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Fallece Lemmy Kilmister, líder de la banda de heavy metal Motörhead
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a los 70 años

Fallece Lemmy Kilmister, líder de la banda de heavy metal Motörhead

El vocalista y bajista sufría de una agresiva forma de cáncer, según ha informado el grupo en su página en la red social Facebook, donde han pedido a sus seguidores que "celebren la vida"

“¿A quién le importa si bebo y fumo? ¿Y qué? No voy a promocionarlo como un estilo de vida, no quiero que chavales mueran por mi culpa, porque si cuentas que bebo como un pez desde hace 35 años en Motörhead, alguno va a pensar que también lo puede hacer. Los cigarrillos le van bien a mi voz, son parte de mi preparación. Tengo que seguir fumando; si lo dejara, mi voz se resentiría. Posiblemente no podría hacer mi trabajo si no fumase ni bebiese”. Ian Fraser ‘Lemmy’ Kilmister por aquel entonces tenía 64 años y su salud permanecía aparentemente intacta. Los golpes diarios no afectaban a su mecanismo y a cada trago y cigarro su salvaje leyenda aumentaba. Este lunes 28 de diciembre, en su casa de Hollywood y rodeado de su familia, murió sentado en el sofá de su casa mientras veía su videojuego favorito, uno sobre The Rainbow, el bar donde más bebió, fumó y consumió. También donde más jugó a las tragaperras, quién sabe si donde más ligó. Falleció de un cáncer que le diagnosticaron dos días antes, casi con la resaca de su 70 cumpleaños de Nochebuena.

Su más famoso, Ace of Spades, interpretado este verano.

El inglés nacido en Burslem, Stoke on Trent, traspasó la barrera del rock and roll por su agresivo estilo de vida. Ha sido el famoso ‘sexo, drogas y rock and roll’ personificado durante más de tres décadas, habiéndose quitado primero del speed –no consumía desde hace más de una década- y este último año del Jack Daniels. “El compromiso con los doctores fue cambiar la botella diaria de bourbon por vino, pero no les dijo que a veces se bebe dos botellas…”. Todd Singerman, manager de Motorhead, reconoció a principios de 2014 que la situación era complicada. Ya en 2015 logró dejar atrás a Jack… “Me gusta más el zumo de naranja, ¡así que a la mierda la Coca-Cola!”. Y este año viajaba con un bastón y una botella de Absolut con zumo de naranja. Con este brebaje grabó su último disco, ‘Bad Magic’, el vigesimosegundo de Motorhead.

“Aparentemente sigo siendo indestructible”

Seguramente hoy mucha gente le recuerde por estas anécdotas o por la cancelación de conciertos que ha debido hacer a cuentagotas desde 2013. “Aparentemente sigo siendo indestructible”, comentaba Lemmy antes de este verano, cuando reconocía que sus piernas “estaban jodidas”. También habrá quien le destaque por sus infinitas cajetillas de Marlboro, su adicción a las tragaperras –pedía una en el camerino para jugar antes de los conciertos-, los comentados elementos morbosos del speed y Jack Danield´s o por sus más de “1.000 mujeres” con las que se ha acostado. Y su bajo, su música, ¿dónde queda? Su leyenda no sería tal sin su particular forma de entender la música y la vida.

I'm so bad (but I don´t care)

Primero en Hawkwind (1971) y desde 1975 en Motorhead, Lemmy puso a disposición del mundo un nuevo género que entraba en conflicto para ser definido. Mezcló punk, hard rock y heavy metal para dar un sonido inconfundible, complejo y tan particular que tratar de hacer algo parecido iba a sonar casi a plagio. Ya sea por los productos químicos o etílicos, en sus 22 discos de Motorhead difícilmente se aprecia una caída de su vertiginoso e inimitable ritmo. “Este disco suena a Motorhead. Es una patada en los dientes”, así definió este mismo año Kilmister su última creación.

Aunque no toda era una actividad frenética, fuera de Motorhead daba rienda suelta a ritmos más sureños y calmados, como mejor ejemplo su disco editado en 2000 bajo el nombre de ‘Lemmy - Slim Jim & Danny B’.

'When The Sky Comes Looking For You', estrenado hace una semana (grabado en Mallorca)

Su adicción menos conocida

Quien fuera ‘roadie’ de Jimmy Hendrix en 1960 y amante de la música gracias a The Beatles tenía también otras adicciones menos perversas y morbosas: la lectura. Adoraba vivir en el bus por la carretera, donde tras cada show quizás se tomaba la última o penúltima junto a un pitillo y un libro. Sus autores favoritos son Michael Moorcock, Philip K. Dick, J. G. Ballard y Len Deighton, cuyas obras devoraba junto a todas las relacionadas con el tema bélico, sobre todo de la Primera y Segunda Guerra Mundial, “es el pasatiempo más popular del mundo. Todos deberían hacerlo, me gustan las más grandes ya que muestran al hombre en su peor momento”. De ahí su gusto por la estética nazi, matizando que “he tenido ocho novias negras”, por si alguien piensa que va más allá de esa indumentaria creada por Hugo Boss.

Su figura descansa ya, dependiendo de gustos, descansa a la misma altura que la de Ronnie James Dio, Bon Scott, Jimmy Hendrix, John Lennon, Janis Joplin, Jim Morrison o Kurt Cobain (no están todos los que son) porque sus estilos de vida traspasaron su género musical y dieron publicidad como nadie al rock and roll. Algunos de ellos se ajustan al famoso lema de Lemmy de "born to lose, live to win".

“Pon música de Motorhead alto, música de Hawkind alto, música de Lemmy alto. Toma un trago o unos pocos. Comparte historias. Celebra la vida como este encantador, maravilloso hombre la celebró tan vibrantemente. ÉL QUERRÍA EXACTAMENTE ESO”, destaca la página oficial de Motorhead.

“Hello. We are Motorhead, and we play rock and roll”.

Rock In Peace.

Hace un par de semanas, ilustres com Slash, Billy Idol, Steve Vai o Robert Trujillo celebraron el cumpleaños de Lemmy en el Whisky a Go Go.
Making of de 'Lemmy', su documental.

“¿A quién le importa si bebo y fumo? ¿Y qué? No voy a promocionarlo como un estilo de vida, no quiero que chavales mueran por mi culpa, porque si cuentas que bebo como un pez desde hace 35 años en Motörhead, alguno va a pensar que también lo puede hacer. Los cigarrillos le van bien a mi voz, son parte de mi preparación. Tengo que seguir fumando; si lo dejara, mi voz se resentiría. Posiblemente no podría hacer mi trabajo si no fumase ni bebiese”. Ian Fraser ‘Lemmy’ Kilmister por aquel entonces tenía 64 años y su salud permanecía aparentemente intacta. Los golpes diarios no afectaban a su mecanismo y a cada trago y cigarro su salvaje leyenda aumentaba. Este lunes 28 de diciembre, en su casa de Hollywood y rodeado de su familia, murió sentado en el sofá de su casa mientras veía su videojuego favorito, uno sobre The Rainbow, el bar donde más bebió, fumó y consumió. También donde más jugó a las tragaperras, quién sabe si donde más ligó. Falleció de un cáncer que le diagnosticaron dos días antes, casi con la resaca de su 70 cumpleaños de Nochebuena.

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