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Kim Stanley Robinson: "La civilización está fuera de control"
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El gran escritor de ciencia Ficción publica 'Aurora'

Kim Stanley Robinson: "La civilización está fuera de control"

Hace 159 años, 2.000 pasajeros partieron de la Tierra rumbo a Tau Ceti, a 11 años luz de distancia. Allí les espera una mortífera amenaza...

Foto: Kim Stanley Robinson.
Kim Stanley Robinson.

Hace unos 100.000 años, un pequeño grupo de una rama lateral de nuestros antepasados quedó atrapado en la isla indonesia de Flores. Como en una versión prehistórica de 'El increíble hombre menguante', aquellos individuos comenzaron a perder estatura aceleradamente en un fenómeno conocido como enanismo insular que limita las necesidades energéticas en espacios cerrados con pocas fuentes alimenticias. Cuando los investigadores se toparon en 2003 con los escuetos fósiles de apenas un metro de estatura, el mundo entero se enamoró de aquellos increíbles 'hobbits' extintos hace 50.000 años. Fecha que coincide, por cierto, con la llegada de los humanos modernos a la zona y que supone otra muesca más en nuestra prodigiosa colección de especies exterminadas.

Es precisamente la idea del enanismo insular, de la regresión a la media o de, sencillamente, la degeneración inevitable de toda especie encerrada en un ecosistema minúsculo la novedad principal de la última gran novela de ciencia ficción sobre 'arcas espaciales'. En 'Aurora', Kim Stanley Robinson (Waukegan, Illinois, 1952) narra la peripecia de la primera nave que salió de la Tierra hace varias generaciones y que ahora está a punto de llegar a un nuevo sistema solar con 2.000 personas a bordo. 159 años y 11 años luz después, las enfermedades acechan a unos pasajeros cada vez más disminuidos, menos inteligentes y con una esperanza de vida más precaria. Pero eso no es lo peor.

Lo peor les espera en Aurora, un satélite del sistema Tau Ceti, un destino aparentemente amigo de la vida, muy similar a la Tierra, que alberga sin embargo en su seno una mortífera amenaza. Así, la última novela del 'enfant terrible' de la ciencia ficción más 'hard' -denominación que detesta- y política, y referencia para toda una generación de lectores que persiguen en sus historias el futuro de la humanidad, ahonda en su pesimismo 'espacial'. Para el autor de la célebre 'Trilogía de Marte' -que el año próximo estrenará adaptación televisiva-, las estrellas están demasiado lejos, nunca llegaremos, nunca conoceremos a los millones de especies alienígenas que sin duda bullen en el Universo. Somos prisioneros del sistema solar. Y mejor así...

PREGUNTA. Siempre ha sido crítico con el sueño humano del viaje interestelar. ¿‘Aurora’ es su definitivo ataque contra ese sueño?

RESPUESTA. Si, al menos eso es lo que he intentado. Es importante que nos ubiquemos correctamente en el espacio: estamos confinados en nuestro sistema solar.

P. La idea de un 'arca' espacial ha sido muy tratada en la literatura de ciencia ficción y, de hecho, usted hace un homenaje a Asimov en el título del libro. ¿Cuáles son sus referentes, las novelas que más le interesan sobre este tema? ¿Y cuál cree que es el error común a este planteamiento?

R. Las novelas de 'arcas espaciales' más importantes para mí son 'Huérfanos del espacio', de Robert Heinlein, 'La nave estelar', de Brian Aldiss, 'The Dazzle of Day', de Molly Gloss, y 'El libro del sol largo', de Gene Wolfe. Creo que las cuatro cuentan las historias más cautivadoras y absorbentes, y a la vez destacan aspectos novedosos sobre el horizonte interestelar de los viajes espaciales multigeneracionales.

El error más común de todas estas historias, si es que puede llamarse así, es ignorar los problemas ecológicos que un sistema de soporte vital biológico cerrado tendría inevitablemente. Digo que no sé si puede llamársele error porque el descubrimiento de algunos de estos problemas ecológicos es extremadamente reciente. Pero aunque un viaje de estas características sea literalmente imposible, eso no invalida necesariamente la idea como historia espacial. Podría funcionar como un 'espacio' de fantasía en el que las novelas se desarrollaran. No realmente factible, pero sí bueno para la ficción, y para entender nuestra futuro. La Tierra es, al fin y al cabo, un arca espacial en si misma, de tal manera que la idea del arca siempre podría ser válida como marco para narrar historias, aunque no lo sea para la vida de las personas.

"El error más común a las historias de 'arcas espaciales' es ignorar los problemas ecológicos de un sistema biológico cerrado"

P. Si en un planeta no hay vida, ese planeta será hostil al ser humano. Si en un planeta hay vida, lo que será hostil al ser humano será esa vida alienígena. Tal es su tesis. ¿No hay un punto medio?

R. El punto medio tal vez consistiría en no saber si en ese planeta hay vida o no, como no podemos saberlo ahora mismo de Marte. Seguiría representando un serio problema, pero no sabríamos QUÉ problema. Otra opción sería un planeta con una forma de vida que fuera inocua para nosotros, a la que no fuéramos alérgicos o que no nos causara ninguna reacción; ahí sí podríamos coexistir. Creo que estas cuatro opciones resumen las cuatro posibilidades lógicas, pero mi tesis es… que no puedes estar seguro hasta que no pruebas y el hecho de probar es peligroso en sí mismo.

P. Una inteligencia artificial cuenta la historia de ‘Aurora’. ¿Por qué decidió que el narrador fuera una máquina?

R. Tuve un sueño en el que la IA de la nave me dijo que debía ser la narradora de la historia, y cuando me desperté y reflexioné sobre el sueño, en estado de 'shock', comprendí que aquel era el enfoque correcto. La IA está en la mejor posición para hacer una narración completa de la historia, y el problema teórico de una IA intentando aprender cómo escribir una novela me pareció divertido. Y la historia necesitaba una dosis de humor…

P. En el debate sobre las posibilidades actuales de lograr máquinas que piensen, ¿en qué posición se coloca? ¿IA débil, capaz solo de resolver un estrecho margen de problemas, o IA fuerte, tan potente o más que la humana?

R. No sé lo suficiente como para juzgar esa cuestión. Siempre he sido muy escéptico ante la idea de un ordenador excesivamente consciente o sapiente, pero los recientes avances en computación cuántica me han hecho repensarlo todo. Creo que el test de Turing es un baremo muy bajo… somos fáciles de engañar, y el ser humano siempre tiende a proyectar cierta conciencia en otras entidades. El test de Winograd es mejor para la inteligencia general, pero sigue sin darnos ninguna pista sobre la existencia, o no, de una conciencia. No estoy seguro de que mi IA narradora sea tan consciente como lo somos nosotros, y ella misma tampoco lo está. ¿Cómo podríamos saberlo? Seguirá siendo un misterio, por muy rápido que las máquinas evolucionen…

"Siempre he sido escéptico ante la idea de un ordenador consciente, pero los avances en computación cuántica me han hecho repensarlo"

P. Pero ¿las máquinas superarán a los humanos como afirman el transhumanismo y los téóricos de la Singularidad?

R. No. La IA es solo una metáfora científica. La Singularidad es un error categórico, y en muchos otros sentidos (voluntad, intención, historia, cerebros, ordenadores…), pero como metáfora lo que intenta decirnos es que debemos asumir nuestra responsabilidad sobre la dirección en la que avanzará la civilización. En un sentido metafórico, es una idea muy útil para reflexionar.

P. 'Aurora' me ha parecido una novela sobre la soledad. La soledad que viven los viajeros de la nave pero también la soledad de sentirnos solos en el Universo. Tal vez haya alguien ahí fuera, pero nunca lo sabremos...

R. Sí, es una respuesta válida. El universo es mayor de lo que nosotros pensamos. Las otras galaxias están fuera de nuestro alcance. Las estrellas de nuestra galaxia también lo están. Hay una pequeña porción de ellas que tal vez puedan ser alcanzadas para realizar pruebas robóticas, en teoría, pero las escalas de tiempo para alcanzarlas son extremadamente largas, tan largas que los resultados prácticos de cualquier exploración y de su comunicación serían prácticamente nulos. Tal es el origen de nuestra soledad: tamaño y distancia. Imaginemos que hay muchas especies inteligentes alienígenas y civilizaciones en el Universo. Probablemente es cierto. Pero nunca seremos capaces de tener una conversación con ellos y jamás lograremos señales de su existencia.

P. También es una novela política. La población de la nave sufre varios y sangrientos conflictos a la búsqueda de la mejor manera de tomar decisiones en común. El conflicto parece natural al ser humano pero algunos pensadores actuales, como Pinker, defienden que el mundo actual es menos conflictivo y violento que nunca. ¿Está de acuerdo?

R. En general, no. Algunas formas de violencia pueden haber descendido, y esto es bueno, pero es una cuestión de definición. La violencia estructural y sistémica podría considerarse ahora mismo mayor que nunca hasta ahora. Vivimos en un planeta con una tecnología que permitiría mantener a todo el mundo vivo, así como a los animales y las plantas… Y tal y como nos estamos comportando, dos o tres mil millones de personas y muchas otras especies están al borde de la inanición o en peligro de extinción. Eso es violencia.

"Es probable que haya especies inteligentes alienígenas y civilizaciones en el Universo. Pero nunca podremos conversar con ellos"

P. Hace tres años le pregunté en otra entrevista a propósito de '2312' por el sistema económico alternativo al capitalismo que describía en aquel libro: el acuerdo Mondragón. Y me dijo que quería saber cómo resistiría la cooperativa Mondragón a la crisis. Justo unos meses después, Mondragón tuvo problemas serios y despidió a miles de trabajadores aunque hoy se ha recuperado algo. ¿Sigue apostando por el modelo cooperativo como mejor sistema económico global?

R. Sí, una emisora de radio de Mondragón me llamó por entonces y me entrevistaron. Tuve la impresión de que algún tipo de corrupción interior había dañado su sistema, y también de que ningún sistema puede coexistir con el mercado aunque sea más humano y más justo. Lo único que pude hacer es animarles a mantener el rumbo y persistir en su modelo original, ese en el que todos nosotros deberíamos vivir, un hito en el progreso hacia una sociedad justa y sostenible. La secuencia debería ser la siguiente: antiausteridad, keynesianismo, social democracia (tal vez aquí se encuentre Mondragón), socialismo democrático y poscapitalismo. Las necesidades deberían ser socializadas, los riesgos deberían ser socializados y no privatizados (considerando que muchos de estos riesgos no son voluntarios, como la vejez y la enfermedad).

Creo que España debería unirse a la Alianza Anti Austeridad (AAA) junto con Grecia, Italia, Portugal, Irlanda, Islandia y en realidad todas aquellas partes del mundo que se resisten a la hegemonía oligárquica capitalista, que es la que domina ahora mismo destruyendo las vidas de las personas y la biosfera. Por supuesto, sería aún mejor si EEUU y China y todos los otros países se involucraran también en este intento de acabar con el simplista algoritmo en el que vivimos: el capitalismo neoliberal. La civilización está fuera de control.

P. Asimov defendía que los viajes espaciales son importantes, sean o no factibles, para mantener despierto al afán de superación del espíritu humano. Y es curioso, porque, según un tópico, en EEUU, los republicanos apuestan por los viajes espaciales y los demócratas no. ¿El viaje espacial es 'de derechas'?

R. No, eso ha cambiado. Los republicanos ya no apoyan los viajes espaciales porque consideran que no pueden obtener ningún beneficio en ellos. Y tampoco los apoyan los demócratas porque no sirven para ayudar a la gente de la Tierra que ahora mismo está pasándolo mal. El espacio es un huérfano político. Yo mismo diría que es importante solamente como herramienta para entender nuestro planeta y sobrevivir mejor en él. La ciencia es parcial, no es más que ciencia de la Tierra. El espíritu de superación debe buscar sus retos y sus éxitosjusto aquí. El espacio no es tan importante, pero sí puede ser útil para avanzar en nuestro conocimiento. También es muy bello. Diría que Asimov pensaba de la misma forma...

Kim Stanley Robinson habla de 'Aurora'

Hace unos 100.000 años, un pequeño grupo de una rama lateral de nuestros antepasados quedó atrapado en la isla indonesia de Flores. Como en una versión prehistórica de 'El increíble hombre menguante', aquellos individuos comenzaron a perder estatura aceleradamente en un fenómeno conocido como enanismo insular que limita las necesidades energéticas en espacios cerrados con pocas fuentes alimenticias. Cuando los investigadores se toparon en 2003 con los escuetos fósiles de apenas un metro de estatura, el mundo entero se enamoró de aquellos increíbles 'hobbits' extintos hace 50.000 años. Fecha que coincide, por cierto, con la llegada de los humanos modernos a la zona y que supone otra muesca más en nuestra prodigiosa colección de especies exterminadas.

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