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Will Smith tira de la manta del fútbol americano (y se queda a medias)
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estreno de 'la verdad duele'

Will Smith tira de la manta del fútbol americano (y se queda a medias)

El actor protagoniza un biopic capriano sobre el descubridor de la enfermedad cerebral de los jugadores

Foto: Will Smith
Will Smith

Hay varios motivos por los que Will Smith cae gordo. Por ejemplo, porque pertenece a la Cienciología. Y porque es un nepotista, empeñado en proporcionarles una carrera a sus hijos a golpe de talonario y apellido. Y porque tiene un ego más grande que algunos países, y porque era un rapero penoso. Todo eso hace que a menudo nos olvidemos de que, se mire como se mire, el Príncipe de Bel Air es un buen actor. De hecho, él es lo mejor que hay en esta película que, por otra parte, es pura fórmula: las tribulaciones de un portavoz de la verdad heroico e idealista enfrentado a un superpoder corporativo, oscuro y maléfico.

La idea, decimos, es tan vieja como hacer de vientre sentado: ha sido premisa recurrente como mínimo desde los tiempos de Frank Capra. Y de hecho Smith aquí da vida a una versión con bata blanca del 'Caballero sin espada', alguien que cree ingenuamente en la promesa que ese concepto llamado América acarrea pero que comprueba que América ha dejado de ser sinónimo de sueños hechos realidad.

'La verdad duele'

En concreto interpreta a Bennet Omalu, el doctor que en 2002 hizo un descubrimiento revolucionario: darte golpes en el cráneo de manera sostenida durante años es malo para la salud. Omalu, en otras palabras, identificó y puso nombre a la encefalopatía traumática crónica (CET), enfermedad cerebral detectada en numerosos jugadores de fútbol americano después de sus muertes. Con el tiempo, sus avances han provocado cambios en la normativa de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) que eran absolutamente necesarios. Después de todo, durante mucho tiempo, a un jugador que sufría un cabezazo en medio de un partido lo habitual era darle dos aspirinas y ya, y esa actitud dio origen a toda una generación de exdeportistas carcomidos por la depresión, la pérdida de memoria, la psicosis y las conductas taradas.

Mientras explica eso, 'La verdad duele' trata de sentar las bases para un cambio en nuestra opinión sobre ese deporte y sobre el modo en que la NFL lo gobierna, y para ello sugiere que la organización era consciente del riesgo que los jugadores corrían y a pesar de ello no hizo nada al respecto. Al contrario, para proteger su producto recurrió a la desinformación, la ofuscación y la coacción, poniendo con ello vidas humanas en riesgo.

Eso es lo que la película querría decir pero en realidad no llega a decir, y a pesar de ello parece pedir perdón por estar a punto de decirlo -ni 'Mazinger Z' tenía tanto plomo en los pies-. En lugar de cargar tintas, el director Peter Landesman prefiere poner el foco en el descubrimiento de la enfermedad y en los detalles biográficos de Omalu, lo que en consecuencia hace que la narración sea definitivamente vaga en su crítica.

Es decir, 'La verdad duele' es como una versión de la Biblia en la que David no le da a Goliat una pedrada sino un suave tirón de orejas, y luego sale corriendo por si acaso. Y, en los escasos momentos en los que muestra tener algo de sangre en las venas, la película cae en la simplificación. Los jugadores son retratados como bombas a punto de estallar; la NFL encarna una maldad meramente genérica, y el buen doctor Omalu es convertido en un paria. Landesman intenta distraernos incorporando al relato algunos clichés del cine conspiranoico –ruidos en mitad de la noche, llamadas telefónicas anónimas, coches que parecen hacer guardia-, pero no hay manera.

n realidad, estaba cantado de antemano que una corporación global como Sony, productora de 'La verdad duele', no se pondría brava con una organización tan influyente como la NFL. Al parecer, el hackeo a Sony a principios del año pasado reveló varios emails en los que se evidenciaba que la película había sido suavizada para no enfadar ni a la Liga de Football ni, sobre todo, a los espectadores.

Y es que, en última instancia, esta película le busca las cosquillas a un deporte pero a la vez quiere que los fans de ese deporte pasen por la taquilla. Por eso, al final su prioridad parece ser dejar claro que, se mire como se mire, el fútbol americano es un deporte nobilísimo y hermoso, y elegante hasta decir basta. Es como si al final de' El dilema' (1999), que recreaba la batalla de un hombre contra las tabacaleras y que es un referente obvio de 'La verdad duele', Russell Crowe mirara a cámara y dijera: “Pero qué gustito da fumarse un pitillito después de comer”.

Hay varios motivos por los que Will Smith cae gordo. Por ejemplo, porque pertenece a la Cienciología. Y porque es un nepotista, empeñado en proporcionarles una carrera a sus hijos a golpe de talonario y apellido. Y porque tiene un ego más grande que algunos países, y porque era un rapero penoso. Todo eso hace que a menudo nos olvidemos de que, se mire como se mire, el Príncipe de Bel Air es un buen actor. De hecho, él es lo mejor que hay en esta película que, por otra parte, es pura fórmula: las tribulaciones de un portavoz de la verdad heroico e idealista enfrentado a un superpoder corporativo, oscuro y maléfico.

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