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Boicot, guantazos y cloroformo. ¿Dónde están las raperas?
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Boicot, guantazos y cloroformo. ¿Dónde están las raperas?

Rimadoras y activistas del hip-hop explican los problemas de machismo en el género y recomiendan las mejores voces femeninas de la escena actual

Foto: La Mala Rodríguez en un concierto (Gtres)
La Mala Rodríguez en un concierto (Gtres)

El pasado marzo, esta sección publicaba una crónica del triunfal concierto de Natos & Waor en la sala Apolo de Barcelona. El firmante, Nando Cruz, prestaba especial atención a una estampa del público, en la que una chica lleva 40 minutos "sin fallar una sola sílaba del repertorio”. Luego el periodista hacía esta observación: “Teniendo en cuenta la cantidad de letras en las que el dúo pinta a las mujeres como putas, ratas y agujeros follables, estoy tentado de preguntar a esa chica por qué no deja de replicar los versos de Natos y Waor y se pone a componer los suyos. No me atrevo, pero no dejo de pensar en las miles de adolescentes que carecen de raperas que las representen y tienen que tragar con los recalentados tópicos machistas de los raperos: el amor posesivo, la injusta ecuación entre orgullo de barrio y desprecio hacia la mujer... Ahí hay un filón clarísimo. España necesita cientos de raperas. Las necesita ya”. Este texto intenta responder a esas preguntas. ¿No existen las raperas? ¿Están invisibilzadas? ¿Consideran que la escena hip-hop de aquí es machista? ¿Qué recursos utilizan para manejar la situación?

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Insultos, cotilleos y cortes de micro

La primera cuestión es evidente: ¿el hip-hop es machista? Gata Cattana, joven rapera cordobesa residente en Madrid, lo explica en tres frases: “No creo que sea machista per se, sino que es una música muy clara y muy directa que refleja lo que ocurre en la calle. Si en la calle y en nuestra cultura hay machismo, es inevitable que en rap lo haya. Aún así también es hora de despejar ciertos tópicos: el rap es un género musical como cualquier otro, y no es mucho más machista que el pop, el reguetón o el flamenco... Sólo es más explícito”. Luego añade otra consideraciónque suena crucial: “La sociedad nos ha enseñado a quejarnos bajito, de forma moderada. Se nos ha reservado la dulzura, la delicadeza, la compostura... y lamentablemente todavía nos choca ver mujeres empoderadas que empleen el rap para expresarse o géneros no tan "políticamente correctos”. También pasa con el punk ¿no?”. Pues sí.

'Atlanta', Gata Cattana

Como es lógico, para bajar el conflicto a la tierra, hay que pedir ejemplos. Joana García Grenzner fue la coordinadora de la recopilación `Femcees: flow feminista. Rap por los derechos de las mujeres’ (2014). El compacto es una iniciativa de la asociación Calala, que buscaba recaudar fondos para apoyar a organizaciones de mujeres en Centroamérica. Joana recuerda una anécdota de sus años de activista, ocurrida en la fiesta mayor alternativa de Sants, el barrio de Barcelona donde creció. “Fue en 1998 o por ahí. Trajimos a varios raperos a cantar y mientras estaba sirviendo birras oí a uno que estaba insultando a las mujeres menopáusicas en su canción. Yo estaba en un colectivo feminista del barrio y no dejábamos pasar una: me fui directa a la mesa de sonido y les cortamos la actuación a la mitad, y luego explicamos el porqué para que todo el mundo lo supiera” ¿Qué consiguieron con eso? “Hubo un interesante debate sobre el tema con el tipo, que seguro que después de esa se lo pensó muy mucho a la hora de insultar a las menopáusicas en concreto y las mujeres en general”. Al día siguiente, una vecina se acercó a pedir explicaciones porque había escuchado las letras. Le contaron el incidente y le pidieron disculpas. “La mujer no podía concebir que hubiera espacio para comportamientos machistas en las fiestas alternativas. Es una cultura de respeto que hay que pelear constantemente”, recuerda.

Arianna Puello, veterana rapera de origen dominicano, no se corta al dar nombres: “Recuerdo actitudes machistas por parte del Zatu, El Shotta, Tote King, del Metro, de Krazé Negrozé, entre otros. Pero siempre he tenido la capacidad de demostrarles que conmigo no les sirve de nada”. Le pido que explique esas actitudes y -sobre todo- qué recursos utilizó para esquivarlas. “La verdad, hace mucho tiempo de todo eso. Fue en mis principios, donde obviamente me veían mas vulnerable. Y mejor ni las cuento porque lamentablemente se volverían fruto del chisme y los cotilleo”, zanja.

'Juana Kalamidad', Arianna Puello

Rimas a la contra

Grenzner explica otro ejemplo más reciente: “El pasado enero el colectivo Tipos Bravos llamó a secundar en Cataluña la campaña de boicot que lanzó el grupo feminista Conas Ceives y que logró suspender la gira por Galicia del cantante de trap Kaydy Cain (D.Gómez, del grupo de trap Pxxr Gvng) y su grupo Takers. El boicot lo motivó el tema ‘Hazte cuenta’, en cuyo videoclip Kaydy Cain secuestra – con cloroformo incluido-, amordaza y ata a una chica a la cama para convencerla de que tiene que estar con él, ¡y funciona! Todo un referente para la chavalada”, lamenta.

¿Su veredicto de la situación? “Creo que hay una desigualdad de género que afecta a la participación de manera cuantitativa (en número) y cualitativa, al reconocimiento y remuneración de hombres, mujeres y trans tanto en el mundo del hip-hop como en cualquier otro. Vivimos en un sistema capitalista y patriarcal donde no es lo mismo ser hombre, blanco, de clase media hetero y europeo que negra, lesbiana, inmigrante y de clase baja. Para la música y para todo lo demás”, señala.

'Hazte cuenta', Kandy Cain

En mayo de 2015, la Asociación Moradaspublicó un informe sobre discriminación en el rap, con un título de lo más explícito: `Mujeres y hip-hop en el estado español. Demostrar más para ser una más'. Allí encontramos reflexiones anónimas que nos ayudan a comprender el conflicto. Por ejemplo estasobre ingreso a las “crews”, palabra inglesa que significa “pandillas”: “Las crews que había ya estaban formadas. Además, eran todas de chicos. Entonces, siempre he estado yo sola. Tampoco me he sentido nunca cómoda”. Otra entrevistada confirma la impresión: “Si eres mujer no tienes valor por ti misma. Es tu novio el que tiene prestigio o no, y en función de eso tienes tú o no acceso a la familia”, recuerda. También queda margen para apropiarse los tópicos: “A mí me ha gustado el rap gangsta, el más chulesco, estadounidense, porque de alguna manera es una abstracción de lo que no tenemos que hacer”, apunta otra.

El problema, coinciden todas, es que el canon lo marcan los hombres, que siguen siendo quienes reparten los carnés de autenticidad. “El contenido de las letras es muy masculino. El gallo de los raperos, el ‘mira soy mucho mejor que tú, te pego dos guantazos, me tiro a tu hermana’. Como tú comprenderás, eso a las mujeres nos cuesta digerirlo. Y escuchado a una mujer queda como poco creíble. A mí me viene una rapera de metro sesenta y me dice que me va a pegar dos guantazos y me da la risa”.

Visibilizar a las raperas

Quizá lo más útil que podemos hacer es ofrecer más espacio a las raperas actuales. Por eso preguntamos a las entrevistadas por cuales son sus preferidas. Grenzner, “desde siempre”, es seguidora de Arianna Puello. “Además del flow, me gusta su conciencia de clase, raza y género. También la Mala Rodríguez, que ha evolucionado de las letras sobre drogas y calle a mirarse más para adentro, estar más arraigada en la realidad y sacar petróleo. En la escena no mainstream, las desaparecidas BKCson un ejemplo de compromiso social y de cómo vincular cultura y cambio social y personal. También me gusta Olalla Castro, que tiene mucha menos visibilidad de la que se merece, porque es una pedazo de artista; Mai, por su actitud humilde y porque el rap es su biografía y su familia; Furia Sopranoy Bocadebaba, por llevar a las tarimas la visibilidad feminista explícita, lesbiana y trans…y muchas más.Estamos viviendo una explosión de la escena de hip hop y rap feminista en la península y en Latinoamérica donde cada una aporta y todas suman: aquí, jovencitas como Efecto Doppler, Phussyon, La Omega…Allá las veteranas Krudas Cubensiy Anita Tijoux, Caye Callejera y Rebeca Laneque son más recientes…”, explica.

'Bandera negra', Rebeca Lane

Arianna Puello destaca el trabajo de Desplante, Sylay Úrsula, sin justificar su decisión. Gata Cattana, por su parte, apuesta por una clásica y varias emergentes: “De las más reconocidas me quedo con Mala Rodriguez, creo que su forma de hacerlo es bastante natural y auténtica, sus primeros discos me parecen clasicazos en la historia del hip-hop nacional. Últimamente estoy escuchando también a bastantes chicas de la escena 'underground' que traen propuestas interesantes, por citar algunas diría Julieta Cavalaro, Supersónika, Lÿ, Kali Nihma, Joha, Barna Bitcheso Anibassia Vals”, apunta.

El pasado marzo, esta sección publicaba una crónica del triunfal concierto de Natos & Waor en la sala Apolo de Barcelona. El firmante, Nando Cruz, prestaba especial atención a una estampa del público, en la que una chica lleva 40 minutos "sin fallar una sola sílaba del repertorio”. Luego el periodista hacía esta observación: “Teniendo en cuenta la cantidad de letras en las que el dúo pinta a las mujeres como putas, ratas y agujeros follables, estoy tentado de preguntar a esa chica por qué no deja de replicar los versos de Natos y Waor y se pone a componer los suyos. No me atrevo, pero no dejo de pensar en las miles de adolescentes que carecen de raperas que las representen y tienen que tragar con los recalentados tópicos machistas de los raperos: el amor posesivo, la injusta ecuación entre orgullo de barrio y desprecio hacia la mujer... Ahí hay un filón clarísimo. España necesita cientos de raperas. Las necesita ya”. Este texto intenta responder a esas preguntas. ¿No existen las raperas? ¿Están invisibilzadas? ¿Consideran que la escena hip-hop de aquí es machista? ¿Qué recursos utilizan para manejar la situación?

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