"Me gusta Malasaña, me gustas tú": Manu Chao y Maquiavelo toman el Congreso

La cultura ni está ni se la espera en el rifirrafe político-electoral del debate de investidura. Su aparición política en el Congreso se ha limitado a una breve mención por parte del candidato a ser investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Entre esas medidas que se pueden tomar "la próxima semana" se coló tímidamente la cultura. El socialista propuso un pacto social y político para convertir la cultura en "una prioridad política". Para ello, sus medidas pasan por bajar el IVA cultural, crear unaLey de Mecenazgo y reformar la Ley de Propiedad Intelectual, tres planteamientos ampliamente demandados por todos los sectores culturales del país y, en el caso del IVA, que cuentan con el consenso de los grupos políticos.

Nada más sobre cultura pero sí desde la tribuna de oradores. Fue Pablo Iglesias quien más referencias culturales dejó en la Cámara mientras daba palos a diniestra y siniestra. Si Kant irrumpió con desigual acierto por parte de Iglesias y Albert Rivera en una de las confrontaciones de campaña, el líder del Podemos ha llevado hoy al debate a Juan Genovés, Velázquez, Manu Chao o Maquiavelo.

Iglesias ha recriminado a Pedro Sánchez que su pacto con Rivera se firmara delante de 'El abrazo', de Juan Genovés, porque "las lanzas de Velázquez hubieran sido un cuadro mejor, puestos a ejemplificar una capitulación", ironizó en alusión a 'La rendición de Breda'. 'El abrazo', una de las obras más emblemáticas de la Transición por su simbología que reclamaba la amnistía para los últimos presos políticos y que, más tarde, sirvió de molde a la escultura conmemorativa de los abogados asesinados en Atocha, llegó al Congreso el pasado mes de enero tras pasar más de 30 años en los sótanos del Museo Reina Sofía.

Ese mismo día, Genovés explicaba que su obra era más el símbolo de la reconciliación que del partidismo. Dijo entonces que su obra alude a "las miles de personas que lucharon para traer la democracia a España (y que dejara de ser un país diferente). Pero a los que estuvimos en la resistencia antifranquista nos preocupaba buscar la reconciliación". En ese sentido, el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, utilizó entonces la misma metáfora para la época de pactos que se aventuraba tras el 20D. "Durante la Transición, demostramos que éramos capaces de ponernos de acuerdo".

Sin embargo, para Iglesias el acuerdo PSOE-Ciudadanos es más bien una rendición, en concreto 'La rendición de Breda', de Velázquez. Este cuadro, que se encuentra en el Museo del Prado, escenifica la entrega de las llaves del gobernador de la ciudad holandesa al general genovés Ambrosio Spínola, al mando de los tercios de Flandes.

Pero no fueron las únicas referencias culturales de Iglesias. El líder de Podemos se arrancó también con un poema de Antonio Machado, de sus 'Proverbios y cantares'. Por cierto, aquellos versos que tanto le gustaron a Juan Ramón Jiménez y a Miguel de Unamuno, porque en ellos "se condensa y concreta su amarga sabiduría poética".

¿Dijiste media verdad?

Dirán que mientes dos veces

Si dices la otra mitad

Manu Chao y su canción 'Me gustas tú' también irrumpieron en la réplica de Iglesias al referirse al gusto de Sánchez por pactar con derecha e izquierda: "Eres como Manu Chao, me gusta Malasaña, me gustas tú". Pero antes se detuvo en 'El Príncipe' de Maquieavelo, el gran libro del ajedrez político que destapa los trapos sucios y los tejemanejes que urde la política para conservar a toda costa el poder. Un libro, le dijo a Rivera, en que "le producirá regocijo reconocerse en alguna de las argucias que recomienda el gran secretario Florentino. Si lo lee, además de a Suárez, quizá empiece a admirar a César Borgia". Eso sí, le dejó un recado final: "Llegue hasta el último capítulo. Para ser César Borgia, no solo hay que ser astuto, hay que ser valiente, señor Rivera".

Iglesias terminaba así su alocución dirigida a Rivera: "sospecho que ha leído más a Lakoff que a Maquieavelo pero tiene virtudes de ambos. Le reconozco que sabe dominar a la fortuna. Si hay un triunfador en el día de hoy ese es usted, señor Rivera, a costa del señor Sánchez". Tampoco le faltó un momento para recordar 'El Gatopardo', de Lampedusa, y su "cambiar todo para que nada cambie", la máxima del 'gatopardismo' basado en las palabras de Tancredi a su tío Fabrizio: "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie".

Rajoy, Cervantes y Fierabrás

Mariano Rajoy también se puso cervantino en su primera intervención en el Congreso al preguntarse "¿qué es este curalotodo? ¿El bálsamo de Fierabrás?" en referencia a la "investidura de ficción" de Sánchez. En el capítulo X del primer volumen de 'El Quijote' hallamos esta pócima mágica capaz de curar todas las dolencias y que forma parte de las leyendas épicas. Según un poema francés titulado 'Fierabrás', este bálsamo, que habría servido para ungir a Jesucristo antes de enterrarlo, fue robado por el rey Balán y su hijo el gigante "de feroces brazos" Fierabrás cuando saquearon Roma. La leyenda se remonta a los libros de caballerías sobre Carlomagno pero también aparece en 'Don Belianís de Grecia', otro 'bestseller' caballeresco español escrito por Jerónimo Fernández, abogado en la corte de Carlos V y uno de los libros preferidos de 'Don Quijote', tal y como escribió Cervantes.

En 'El Quijote', tras una de los múltiples palizas, el hidalgo manchego le cuenta a Sancho que conoce este bálsamo "con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay pensar en morir de ferida alguna" y su escudero le espeta que es capaz de renunciar al gobierno de "su prometida ínsula" por esa receta. Ya en el capítulo XVII, Don Quijote le explica cómo hacer este ungüento "precioso con que sanaremos en abrir y cerrar de ojos", consistente en aceite, vino, sal y romero. "Apenas lo acabó de beber, cuando comenzó a vomitar, de manera que no le quedó cosa en el estómago (...) quedóse dormido más de tres horas, al cabo de las cuales despertó y se sintió aliviadísimo del cuerpo y en tal manera mejor de su quebrantamiento, que se tuvo por sano y verdaderamente creyó que había acertado con el bálsamo de Fierabrás y que con aquel remedio podía acometer desde allí adelante sin temor alguno cualesquiera ruinas, batallas y pendencias, por peligrosas que fuesen". Sin embargo, en Sancho, por no ser caballero según su amo, tuvo un efecto laxante no tan beneficioso...