológico de Berlín y el British Museum, de nuevo, concentran las mayores divisiones de los bronces de Benín y afrontan desde la declaración de independencia de Nigeria en 1960 las reivindicaciones para devolver este tesoro.

El país africano considera que ya está capacitado para hacerse cargo de las esculturas, pero la restitución queda todavía muy lejos.

Recomponiendo el puzle del saqueo nazi

placeholder 'Hombre sentado con bastón', de Modigliani
'Hombre sentado con bastón', de Modigliani

En uno de esos momentos de la vida que parecen sacados de una película, aparecen de repente más de 1.300 pinturas en un piso de Múnich. Chagall, Picasso, Otto Dix, Renoir o Toulouse-Lautrec, estaban todos. La policía de aduanas alemana las descubrió casi por casualidad en 2011 al entrar en casa del coleccionista de arte Cornelius Gurlitt, a quien habían fichado después de ver cómo amasaba pilas de billetes de 500 euros en un tren.

Valoradas en más de mil millones de euros, Gurlitt murió molesto con quienes le acusaban de atesorar el botín del mayor robo de arte de la historia. Él sentía que sólo las había heredado de su padre Hildebrand Gurlitt, uno de los cuatro marchantes que tenía autorización expresa de los nazis para vender el arte confiscado a los judíos. Entre los dueños legítimos de estas piezas se encuentra como no podía ser de otra forma la familia del marchante francés de origen judío Paul Rosenberg, quienes -como numerosas víctimas del expolio nazi- a raíz de este hallazgo han empezado a recuperar su patrimonio.

Pero eso no es todo en esta apasionante historia. En otro de esos giros de guión, el 'Hombre sentado con bastón' de Modigliani ha aparecido vinculado al bufete de abogados Mossack Fonseca, que ayudó a una galería de arte neoyorquina de la familia Nahmad -entre los grandes del coleccionismo mundial- a ocultar la identidad de sus propietarios. El verdadero heredero del cuadro exigía recuperar la obra que le había sido robada a su abuelo por los nazis, según las revelaciones de los Papeles de Panamá.

Mundo precolombino: luces y sombras

placeholder (((ACOMPAÑA CRÓNICA PERÚ-MACHU PICCHU ))) LIM04. LIMA (PERÚ), 26/06/2011.- Fotografía de Linda Connor (New York, 1944), Machu Picchu Perú, 1984, cedida por el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA), que forma parte de la exposición fotográfica 'Visiones de Machu Picchu' que se presenta en el ICPNA en Lima hasta el 14 de agosto. Aunque el norteamericano Hiram Bingham se ha llevado la gloria mundial por haber 'descubierto' la ciudadela inca de Machu Picchu, todas las evidencias históricas apuntan a que este famoso sitio arqueológico nunca estuvo perdido. EFE/Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA)/SOLO USO EDITORIAL
(((ACOMPAÑA CRÓNICA PERÚ-MACHU PICCHU ))) LIM04. LIMA (PERÚ), 26/06/2011.- Fotografía de Linda Connor (New York, 1944), Machu Picchu Perú, 1984, cedida por el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA), que forma parte de la exposición fotográfica 'Visiones de Machu Picchu' que se presenta en el ICPNA en Lima hasta el 14 de agosto. Aunque el norteamericano Hiram Bingham se ha llevado la gloria mundial por haber 'descubierto' la ciudadela inca de Machu Picchu, todas las evidencias históricas apuntan a que este famoso sitio arqueológico nunca estuvo perdido. EFE/Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA)/SOLO USO EDITORIAL

Las restituciones patrimoniales también tienen finales felices. Es el caso del complejo arqueológico de Machu Picchu, recompuesto en 2012, después de que dos años antes el Gobierno peruano y la Universidad de Yale (EEUU) acordaran la entrega por parte de la institución de tres lotes de piezas que permanecieron durante un siglo fuera del país andino.

Con esta muestra de buena voluntad por parte del país que vio nacer al descubridor de la ciudadela inca, Hiram Bingham, las partes cerraban un juicio seguido por la República del Perú ante el Juzgado Federal de la Corte de Connecticut contra la Universidad de Yale.

Por otro lado, el mundo precolombino sigue esperando uno de sus grandes iconos: el Penacho de Moctezuma. No queda muy claro si es un tocado para la cabeza o una capa sacerdotal, pero este adorno de plumas de quetzal engarzadas en oro se encuentra en el Museo de Etnología de Viena, donde llegó a parar la pieza sin sabr muy bien por qué. En la opinión de algunos expertos, se trata de uno más de los elementos con los que se adornaba el tlatoani Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520) por lo que su valor icónico puede deberse más a la instrumentalización que se ha hecho del artefacto por parte de algunos sectores nacionalistas.

Es cierto que España arrambló con cuanta pieza de oro y plata encontró durante la época de la colonia en América, pero las ruinas y el arte no reposan en las salas de nuestros museos. Ello se debe a que las leyes de protección patrimonial llegaron muy tarde y gran parte de lo arrasado fuese a parar a museos en terceros países.

¿Quién tiene más derecho sobre el patrimonio?

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Estatua y templo de los Mármoles de Elgin en el British Museum. (Chris Devers, Flickr)

¿Qué pasaría si las mayores obras de arte del mundo volvieran a sus lugares de origen? Las salas de los más grandes museos europeos y estadounidenses quedarían huérfanas pero países como Grecia o Egipto recogerían por fin su corona de laureles.

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