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El invento burgués que enamoró a los obreros
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120 años de la primera proyección de cine

El invento burgués que enamoró a los obreros

Hace más de un siglo unos primeros afortunados disfrutaron de los primeros pases de las películas rodadas por los hermanos Lumière y que cambiaron el mundo creando el cine social

Foto: Fotograma de 'La salida de los trabajadores de la fábrica Lumière'
Fotograma de 'La salida de los trabajadores de la fábrica Lumière'

Hace 120 años unos cuantos elegidos se reunieron en una sala de la Sociedad Francesa de Fomento de la Industria Nacional. Estaban a punto de asistir a la primera proyección de cine de la historia. No eran conscientes de que esos 46 segundoseran el comienzo de un nuevo arte. Menos de un minuto en el que sus creadores, los hermanos Lumière, mostraban su mayor tesoro: su fábrica. En un plano fijo, que se encuentra grabado en la retina de cualquier cinéfilo, los trabajadores de esta industria fotográfica salían tras una larga jornada y se dirigían a sus casas. Mujeres, niños, perros y bicicletas.Sin saberlo los Lumière habían rodado la primera película de la historia, y sus protagonistas no eran otros que los obreros. El movimiento obrero tomó el cine desde su fotograma sin ser consciente de ello. Unos meses después, el 28 de diciembre, se mostraban por primera vez en público estos fragmentos que supusieron el comienzo del cine social

Y eso que su concepción no podía estar más alejada del proletariado, como recuerda el historiador del cine Román Gubern. “Fue una película ensayo que involuntariamente rendía homenaje a sus trabajadores. Era narcisista, con una visión paternalista del amo que estaba enamorado de su fábrica. Fue un acto de vanidad, de autosatisfacción”, cuenta Gubern a El Confidencial.

Sin conciencia social, pero dieron el pistoletazo para que los obreros fueran los actores protagonistas de las primeras películas de la historia del cine. El modelo de los Lumière se iba replicando en todo el mundoy miles de trabajadores salieron de sus fábricas y quedaron grabados en película. En España también ocurrióy La salida de los trabajadores de la España Industrial se convirtió en uno de nuestros primeros filmes.

Son autores como Edwin S. Porter o D.W. Griffithlos primeros que hablarán de verdad de los problemas de los obreros en títulos como La cleptómana (1905) o Un rincón en el trigo (1909). “La conciencia social aparece tempranamente, aunque sea formato de melodrama”, explica Román Gubern, que cree que hay que esperar a que llegue el cine soviético a partir de los años 20 para escuchar un verdadero discurso revolucionario a favor del proletariado.

Para Fernando León de Aranoa, máximo representante del cine social y obrero español de las últimas décadas gracias a filmes como Barrio o Los lunes al sol, el cine nunca se vió fascinado por el proletariado, pero sí que vio un "interés" en sus historias. "Ese interés siempre ha existidoen la medida en la que las circunstancias y los problemas de la clase obrera, sin trabajo hoy, son reflejo de lo que le sucede a una mayoría social", cuenta a este periódico.

Las barracas de feria

En pocos añoslo que surgió como un entretenimiento para la burguesía se había popularizado de tal manera que llega a las barracas de feria y se convierte en un espectáculo popular asequible para cualquier bolsillo, algo que no gusta a todo el mundo, lo que provoca movimientos para intentar ennoblecer el cinematógrafo y recuperarlo para las clases más privilegiadas. “Surge una dicotomía entre el cine para el proletariado y el despuntar de un cine culto para la burguesía”, apunta Gubern.

Surge una dicotomía entre el cine para el proletariado y el despuntar de un cine culto para la burguesía

La popularización de Hollywood en los años 20 hace que EEUU vaya enterrando su pasión por las clases bajas. Los estudios tienen claro que el cine es entretenimiento para las masas, para todas, y les ofrece un sistema conservador, con un elenco de estrellas y unas tramas de evasión que se consolidan rápidamente. Desde entonces el cine social pasa a manos europeas (gracias a directores como Jean Renoir entre muchos otros), y EEUU tendrá que esperar a la Gran Depresión para retomar estas tramas en obras como Las uvas de la ira o El pan nuestro de cada día. Son épocas en las que como recuerda Román Gubern resurge el Partido Comunista en EEUU y muchos directores comienzan a huir de Europa a América por culpa de la Alemania nazi.

Con la Guerra Mundial Hollywood se volverá de izquierdas, pero una vez acabado el conflicto el Macarthismo hará que ese espejismo termine con los directores y guionistas formando parte de las ominosas listas negras. El cine obrero sería perseguido hasta que Kennedy llegara al poder. El historiador recuerda a este periódico cómo el presidente acudió a un pase de Espartaco, cuyo guion estaba firmado por Dalton Trumbo (cuyo nombre estaba en las listas negras), como acto de conciliación entre el gobierno y el mundo del cine.

Para León de Aranoa Hollywood "acabó ahogando muchos tipos de cine"."Especialmente enpaíses con políticas culturales débiles, como el nuestro", critica.

Una España en segundo plano

En España, a pesar de esos comienzos copiando los modelos franceses el cine tarda en explotar. “España fue un país de segunda clase en cine. Hasta los años 30, con la Segunda República, no hubo nada. Ahí surgen películas que muestran simpatía por la clase obrera, como El bailarín y el trabajador de Luis Marquina, pero aparte de Tierra sin pan, de Luis Buñuel, poco. Cuando llega el frente popular en el 36, algunos cineclubs ruedan películas de cine proletario, pero tienen poquísima difusión”, cuenta Gubern a este periódico.

Si antes de la Guerra Civil hay poco cine, y menos aún un cine social y obrero, con la dictadura de Franco este desaparece casi por completo, aunque Gubern recuerda ese “cine disidente” de Bardem, Berlanga y Ferreri, con un contenido político que burlaba la censura.

El historiador cree que excepto realizadores como Fernando León de Aranoa, no ha habido un cine obrerista. “Sí que ha habido un cine político y antifascista, pero no una mirada proletaria”, añade Gubern que señala Qué hecho yo para merecer esto de Almodóvar como una de las excepciones. El propio Fernando León coincide con Gubern en que en nuestra industria siempre ha habido reticenias a tratar este tipo de cine. "Se percibe como un tema poco atractivo para el público, poco rentable en la taquilla, y del que en consecuencia la industria huye. Pero siempre ha habido productores y cineastas que han antepuesto consideraciones artísticas o sociales a las meramente económicas.Durante muchos años nuestra industria ha buscado el paraguas del género como una forma de seguridad en la taquilla, dando la espalda a estas temáticas. Por otra parte etiquetas como cine social o cine obrero son simplificaciones, alimentan esafalsa separación entre cine de entretenimiento versus cine social o político, muy conveniente y en la que yo no creo. Pocas películas hay tan entretenidas como La promesa o Riff Raff", añada el director que este año estrena su nueva obra, Un día perfecto.

Sin embargo en los últimos años la crisis ha hecho cambiar algo. De repente las tramas se llenan de referencias a la difícil situación económica de la sociedad. Los personajes son parados, trabajadores, familias con problemas… La gente lo pasa mal, y el cine lo refleja. Sólo el año pasado el cine español ha tratado las consecuencias de la crisis en películas como Hermosa juventud, Justi & Cía o 10.000 km, aunque para Román Gubern no es suficiente: “Con la situación de paro que tenemos debería haber más películas. La angustia colectiva del país no se ve reflejada en la pantalla. No estamos a la altura del reto. Supongo que los productores saben que vende mejor el hedonismo”.

Fernando León añade a esta reflexión el riesgo de que este nuevo interés por el cine obrero sea efímero. "Las películas deben buscar la raíz de las cosas, lo que las explica.No creo que puedan ser coyunturales: lleva tiempo hacerlas y la realidad no te espera. El cine no sirve para atrapar el presente, es un espejo con ligero retardo, que refleja lo que fuimos hace un instante, pero busca en esa imagen lo esencial, la raíz de lo que somos".

Hace 120 años unos cuantos elegidos se reunieron en una sala de la Sociedad Francesa de Fomento de la Industria Nacional. Estaban a punto de asistir a la primera proyección de cine de la historia. No eran conscientes de que esos 46 segundoseran el comienzo de un nuevo arte. Menos de un minuto en el que sus creadores, los hermanos Lumière, mostraban su mayor tesoro: su fábrica. En un plano fijo, que se encuentra grabado en la retina de cualquier cinéfilo, los trabajadores de esta industria fotográfica salían tras una larga jornada y se dirigían a sus casas. Mujeres, niños, perros y bicicletas.Sin saberlo los Lumière habían rodado la primera película de la historia, y sus protagonistas no eran otros que los obreros. El movimiento obrero tomó el cine desde su fotograma sin ser consciente de ello. Unos meses después, el 28 de diciembre, se mostraban por primera vez en público estos fragmentos que supusieron el comienzo del cine social

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