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Las mejores guías de viajes por España las firmó Dionisio Ridruejo
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Recuperan las guías de provincias del gran disidente

Las mejores guías de viajes por España las firmó Dionisio Ridruejo

Las deliciosas guías de viajes por las tierras de Castilla la Vieja que escribió el gran escritor y político a la contra regresan a las librerías medio siglo después

Foto: Dionisio Ridruejo
Dionisio Ridruejo

Ocurrió a mediados de los años sesenta. El sello Destino inició un ambicioso proyecto enciclopédico con el objeto de armar una gran colección de veinte volúmenes que ensayara una descripción panorámica de las regiones de España. Más allá de la literatura de viajes, la propuesta buscaba componer un completo mosaico geográfico, histórico y literario de nuestro país. Eran buenos tiempos para la industria editorial, la población se alfabetizaba a toda velocidad, la competencia de otros medios de distracción era muy inferior a la actual y aquella idea no parecía tan estrafalaria como lo sería hoy. Se buscaron a los mejores escritores de entonces para redactar los diferentes volúmenes y, para el dedicado a Castilla la Vieja, el elegido fue el simpar Dionisio Ridruejo.

Si algo parecido al genio español existe no lo encontraremos en ninguno de sus relamidos exégetas sino más bien en sus más contradictorios hijos. Dionisio Ridruejo (Burgo de Osma, 1912 - Madrid, 1975) fue camisa vieja, uno de aquellos jabatos que se hizo con uno de los primeros carnés de Falange Española en los días de la Segunda República. Con 25 años era jefe de Propaganda del bando nacional en plena guerra civil pero, cuando acabó la contienda en 1939, y aún no había cumplido los 30, ya se había convertido en un desafecto. Y así, quien hubiera podido tener al alcance de la mano los honores del vencedor sería a partir de entonces un eterno derrotado. Y el más honrado.

En la vega del Duero

La editorial Gadir ha iniciado la recuperación en varios volúmenes de las deliciosas guías de viaje castellanas de Ridruejo. Ya han salido las de 'Segovia' (2012) y 'Soria' (2013) y acaba de aterrizar en librerías la dedicada a 'Burgos', la más "compleja" de las provincias castellanas. En el prólogo al libro el escritor, y burgalés, Manuel de Lope resume el periplo de Ridruejo, cómo entra en Burgos por los valles del Norte, recorre la hendidura geológica que abre el Ebro a su paso por la meseta, se detiene a sestear en la capital y prosigue luego por las tierras del cereal y los pinares de la Sierra para acabar por regresar al norte por Miranda y Belorado y abandonar la provincia en la línea riojana.

"En el viaje de Dionisio Ridruejo", explica Manuel de Lope, "hay mucha geología, mapa del Instituto Geológico y Minero en la mano. La mirada va del mapa al paisaje. En ocasiones se intuye el asesoramiento de Juan Benet, su compañero de recorrido e ingeniero de Caminos en la rama hidráulica. Del mismo modo, en la visita a los principales monumentos se adivina la presencia erudita de Fernando Chueca, su segundo compañero de viaje, arquitecto y primo carnal por parte de madre del anterior". Y así quedan fijados las lindes de un territorio que para Ridruejo tan bien habían resumido los célebres versos del Fernán González:

Era entonces Castilla un pequeño rincón
era de castellanos Montes de Oca mojón.

Páramos de asceta

Ridruejo escribe su guía burgalesa con ese siseo de prosista en estado de gracia que le permite encadenar descripciones, prolijas enumeraciones, impresiones y reflexiones inauditas con la sencillez y encantamiento con la que te hipnotizan las mejores lecturas. Se despliegan pedregales, moles calcáreas, los machadianos "páramos de asceta" y esos paisajes "netos, secos y sobrios en los que la individualidad queda fortalecida como de rebote".

Las guías de Ridruejo recuperan aquella vertiente antigua del viaje que transformaban al viajero, a su regreso, en alguien diferente

En la edición de Gadir, ilustrada con más de cien imágenes con todas las etapas del camino, no falta ninguna ermita pero tampoco la mirada del poeta, análisis intelectual y una suerte de solemnidad, de "culto a los antepasados". Las villas y ciudades cantan a su paso: Villarcayo, Montija, Stoscueva, Medina de Pomar, Cuesta Urría, Butrón, el Valle de ValdivielsoUrbel, Seegisamone, Arlanzón, Cartuja de Miraflores... Hartos de viajar deprisa, de agotar no-lugares intercambiables, las guías de viaje castellanas de Ridruejo recuperan aquella vertiente antigua del viaje que transformaban al viajero, a su regreso,en alguien diferente.

Ocurrió a mediados de los años sesenta. El sello Destino inició un ambicioso proyecto enciclopédico con el objeto de armar una gran colección de veinte volúmenes que ensayara una descripción panorámica de las regiones de España. Más allá de la literatura de viajes, la propuesta buscaba componer un completo mosaico geográfico, histórico y literario de nuestro país. Eran buenos tiempos para la industria editorial, la población se alfabetizaba a toda velocidad, la competencia de otros medios de distracción era muy inferior a la actual y aquella idea no parecía tan estrafalaria como lo sería hoy. Se buscaron a los mejores escritores de entonces para redactar los diferentes volúmenes y, para el dedicado a Castilla la Vieja, el elegido fue el simpar Dionisio Ridruejo.

Dionisio Ridruejo
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