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Núria Espert, premio Princesa de Asturias de las Artes
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UNA VIDA DEDICADA AL TEATRO

Núria Espert, premio Princesa de Asturias de las Artes

El jurado ha destacado su dilatada carrera y “que siempre ha estado al servicio de la poesía y de la esencia de la escritura dramática”

Foto: Nuria Espert se metió en la piel del rey Lear. (Ros Ribas)
Nuria Espert se metió en la piel del rey Lear. (Ros Ribas)

Fue Lucrecia, Bernarda Alba, La Celestina, también el Rey Lear. A lo largo de su vida ha encarnado multitud de personajes y hoy Núria Espert ha sido reconocida con el premio Princesa de Asturias de las Artes por “una dilatada y rica carrera que la ha conducido a triunfar en escenarios de todo el mundo”, según el acta del jurado de entrega este galardón y que el año pasado recayó en el director de cine Francis Ford Coppola.

Actriz, directora y escenógrafa, desde que empezara a dedicarse al teatro profesional a principios de la década de los 50 ha deleitado al mundo con soberbias interpretaciones, además de ser una de las figuras que más han trabajado por recuperar la tradición del teatro español. Un teatro “que siempre ha estado al servicio de la poesía y de la esencia de la escritura dramática”, decía el acta, leída por el presidente del jurado, el empresario José Lladó.

Su interpretación de la heroína de Lorca en 'Yerma', en 1971, la catapultó a los escenarios internacionales con una gira de cuatro años

Nacida en Hospitalet de Llobregat en 1935, a los 16 años empezó a hacer sus pinitos en el teatro aficionado, pero no fue hasta 1954 cuando le llegó la gran oportunidad de debutar en un gran escenario al sustituir a la actriz Elvira Noriega en 'Medea', una interpretación que le supondría elogios y la entrada a los escenarios profesionales. A lo largo de dos décadas, se forjaría una sólida reputación profesional, con éxitos como 'El caballero de Olmedo' (1954), de Lope de Vega; 'Las brujas de Salem' (1957), de Arthur Miller, o 'Las criadas' (1969), de Jean Genet. No obstante, fue su interpretación de la heroína de Lorca en 'Yerma', en 1971, la que la catapultaría a la fama y la daría a conocer internacionalmente, con giras que iría encadenando con sus actuaciones en España.

Delante y detrás del escenario

Fue a mediados de los años 80 cuando Núria Espert dio una pausa a su carrera como actriz para dedicarse a la dirección escénica, dirigiendo en Londres a Glenda Jackson en 'La casa de Bernarda Alba'. También se introdujo en el mundo de la ópera: en 1987 dirigió la 'Madame Butterfly' de Puccini en el Covent Garden de Londres, y más tarde vendrían otros montajes como 'Rigoletto' (1988) y 'La Traviata' (1990), de Verdi o 'Carmen', de Bizet. Aunque una década más tarde se tomó un descanso de la ópera que no retomaría hasta 2004, cuando representó 'Tosca, de Puccini, en el Teatro Real de Madrid, su vuelta a los escenarios durante los años 90 fue también un retorno a su lengua materna, el catalán, siguiendo las órdenes de Josep Maria Flotats en 'La gavina' (La gaviota), de Chejov.

En años recientes y entre las numerosas obras que ha protagonizado, destacan 'La Loba' (2912), de Lilian Hellman, dirigida por Gerardo Vera; el monólogo 'La violación de Lucrecia' (2012), de Shakespeare, dirigida por Miguel del Arco; 'La casa de Bernarda Alba', de García Lorca, dirigida por Lluís Pasqual; 'Hay que purgar a Totó' (2008) y 'Play Strindberg' (2006), ambas dirigidas por Georges Lavaudant o la extensa gira que protagonizó con 'La Celestina', dirigida por el canadiense Robert Lepage.

Fue Lucrecia, Bernarda Alba, La Celestina, también el Rey Lear. A lo largo de su vida ha encarnado multitud de personajes y hoy Núria Espert ha sido reconocida con el premio Princesa de Asturias de las Artes por “una dilatada y rica carrera que la ha conducido a triunfar en escenarios de todo el mundo”, según el acta del jurado de entrega este galardón y que el año pasado recayó en el director de cine Francis Ford Coppola.

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