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Luces y sombras de las propuestas culturales de los partidos
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los favoritos chocan con el cine

Luces y sombras de las propuestas culturales de los partidos

PP y Podemos suspenden. PSOE y Ciudadanos sacan buena nota. Los programas culturales a examen

Foto: José María Lasalle, secretario de Estado de Cultura en funciones
José María Lasalle, secretario de Estado de Cultura en funciones

Hace unos días el espectador presenció el debate donde los cuatro jinetes de la política española intentaron exponer los argumentos que les hacían acreedores de repartirse el pastel. Hubo la enésima exposición de idearios, así como las acusaciones y andanadas de rigor. Pero más allá de ese espectáculo cansino, pudimos confirmar el desinterés mediático hacia la cultura de nuestra clase política. Luego, la revisión atenta de los respectivos programas electorales puso las cosas en su lugar. ¿Qué han previsto estos cuatro líderes para la creación artística del mañana?

Todo apunta a que el PP volverá a ganar las elecciones, pero no va a renunciar a su lírica. El partido del Gobierno tiene muy presente la importancia del castellano y del sector libro, tanto que apenas hace referencia a esas otras lenguas que se hablan en ciertas comunidades autonómicas. Lo importante es destacar machaconamente la "Marca España", reduciendo nuestro país al estatus de un automóvil de lujo o un perfume internacional. Hay también las sentidas alusiones a la defensa de nuestro rico Patrimonio -por cierto, ¿aún no se había hecho?-, a nuestro legado e incluso a lo que se llama “patrimonio subacuático”, con sede en Cartagena, iniciativa que las gentes de esta España sedienta sabrán reconocer.

El debate a cuatro confirmó el desinterés mediático hacia la cultura de nuestra clase política

Las palabras que más se repiten en el programa del PP son "instituciones culturales" y "administraciones públicas", como corresponde a una idea de la cultura hondamente enraizada en la burocracia. ¿Y el cine? Aunque el programa repite el viejo mantra "Seguiremos apostando por el cine" y hay un compromiso por potenciar el papel de España en el sector cinematográfico internacional, lo cierto es que el séptimo arte parece cosa del pasado, y resulta más oportuno apoyar el desarrollo de nuevas industrias culturales como la animación digital o el video juego, actividades sin duda más profundas que el cine de nuestros mayores. Al final es el Deporte quien reina, como escaparate y motor para una sociedad moderna.

Después de todo: "Gracias a nuestros deportistas, en los lugares más distantes del planeta, se escucha nuestro himno, se iza nuestra bandera y se oye una felicitación en nuestro idioma". En el fondo es de lo que se trataba y se ha tratado siempre. Lástima que en el festival de Cannes no nos dejen izar la bandera. Tamaño Trillo.

El PP destaca machaconamente la Marca España, reduciendo nuestro país al estatus de un automóvil de lujo o un perfume internacional


En cuanto al programa del PSOE es vasto y más riguroso. Con palabras vibrantes se reflexiona in extenso acerca de la cultura y lo que representa para un país. Esto habrá de tener su reflejo en una política activa y con miras al futuro. Hay un reconocimiento mayor a las diferentes lenguas del Estado. A diferencia del PP se resalta además la necesidad de incluir en el ámbito escolar las enseñanzas de artística y musical, así como “"a implantación progresiva de nuevos lenguajes como el digital, el audiovisual o el cinematográfico". Todo un acierto. Porque a los tíos como Buñuel hay que tenerlos fichados desde el colegio y no esperar a que la monten en la Residencia de Estudiantes.

Bromas aparte, el programa del PSOE tiene muy en cuenta el sector del Libro, la defensa del Patrimonio, el fomento de la Arquitectura, a menudo tan olvidada, y sobre todo la revisión del IVA cultural, una de las vergüenzas mayores del reino.

Inevitablemente hay un capítulo destinado a la igualdad de género. Es una de las herencias que Zapatero legó al "Soldado Sánchez", quien no duda en repetir que el PSOE "es el partido de las mujeres". Para los que crecimos en la firme creencia de que el PSOE era el Partido de los Trabajadores, el salto de concepto sólo está al alcance de Bob Beamon. Pero nos resignamos pensando que el dirigente que afirma que su formación política es el partido de las mujeres, no va a ganar las elecciones ni plagiando todos los discursos de JFK.

El programa cultural del PSOE es menos casposo y más completo que el del PP

En todo caso el PSOE se presenta, eso sí, mucho más concreto y activo en su política de apoyo al Cine y el Medio Audiovisual. Hay incentivos fiscales, por ejemplo, para que los productores extranjeros se animen a rodar en nuestro país; también habrá otros incentivos para el desarrollo de la propia industria cinematográfica española. Mención aparte merece la televisión, que podría ser al fin un espacio de promoción cultural verdadera. En suma, un programa menos "casposo" y más completo que el de Rajoy.

Ciudadanos da la campanada

La gran sorpresa la da Ciudadanos. Tras las consideraciones generales sobre la cultura, el programa es muy rico y bien desarrollado. No cabe aquí. Su primer objetivo afecta al cine, resaltando la idea de "el cine como hábito" y la de "España como plató de Europa". Se impulsa también la proyección exterior de nuestra cinematografía y se defiende la propiedad intelectual de realizadores, guionistas, etc Este punto es crucial porque la posición de sus adversarios deja mucho que desear. Apenas lo consideran o no lo respetan. En Ciudadanos hay además referencias al sector del libro, la música, el teatro, etc, que deben incentivarse en la escuela. Pero el cine se erige casi en el señor de la cultura española del mañana, con propuestas más ajustadas a las nuevos tiempos, pero sin perder el respeto a nuestro arte, como al gran caballero que siempre ha sido.

Podemos presenta un programa breve, de poca sustancia y descorazonador

En el polo opuesto, Podemos presenta un programa breve, de poca sustancia y descorazonador. Todos conocemos la sensibilidad exacerbada que los radicales de izquierda sienten por las minorías. Para ellos nadie vale tanto como aquel que no ha sido bendecido por la naturaleza o la sociedad. Pero cuando un programa electoral ignora artes como la música, la danza, la literatura o el teatro en favor de “la promoción de las diferentes escenas culturales de la emigración”, sabemos que el resultado va a ser como una nueva Orquesta Mondragón, con la mitad de gracia y el doble de criaturas goyescas y periféricas de nuestra sociedad. Su actitud, por ejemplo, ante la propiedad intelectual tampoco anda lejos del delirio. Conscientes de que La Biblia no tiene autor, consideran que el resto de obras tampoco necesitan someterse a los derechos que protegen a los creadores. En su ideal de nueva sociedad todos somos iguales y todo es de todos. El desprecio que esta progresía emergente y rugidora tiene por el séptimo arte es vergonzoso. Pero tampoco son culpables del todo: crecieron ya en la era de la mala televisión.

Hace unos días el espectador presenció el debate donde los cuatro jinetes de la política española intentaron exponer los argumentos que les hacían acreedores de repartirse el pastel. Hubo la enésima exposición de idearios, así como las acusaciones y andanadas de rigor. Pero más allá de ese espectáculo cansino, pudimos confirmar el desinterés mediático hacia la cultura de nuestra clase política. Luego, la revisión atenta de los respectivos programas electorales puso las cosas en su lugar. ¿Qué han previsto estos cuatro líderes para la creación artística del mañana?

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