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¿Habría existido el Holocausto de haber volado Hitler por los aires a tiempo?
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estreno de '13 minutos para matar a hitler'

¿Habría existido el Holocausto de haber volado Hitler por los aires a tiempo?

El director de 'El hundimiento' regresa al lugar del crimen con un filme sobre un atentado fallido contra el líder del Tercer Reich

Foto: Fotograma de la película '13 minutos para matar a Hitler'.
Fotograma de la película '13 minutos para matar a Hitler'.

Oliver Hirschbiegel no podia quedarse de brazos cruzados viendo cómo su carrera se iba al garete, y eso es algo en lo que estarán de acuerdo incluso aquellos incapaces de pronunciar su nombre. 'El hundimiento', su crónica de los últimos días de Hitler dentro del infame búnker, le proporcionó una nominación al Oscar y un (inmerecido) puesto entre la crema del cine europeo -y, más importante, generó decenas de hilarantes parodias en YouTube-. Pero desde entonces no dio una a derechas: 'Invasión', su remake de 'La invasión de los ladrones de cuerpos', era un desastre; 'Diana', su biopic de Lady Di, una risa. La solución era simple: repetir la jugada que en su día le salió bien. Volver al nazismo, un tema que sigue siendo infalible a la hora de proporcionar al público catarsis emocionales inmediatas y, por tanto, recurso perfecto para cineastas mediocres.

Tráiler del filme

El episodio de la historia del Tercer Reich que '13 minutos para matar a Hitler' rememora es relativamente desconocido: la figura de Georg Elser, que en noviembre de 1939 intentó borrar al Führer del mapa con una bomba y que no lo consiguió porque el petardazo sucedió unos 780 segundos tarde.

Que hasta la fecha su historia no haya llamado la atención de Hollywood es fácilmente explicable: a diferencia del atentado de julio de 1944 encabezado por el coronel Von Stauffenberg, que Bryan Singer y Tom Cruise se encargaron en su día de recrear en 'Operación Valkiria', en el caso de Elser no hubo grandes conspiraciones ni elaborados planes de acción ni, en consecuencia, mucho margen para la hollywoodización. El tipo, parece ser, fabricó una bomba en casa, la hizo explotar de forma totalmente ineficaz -mató a ocho personas, todas ellas inocentes- y lo pillaron. La chicha del relato es limitada.

De haber dado Elser en el blanco, las vidas de 40 millones de personas, tal vez, podrían haberse salvado y, por tanto, por definición '13 minutos para matar a Hitler' invita a plantear una hipótesis que no es precisamente original pero que siempre da morbo: ¿habría existido el Holocausto de haber volado Adolfo por los aires a tiempo? Hirschbiegel, en todo caso, prefiere seguir otro camino, aunque más preciso sería decir que en realidad no sigue ninguno de los que tenía abiertos.

Por un lado, su película podría haber funcionado a la manera de preciso ejercicio de creación de suspense; como en su día demostraron 'Ha llegado el águila' o 'Todos los hombres del presidente' o 'United 93', conocer el desenlace de la historia no necesariamente tiene por qué impedir la intriga. Sin embargo, Hirschbiegel empieza su narración con el atentado y a partir de ahí todo es cuesta abajo.

Hirschbiegel empieza su narración con el atentado y a partir de ahí todo es cuesta abajo

El grueso del metraje alterna escenas de cárcel -en las que Elser o bien es torturado o bien confiesa- con insistentes 'flashbacks' que nos explican qué llevó a un hombre corriente a ejecutar una acción tan radical y, de paso, imponen al filme un tono blando y sentimental: el periodo previo al ascenso del nazismo es retratado como una estampa bucólica por la que Elser y sus amigos se pasean nadando en el lago, cortejando a bellas muchachas y danzando al son de los acordeones. La transformación de ese idilio en una tiranía moteada de esvásticas es planteada sin trasfondo o matices algunos y sin meditar las razones de la entusiasta acogida popular de la que gozó la ideología nazi.

Aun así, al perfilar a Elser la película podría haber intentado cierta profundidad psicológica o al menos ciertas dosis de drama. Pero los saltos temporales lo impiden. En primer lugar porque, en cuanto una escena corre el riesgo de coger peso y sugerir significado alguno más allá del estrictamente literal, Hirschbiegel la finiquita y viaja atrás o adelante en el tiempo. En segundo lugar porque, en realidad, todo cuanto los 'flashbacks' nos dicen de Elser es que era un fulano que en un momento dado decidió que Hitler debía morir. Al margen de eso y de su relación amorosa con Elsa, una mujer a la que había salvado de un marido maltratador, poco más se nos cuenta de él. A lo mejor es que Elser era así de aburrido pero, entonces, ¿para qué tomarse la molestia?

Tráiler de 'El hundimiento'

Algo más de gancho, es cierto, posee la relación entre el protagonista y su interrogador, Arthur Nebe, que gradualmente empieza a demostrar cierta simpatía hacia el terrorista -Nebe, se nos cuenta al final, colaboró años después en la conspiración de 1944-; pero en todo caso las escenas de interrogación sirven exclusivamente para enfatizar el heroísmo de Elser y de paso escenificar castigos físicos que suministran morbo y emotividad facilona.

¿Eran los motivos de Elser políticos o personales? ¿De qué manera condicionó el romance con Elsa sus acciones? Sobre todo, ¿por qué un enemigo tan feroz del Führer no solo no fue ejecutado hasta seis años después del atentado sino que recibió un trato preferente durante su encarcelamiento? Sin duda un misterio como ese merecía ser bosquejado, pero ello habría obstaculizado el esfuerzo de Hirschbiegel por mantener la película heroica, sentimental y, sobre todo, muy muy simple. En cambio, nada en '13 minutos para matar a Hitler' se nos explica bien clarito, en ocasiones incluso a través de momentos tan absurdos como una escena alucinatoria -a Elser se le inyecta el suero de la verdad- que es pura comedia involuntaria. Pero el vaso siempre puede verse medio lleno: al menos, 'Diana' era peor.

Oliver Hirschbiegel no podia quedarse de brazos cruzados viendo cómo su carrera se iba al garete, y eso es algo en lo que estarán de acuerdo incluso aquellos incapaces de pronunciar su nombre. 'El hundimiento', su crónica de los últimos días de Hitler dentro del infame búnker, le proporcionó una nominación al Oscar y un (inmerecido) puesto entre la crema del cine europeo -y, más importante, generó decenas de hilarantes parodias en YouTube-. Pero desde entonces no dio una a derechas: 'Invasión', su remake de 'La invasión de los ladrones de cuerpos', era un desastre; 'Diana', su biopic de Lady Di, una risa. La solución era simple: repetir la jugada que en su día le salió bien. Volver al nazismo, un tema que sigue siendo infalible a la hora de proporcionar al público catarsis emocionales inmediatas y, por tanto, recurso perfecto para cineastas mediocres.

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