Gurruchaga: "La revolución sexual de la Movida llegó tarde, pero llegó"

Javier Gurruchaga (San Sebastián, 1958) lleva dos tercios de su vida en el candelero. Ha hecho de todo: radio, cine y televisión. Pero, sin duda, su trabajo más influyente son los discos con la Orquesta Mondragón, el grupo que forjó su personaje y que le convirtió en superventas. Ahora celebran cuatro décadas de vida con el disco 'Anda suelto Satanás', un 'autohomenaje' en formato duetos. “Vimos que cantantes que admiramos habían tirado por ahí y les había funcionado. Pienso en Frank Sinatra, Tony Bennett con Lady Gaga y tantos otros. Creo que hemos firmado unos tándems simpáticos, alguno que parecía que no se podía haber formado nunca, por ejemplo el de Aute”, explica Gurruchaga. Insiste en que el día 23 de junio habrá alguna sorpresa (superventas invitado) en el teatro Apolo de Madrid y que rescatarán viejas filmaciones de sus comienzos. Será un viaje por la historia de un grupo emblemático del pop español.

PREGUNTA: ¿Algún invitado que os hubiera gustado incluir en el álbum, aparte de los que están?

RESPUESTA: Falta uno marcadamente importante, con quien teníamos hablado el dueto, que es Manolo Tena. Se nos marchó antes de tiempo. Dicho esto, creo que la selección ha quedado muy potente con Mägo de Oz, Rafa de La Unión, Luis Eduardo Aute, Nacho García Vega y esa maravillosa cantante y 'show woman' que es Vinila von Bismark, que me enamoró en ‘The Hole’. Por parte mexicana están Miki de Molotov, Moderatto y Alejandra Guzmán, que es una institución allí. Pero el disco está dedicado a dos personas que se fueron: Manolo Tena y Moncho Alpuente..

P: Tú que has hecho tanta tele, ¿qué te pareció 'A mi manera'?

R: No lo vi apenas, solo me produjo curiosidad el programa en que rendían homenaje a Tena. Esto de mezclar música y realities no me convence mucho, soy un poco reticente.

P: ¿Cómo recuerdas vuestros primeros conciertos? Supongo que presentar un 'show' tan transgresor para 1976 debía dar cierto vértigo.

R: Sí, Suárez no había sido nombrado presidente; estaba Arias Navarro. En nuestro primer concierto me vestí de novia, con un traje alquilado que me quedaba terriblemente corto. Todo era muy transgresor, parodiábamos a Elena Francis, hacíamos versiones de Elvis Presley y de Lou Reed, imitábamos ‘Días de radio’ de Woody Allen. De hecho, el precedente fue un programa nocturno de Radio Popular de San Sebastián. Fue a las dos semanas de haber visto a los Rolling Stones. Montamos la Mondragón con miembros de distintos grupos, así en plan 'hobby', pero luego fue tomando cuerpo.

"En nuestro primer concierto me vestí con un traje de novia alquilado que me quedaba terriblemente corto"

P: ¿Dónde tocabais esos primeros años?

R: Del 76 al 79, por todo Euskadi, desde frontones a campos a fútbol, pasando por teatros. Fue impresionante, sobre todo, nuestra primera actuación, que se hizo en mi colegio de curas, Los Ángeles de La Salle. Yo les engañé un poco porque les dije que iba a hacer una exhibición de cuadros con un poco de música. En realidad, era al revés: mucho rock and roll y Popotxo Ayestarán sacando unos cuadros por ahí, exhibiéndolos de forma desastrosa a mitad del show. Era gratis, estuvo lleno de gente y los vecinos protestaron por el volumen. En 1978 actuamos en el Peine de Los Vientos de Chillida, poco después de su instalación. También tocamos en la playa de Lekeitio, que tuvo sabor de macroconcierto hippie.

P: ¿Cuál fue vuestro mayor choque con la autoridad?

R: Ninguno, pero hasta 1980 había que presentar las letras y los contenidos de cada 'show' para que pasaran una censura previa. Te los autorizaba el departamento de cultura o espectáculos. En ‘Aplauso’ nos hicieron cambiar la letra de 'Porros de fresa y limón'. Pero, en realidad, no tuvimos problemas mayores porque nunca tocamos temas políticos.

P: ¿En qué concierto reunisteis más público?

R: Uno en Barcelona, durante las fiestas de la Mercé, en 1982. Creo que asistieron más de 130.000 personas. Hubo una avalancha, se cayó gente al mar.

P: ¿En qué disco toca techo el grupo?

R: Con ‘Ellos las prefieren gordas’, que tenía canciones como 'Corazón de neón', 'Olvídate de mí' o la que da título al disco. Fue una temporada muy activa y feliniana, que abarcó 1987 y 1988.

"Hasta 1980 había que presentar las letras y los contenidos de cada 'show' para que pasaran una censura previa"

P: Tengo la impresión de los ochenta en general y La Movida en particular fueron una especie de revolución sexual con veinte años de retraso. Se vende como algo vanguardista, pero en realidad era el fruto de un retraso histórico, provocado por el franquismo.

R: Un poquito sí. Aquí empezaron a ocurrir cosas que en Francia pasaron en los sesenta y en Inglaterra con Beatles, Rolling Stones y los Who. Llegó tarde, pero llegó. Además de una forma muy centralizada: cualquiera que tuviese estas inquietudes se veía obligado a venir a Madrid para expresarlas. Hubo algún elemento vanguardista, como Radio Futura con sus constante reinvenciones, pero la Movida fue sobre todo una deuda con la historia, una asignatura pendiente.

P: Siempre has hecho bandera del pacifismo, cantando 'Imagine' allá donde ibas.

R: Sí, soy de origen humilde, la política me interesa. He participado en movimientos por la paz en Euskadi. Se puede cantar 'El huevo de Colón' y 'Hola mi amor, ¿soy yo tu lobo?' a la vez que te das cuenta de que hay muchas cosas que funcionan mal en el mundo. También tocamos contra la guerra de Irak. Es triste que las cosas no cambien: por más que cantemos 'Imagine', si John Lennon nos observa desde el cielo seguro que está diciendo “estos no escarmientan”.

P: Lo que no veo es que tengáis muchos alumnos.

R: Sí, parece que se ha separado la música del cabaré. O haces canciones o haces monólogos, pero apenas hay mezcla de rock y humor.

"Cada vez somos más solitarios, vamos más a lo nuestro. Somos más independientes, pero estamos más solos"

P: ¿Encuentras muy cambiada la sociedad desde 1976?