Coca, figuras de cera y 275 dólares la entrada. El delirante regreso de Guns N’ Roses

Se ha confirmado hace menos de veinticuatro horas: 2016 traerá el retorno rockero más esperado y excesivo. Será en el festival Coachella, cita emblemática de las celebridades y el pijerío bohemio estadounidense, que se celebra en Indio, Palo Alto, California. El grupo ofrecerá dos conciertos: uno el 16 y otro el 23 de abril. Millones de persona esperaban esta noticia desde hace más de veinte años.

Por supuesto, Guns N’ Roses tuvieron actividad tras su disolución en 1993, pero esto es el anhelado regreso de la formación original de la banda, con el vocalista Axl Rose, el guitarra Slash y el bajista Duff McKagan. De momento, se desconoce la identidad del guitarra y el batería que les acompañaran.

La noticia ya había sido adelantada por la siempre fiable web de Billboard, boletín oficial de la industria discográfica estadounidense. En un detallado reportaje, filtraban otro chorreo de datos, como que el grupo está negociando con una promotora de primera fila veinticinco actuaciones en megaestadios de su país, todas ellas programadas para verano de 2016.

Tres millones por concierto

Antes de eso, serán uno de los primeros artistas en tocar en el Vegas Arena, un espectacular recinto que se inaugura el día seis de abril. Su construcción costó 375 millones de dólares y cuenta con veinte mil asientos. Billboard asegura que los representantes del grupo piden tres millones de dólares por concierto, mientras que los promotores calculan que las entradas costaran entre 235 y 275 dólares cada una. Guns N’ Roses son el grupo más emblemático de la historia del rock estadounidense: su primer álbum, 'Appetite For Destruction' (1988), es el debut más vendido en la historia del país, con dieciocho millones de copias. En total, el grupo ha despachado 44,5 millones de unidades de sus álbumes solamente en EEUU.

La gira más reciente con el nombre de Guns N’ Roses, donde el único miembro original era Axl Rose (Indiana, EE.UU., 1962), se centró durante 2014 en Sudamérica y Las Vegas, con ingresos que superaron los quince millones de dólares. El último concierto que Axl y Slash tocaron juntos tuvo lugar el 17 de julio de 1993, en el estadio del River Plate en Buenos Aires

Esperpento en Madrid

¿Cómo fue su penúltima gira española? Posiblemente fuese el espectáculo más triste y desganado de la historia de las giras rockera en nuestro país. Especialmente su fecha en Madrid, el 25 de mayo de 2006. Axl Rose tenía todo a su favor, con un público entregado que quería desquitarse de la cancelación el tres de julio de 1992 de la gira 'Use Your Illusion', suspendida por problemas de aluminosis en el estadio Vicente Calderón (el mismo día, Nirvana presentaban 'Nevermind' en el Palacio de los Deportes). El caso es que el concierto de 2006, que debía de haber sido un paseo triunfal, se convirtió en un despliegue de mediocridad, entre la flojera de los himnos que adelantaron del disco 'Chinese Democracy' (2008) y las inofensivas y ramplonas versiones de sus clásicos.

El momento de mayor intensidad de la noche sucedió cuando el público recibió al líder de la banda al grito de “hijo de puta, hijo de puta” por aparecer dos horas tarde. El cantante ofrecía un triste aspecto, mezcla de sobrepeso, cirugía facial y muecas extremas. “Más que Axl Rose, parece su muñeco de cera”, soltó un cruel espectador. El concierto estaba anunciado a las diez, pero Rose decidió no pisar el escenario del parque Juan Carlos I hasta la medianoche. Al día siguiente era viernes laborable y muchos fans habían viajado desde fuera de la capital.

Romper el hielo con coca

Para hacernos una idea del tipo de estrellas a los que nos enfrentamos, podemos recordar algún pasaje de 'Slash: La biografía' (Es Pop Ediciones, 2007). El guitarra de los Guns, cuyo nombre real es Saul Hudson (Londres, 1965), nació en una familia rockera. Su madre diseñó trajes para David Bowie y su padre creó escenarios para Neil Young. El éxito le llegó demasiado joven y demasiado rápido.

“Cuando volví de mi primera gira mundial tenía quince millones de dólares en el banco. Después de pagar mi mansión, contraté a un tipo para añadir un jacuzzi a mi cuarto de baño. También le encargué que incorporase un terrario gigante para serpientes. Le pedí muros de cristal del suelo al techo. Le compré unas escaleras de cristal para ver a las serpientes desde cualquier punto de la casa. Metí unos noventa reptiles en la mansión. Mi problema era que no tenía ni idea de cómo tratar con la gente. Ofrecía rayas al contratista a las ocho de la mañana. Era lo único que se me ocurría para romper el hielo”, recuerda.

Ofrecía rayas al contratista a las ocho de la mañana. Era lo único que se me ocurría para romper el hielo

Miedo y asco en el resort

Abrumado por su estatus de estrella, Slash se refugió en la heroína. “Mi camello me pedía que me marchase nada más comprar las drogas. Decía que ver a un tipo tan pasado como yo le espantaba la clientela”, confiesa. La escena culminante del libro es su intento de desintoxicación en un resort temático dedicado al golf. Slash se zampa las drogas de cuatro días en cuatro horas y acaba corriendo desnudo por las instalaciones, presa de la paranoia. El 'speedballing', mezcla de cocaína y heroína, le provocaba alucinaciones. Mientras se daba una ducha relajante, perdió la noción del tiempo y el espacio. Entonces aparecieron en su cabeza unos bichos de la saga 'Terminator' que comenzaron a perseguirle. Slash huyó con desesperación, intentando protegerse con los cuerpos de las señoras de la limpieza y los hombres de negocios que encontraba por el camino. Fuel allí donde tocó fondo.

¿El dato más desconcertante de sus memorias? Vivió varias citas con la estrella porno Traci Lords sin acostarse con ella. Puede presumir de ser uno de los pocos rockeros que ve más allá de las tetas en su relación con las mujeres. Las entradas para los conciertos del Coachella se ponen a la venta hoy, día seis de enero, a las once de la mañana hora de Los Ángeles, ocho de la tarde hora española.