Es noticia
La doble pesada de mi madre
  1. Cultura
  2. Cine
estreno de 'el mundo abandonado'

La doble pesada de mi madre

Margarethe von Trotta filma un melodrama folletinesco que reivindica la libertad en el amor

Foto: Fotograma de 'El mundo abandonado'
Fotograma de 'El mundo abandonado'

En la filmografía de Margarethe von Trotta conviven dos inquietudes. La primera, de cariz más sociopolítico, se centra en la reivindicación de grandes figuras femeninas de la historia. A la manera de ese Roberto Rossellini de vocación didáctica que quiso convertir sus trabajos para televisión en una especie de enciclopedia visual en torno a personajes históricos (Sócrates, Luis XIV, Blaise Pascal...), la cineasta alemana va construyendo un ciclo de biopics dedicados a mujeres de gran influencia en la política y el pensamiento como Rosa Luxemburgo (1986), Hildegarda de Bingen ('Visión', 2009) y Hannah Arendt (2012), todas ellas encarnadas por su actriz fetiche Barbara Sukowa.

Por otro lado, con films como 'Sisters, or The Balance of Happiness' (1979), 'Las hemanas alemanas' (1981), 'Locura de mujer' (1983) y 'Amores y deseos' (1988), Von Trotta explora también el melodrama, entre lo íntimo y lo histórico, en torno a mujeres que guardan un tipo de relación muy estrecha, amigas íntimas o, sobre todo, hermanas.

Al poco tiempo de fallecer su madre, Margarethe von Trotta descubrió que tenía una hermana 15 años mayor que ella en Rusia, país natal de su progenitora, sobre la que nunca había tenido noticia a pesar de la confianza que presidía la relación materno-filial. El descubrimiento de este secreto familiar ha marcado la filmografía de uno de los nombres más representativos del Nuevo Cine Alemán. Pero hasta el momento ninguna película de Von Trotta se había inspirado tanto en este hecho como 'El mundo abandonado'.

En el film, el padre de la protagonista Sophie (Katja Riemann, otra habitual de Von Trotta) queda en estado de shock al descubrir por Internet la existencia de una cantante de ópera estadounidense, Caterina Fabiani (la Sukowa, cómo no) que guarda un asombroso parecido con su esposa recién fallecida. Sophie, cantante de jazz aficionada y oficiante de bodas civiles, decide viajar hasta América para investigar el misterio y conocer a esta mujer tan parecida a su madre. Su vida en Alemania, además, no pasa por su mejor momento ya que se acaba de pelear con su novio.

El argumento de 'El mundo abandonado', que arranca como un melodrama familiar de tintes misteriosos, no tarda en volverse digno de un folletín. Al llegar a América, Sophie consigue ponerse en contacto con Fabiani e incluso inicia una aventura con el agente de la diva. Sus pesquisas van desenterrando una serie de secretos familiares de lo más previsibles.. A partir de aquí se acumulan rivalidades entre hermanos enamorados de la misma mujer, madres amnésicas, hijas ocultas, amistades inquebrantables, hombres seductores, pistas falsas, cajas repletas de cartas de amor prohibido...

Von Trotta aprovecha la ocasión para rendir homenaje a la faceta musical de sus dos actrices preferidas. La película se detiene más de una vez para que, se supone, disfrutemos tanto de la vena lírica de Barbara Sukowa como de los pinitos jazzisticos de Katja Riemann. En 'El mundo abandonado' los personajes se ponen demasiadas veces al servicio de las actrices. Von Trotta confiere a Sophie la capacidad de resultar atractiva para todo el mundo y de salvar todo inconveniente. Al poco de aterrizar en Estados Unidos ya ha iniciado un idilio con el agente de la soprano, un guaperas cuya apariencia, diálogos y modos de seducción parecen escapados de un culebrón y cortocircuitan el legado feminista de la directora. Fabiani, por su parte, responde al tópico de la gran diva pero con rostro humano: separada de su marido todavía cuida de su presunta madre, retirada en una residencia a causa del Alzheimer.

Los enredos familiares deberían permitir a Von Trotta redundar en cuestiones ligadas a la amistad y a la fraternidad femenina. Se echa en falta, sin embargo, que no profundice más en las relaciones entre las mujeres protagonistas o que le saque más provecho al motivo del doble, tan querido en la ficción alemana. En el fondo, la realizadora quiere llevar a cabo un melodrama que reivindique la necesidad de mantener vínculos familiares libres y desprovistos de secretos, que no condenen a nadie a este mundo abandonado, el espacio de las ocultaciones y las dobles vidas, al que se refiere el título.

Pero el tono romantincón rancio y una realización demasiado plana, problema que ya aquejaba otros títulos anteriores de Von Trotta como el dedicado a la autora de 'Eichmann en Jerusalén', no favorecen a la película. Al fin y al cabo, la protagonista central de la película, esa madre fallecida pero siempre presente cuyos secretos se van desvelando a lo largo del metraje, es un fantasma. Pero, por muchos enigmas del pasado que se desvelen, 'El mundo abandonado' no consigue evocar la necesaria sensación de misterio y de presencia de lo sobrenatural hasta casi el último plano.

En la filmografía de Margarethe von Trotta conviven dos inquietudes. La primera, de cariz más sociopolítico, se centra en la reivindicación de grandes figuras femeninas de la historia. A la manera de ese Roberto Rossellini de vocación didáctica que quiso convertir sus trabajos para televisión en una especie de enciclopedia visual en torno a personajes históricos (Sócrates, Luis XIV, Blaise Pascal...), la cineasta alemana va construyendo un ciclo de biopics dedicados a mujeres de gran influencia en la política y el pensamiento como Rosa Luxemburgo (1986), Hildegarda de Bingen ('Visión', 2009) y Hannah Arendt (2012), todas ellas encarnadas por su actriz fetiche Barbara Sukowa.

El redactor recomienda