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El 'Tarantino africano' que ha convertido un 'slum' en el Hollywood de Uganda
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El 'Tarantino africano' que ha convertido un 'slum' en el Hollywood de Uganda

Con un presupuesto de 180 dólares por película, actores versados en Kung Fu e imaginativos efectos especiales, Isaac Nabwana ha revolucionado el cine de acción

Foto: Cada vez que estrenan una película los teatros se llenan. (Wakaliwood)
Cada vez que estrenan una película los teatros se llenan. (Wakaliwood)

En el Hollywood ugandés no hay estrellas en las calles con nombres de celebridades ni alfombras rojas tapizando la entrada del Teatro Dolby, sino caminos de tierra y chabolas hechas de contrachapado. Sin embargo, los estudios de Wakaliwood, situados en el slum de Wakaliga, en Kampala, se han convertido en la meca del cine de acción del este de África, gracias al gran talento y la creatividad del director Isaac Nabwana, conocido como el 'Tarantino africano'.

Sus comedias de extrema violencia, como 'The Cannibals' o 'Valentine: Satanic Day' causan furor en todo el país y tienen millones de seguidores en las redes sociales por su extraña combinación de Kung Fu africano, efectos especiales de lo más socorrido –armas hechas con viejas cortadoras de césped y partes de coches– y actores voluntarios reclutados entre taxistas, vendedores de fruta, e incluso la propia hija del cineasta, que acude a una academia de artes marciales para aprender llaves que pueda utilizar en las películas.

Con sólo un prespuesto de 180 dólares por película, Wakaliwood es la prueba fehaciente de que para rodar una superproducción no se necesitan millones de dólares ni a Chuck Norris de protagonista, aunque Nabwana afirme que él y Rambo fueron su inspiración. “Sólo queremos entretener al mundo. Uganda tiene muchísimos problemas, pero mira lo que estamos creando”, dijo el director a 'Wall Street Journal'.

De Nueva York a Wakaliwood

El neoyorquino Alan Hofmanis fue otra de las personas fascinadas por la magia sangrienta, imaginativa y de bajo presupuesto de las películas de Nabwana. Las descubrió en 2012 y dos días después ya iba camino de Kampala para unirse a su equipo como guionista, director y productor en el extranjero. “He trabajado diez años en la industria del cine y no he visto ninguna innovación como la de estos chicos”, cuenta el productor, que da vida a Jesucristo en una de las últimas películas.

En los rodajes todo el mundo colabora con una capacidad de improvisación asombrosa: Harriet, la mujer de Isaac Nabwana, llena preservativos de sangre falsa para las escenas violentas –“antes usábamos sangre de animales, pero los actores se mareaban”– y Dauda Bissaso, que tenía un negocio de comida ambulante y ahora, es el director de arte, está desarrollando la maqueta de un helicóptero a tamaño real para las películas.

Mientras esperan que alguna de sus cintas se proyecte en el próximo Festival de Cannes, el equipo de Nabwana entrena a la próxima generación de estrellas de Wakaliwood, convencidos, como él mismo dice, de que un día compararán a Tarantino con su homónimo africano y no al contrario.

En el Hollywood ugandés no hay estrellas en las calles con nombres de celebridades ni alfombras rojas tapizando la entrada del Teatro Dolby, sino caminos de tierra y chabolas hechas de contrachapado. Sin embargo, los estudios de Wakaliwood, situados en el slum de Wakaliga, en Kampala, se han convertido en la meca del cine de acción del este de África, gracias al gran talento y la creatividad del director Isaac Nabwana, conocido como el 'Tarantino africano'.

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