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'El club de la lucha 2': ¡Tyler Durden ha vuelto!
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'El club de la lucha 2': ¡Tyler Durden ha vuelto!

Chuck Palahniuk publica la segunda parte de su novela más conocida. Pero esta vez apuesta, directamente, por el formato novela gráfica

Foto: Fotograma de la película 'El club de la lucha'.
Fotograma de la película 'El club de la lucha'.

Niños 'hackers' con progeria. Niños 'hackers' con progeria y AK-47. Ginecomastia. Sí, tetas de hombre. Grandes. Peludas. Dame warfarina ¿De cinco, tres o un miligramos? Pseudoefedrina en la cabeza. O cabeza de pseudoefedrina. ¡Sigamos a Tyler Durden! Pero ¿cómo se sigue uno a sí mismo? Ah, sí, eso. Durden ha vuelto. Chuck ha vuelto. Todos volvemos. ¿Adónde? Al club de la lucha no; el club de la lucha no existe. Ni yo he escrito esto ni tú lo estás leyendo, porque ni tú ni yo existimos.

Dice Chuck -o Palahniuk, o Palonuik, como lo llama Marla, porque nadie sabe escribir ese maldito apellido-, dice Chuck que los humanos no cultivamos ideas. Dice que, al contrario, las ideas nos cultivan a nosotros. Así que Chuck no pudo hacer nada por evitarlo. 'El club de la lucha 2' lo había dejado entrar. Y 'El club de la lucha 2' había entrado en él, en su cabeza. Y todo lo que entra sale. Aunque sea a puñetazos.

Y ahora resucita

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'El club de la lucha 2'.

Y a pocos se les da mejor abrirse paso a golpes que a Tyler Durden. Primero fue abstracto, un remiendo de letras y espacios y puntos a renglón seguido. Solo negro sobre blanco. Luego, de la mano de Fincher, el verbo se hizo carne y siguió repartiendo hostias. Y ahora resucita. Blanco y en botella, ¿ketamina?

Luego sobrevino el silencio. ¿Fue un sueño? ¿Un recuerdo? ¿Una alucinación? No, porque ha vuelto. Y esta vez Tyler Durden salta de viñeta en viñeta a todo color y te salta los dientes a todo color. Violencia lisérgica más gráfica que nunca. Cameron Stewart a tinta y boli, Dave Stewart al pigmento, Chuck, nuestro Chuck, al volante de la montaña rusa. Alguien ha cortado los frenos. Pero consentimos porque es divertido. Y, como dice el propio Chuck, con el consentimiento hay juego, no delito.

Han pasado 10 años -en años durdenianos, 20 de su primera estampación editorial- desde que Marla conoció a Sebastian -"al narrador", a Jack, a Joe, a comoquierasllamarlo-. Ahora están casados. Ahora tienen una bonita casa, con un bonito jardín, una bonita escalinata y un bonito hijo de nueve años que hace pólvora a partir de caca de perro mezclada con cenizas de madera y paja ablandada con pis. Parece la familia perfecta, pero no. Todo parece viejo, deslavazado y gris. Marla quiere acción. A Marla le gusta jugar duro. Ven, Tyler, ven. Ven, 'papaíto'.

Tyler es impredecible

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'El club de la lucha 2'.

Pero Tyler es impredecible. Va y viene. Cuando quiere y a por lo que quiere. Y lo quiere todo. Tyler lleva preparando su vuelta antes de que Sebastian naciera. Y antes de que tú nacieras. Y antes de que Chuck naciera. Es como un virus, un gen defectuoso dominante, un tumor de cerebro heredado.

Chuck también dice que todo lo que posees te acabará poseyendo. Así que no le ha quedado más remedio que dejarse poseer, que escribirse dentro, que dejarse pintar y dibujar, que dejarse seguir. Pero, de nuevo, ¿cómo se sigue uno a sí mismo? Posmodernismo extremo. Metaposmodernismo extremo. Dentro de 'El club de la lucha 2', Marla visita a Chuck. Él es él, pero en 2D. Y se ha quitado arrugas y se ha puesto pectorales y se ha quitado ingenio en un ataque de falsa modestia.

Dentro de 'El club de la lucha 2', Marla visita a Chuck, que está en el club de escritura, intentando acabar de escribir 'El club de la lucha 2'. Escher. Mastrioskas. Matrioskas dentro de matrioskas en un bucle infinito. Matrioskas dentro de matrioskas reflejadas en un espejo que se refleja en otro espejo. Marla le pregunta cómo va a seguir -yo también me pregunto cómo voy a seguir, cómo voy a salir de las matrioskas y los espejos-. Chuck se pregunta en voz alta cómo va a matar a Durden. Y una de sus compañeras del club de lectura le dice a Chuck personaje: "Casi que esto es demasiado metaliterario".

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'El club de la lucha 2'.

¿Y qué? ¿Y qué si en el diccionario Palahniuk 'demasiado' significa la medida exacta? No nos vaya a entrar ahora el pudor. O la mesura. Chuck te invita a jugar a la rayuela. Te invita a entrar en el laberinto. Tú harás de Jennifer Conelly y él será Hoggles. Y Jennifer salta la trampa. Y Jennifer -tú- resuelve el acertijo. Y tú avanzas y avanzas. Y avanzas tan rápido, que acabas siguiéndote a ti mismo. ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo se sigue uno a sí mismo?

Solo, solo, si corres en círculos, pensó Chuck. Y lo pensó mientras corría, y justo antes de que, al estar llegando al final del laberinto, se encontrase, de repente, con propia espalda.

El cómic después de la película

Reservoir Books publica en España la segunda parte de 'El club de la lucha', ideada directamente en formato novela gráfica.Dos décadas después del lanzamiento de su ópera prima, el escritor estadounidense ha colaborado con el dibujante Cameron Stewart y el colorista Dave Stewart en las 278 páginas que han traído de vuelta al mítico personaje Tyler Durden.

Este 2016 se cumplirán también 19 años desde que David Fincher adaptase la novela de Palahniuk a la gran pantalla con un reparto encabezado por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham-Carter. Una película que lanzó al escritor y periodista al olimpo de los autores de culto y que convirtió 'El club de la lucha' en todo un fenómeno generacional. 

Niños 'hackers' con progeria. Niños 'hackers' con progeria y AK-47. Ginecomastia. Sí, tetas de hombre. Grandes. Peludas. Dame warfarina ¿De cinco, tres o un miligramos? Pseudoefedrina en la cabeza. O cabeza de pseudoefedrina. ¡Sigamos a Tyler Durden! Pero ¿cómo se sigue uno a sí mismo? Ah, sí, eso. Durden ha vuelto. Chuck ha vuelto. Todos volvemos. ¿Adónde? Al club de la lucha no; el club de la lucha no existe. Ni yo he escrito esto ni tú lo estás leyendo, porque ni tú ni yo existimos.