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Del museo a la asociación de vecinos: artistas contra la especulación inmobiliaria
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NUEVO ARTE PARA UN MUNDO EN CRISIS

Del museo a la asociación de vecinos: artistas contra la especulación inmobiliaria

Compran calles enteras en ruina y construyen casas de acogida, talleres o centros de salud para los vecinos. La revolución de los creadores se empieza a poner de moda.

Foto: El centro de trabajo de "Assemble", los ganadores del premio Turner 2015
El centro de trabajo de "Assemble", los ganadores del premio Turner 2015

Theaster Gates estaba harto de tener que vender sus piezas de cerámica en mercadillos ambulantes. Se consideraba un artista y odiaba que los clientes le regatearan el precio, pero como sólo era otro negro más de los barrios marginales de Chicago, el sofisticado mundo de las galerías de arte le resultaba inalcanzable. Por eso en 2007 decidió engañar a todos: montó una exposición de sus cerámicas pero en lugar de presentarlas como obra suya, se las atribuyó a un falso ceramista japonés que bautizó como Shoji Yamaguchi.

Para hacerlo creíble, Theaster se inventó también una seductora biografía: era un artista adorado en Hiroshima pero tuvo que huir en los años 50 para instalarse en Estados Unidos. Le añadió una vida misteriosa, una muerte trágica y listo. Los coleccionistas empezaron a pelearse por sus obras sin saber que en realidad eran las mismas que habían despreciado durante años. Cuando se supo que todo era una farsa, nadie se enfadó. Al contrario: quedaron maravillados por la creatividad de Theaster, que con su engaño había destapado los prejuicios racistas del mercado del arte.

Se hizo rico y famoso pero en vez de mudarse de su barrio, el lugar con más muertes violentas de Estados Unidos, dedicó toda su fortuna a reconstruirlo. Compró varias casas en su misma calle y las reformó con sus propias manos. Montó en ellas una biblioteca, un cine y un centro social para los vecinos. Incluso dedicó la planta baja de su propia casa a crear un taller de formación laboral para los parados.

Ganar dinero para cambiar el mundo

Ahora acaba de comprar dos calles enteras de casas y tiene un estudio donde fabrica los muebles para los edificios que rehabilita. Cuando necesita más dinero para continuar, hace unas cuantas esculturas que se venden como rosquillas en galerías de todo el mundo. Porque Theaster Gates y su proyecto artístico social están de moda, tanto que está ya entre los 50 artistas más influyentes del mundo. Él se aprovecha de eso: “El poder del artista no es sacar beneficio económico de un momento determinado. El poder del artista es su capacidad de cambiar el mundo. Hay mucha gente perpetrando horribles actos de destrucción. Tiene que haber alguien que los contrarreste con actos de creación”.

Hoy la contestación al actual colapso político-financiero global ha creado un arte socialmente comprometido y, sobre todo, constructivo

Gates es un ejemplo de cómo los artistas han respondido a la emergencia social creada por la crisis económica. El arte casi siempre ha reaccionado a los grandes traumas de la Historia cambiando su mensaje: las dos guerras mundiales, por ejemplo, acabaron con las optimistas vanguardias e impusieron estilos lúgubres y descorazonados. Hoy la contestación al actual colapso político-financiero global ha creado un arte socialmente comprometido y, sobre todo, constructivo. Una corriente que gana cada vez más prestigio: esta misma semana el colectivo británico Assemble, fans declarados de Theaster Gates, ha recibido el premio Turner (el más importante del mundo del arte) por un proyecto muy parecido al de su mentor norteamericano.

Los ingredientes son idénticos: un barrio de inmigrantes (en este caso en Liverpool), paro a más no poder y casas abandonadas. Lo sorprendente de este caso es que los responsables son un grupo de chavales veinteañeros que ni siquiera han terminado su formación como arquitectos. Aun así han asombrado al mundo ayudando a los vecinos a reconstruir sus edificios, que se dedicarán a alquiler social en cuanto estén listos. Mientras tanto los parados del barrio que colaboran podrán sacarse el título oficial de carpintero o fontanero con la experiencia adquirida en las reformas. Todo se financia con la venta de muebles y objetos de decoración que hacen los propios residentes.

¿Es arte o una ONG?

Para el jurado del premio Turner estamos ante una corriente artística: “Assemble se inspira en una larga tradición de iniciativas que experimentan con el arte. Con ello ofrecen modelos alternativos sobre cómo puede funcionar la sociedad. Demuestran cómo la práctica artística es capaz de abordar asuntos urgentes”. Sin embargo hay expertos, como Mark Hudson, que no están de acuerdo: “Esto no es arte. Si lo que quieres premiar es algo que resulta útil, ¿por qué no darle el premio a Oxfam u otra ONG? Sólo porque sea útil no significa que sea arte”.

La unión de artistas y activistas vecinales crece sin parar. Rick Lowe compró 22 casas en Houston para construir una isla cultural en un barrio marginal

Se llame como se llame, la unión de artistas y activistas vecinales crece sin parar. Que se lo digan a Rick Lowe, que compró 22 casas en Houston para construir una pequeña isla cultural en mitad de un barrio marginal (hay 8 galerías y estudios donde se forman los artistas de la zona y 7 viviendas para madres solteras sin estudios). Mark Bradford ha montado en Los Ángeles todo un campus de edificios, la Art + Practice Foundation, en los que hay museos, talleres de formación laboral y hasta un centro de salud gratuito.

Los refugiados: el nuevo reto

El giro del arte hacia temas sociales es tan grande que incluso artistas políticos consagrados como Banksy han reorientado su trabajo hacia el voluntariado puro y duro. El grafitero británico ha desmontado su célebre Dismaland, un parque de atracciones antisistema al sur de Inglaterra, y ha construido con sus restos decenas de casetas para las personas que se hacinan en distintos campos de refugiados de Europa.

Los Connor Brothers, una pareja de artistas ya acomodados, han dejado a un lado sus obras tradicionales para dedicarse a construir cabañas para los refugiados de ‘La Jungla’, el enorme campo ubicado a las afueras de Calais donde viven 6.000 personas a la intemperie. Financiarán los trabajos con la venta de sus propios cuadros. Ante el debate sobre si lo que hacen es o no arte, ellos responden con una frase de Gandhi: “Cualquier cosa que hagas será insignificante pero es muy importante que la hagas”.

Theaster Gates estaba harto de tener que vender sus piezas de cerámica en mercadillos ambulantes. Se consideraba un artista y odiaba que los clientes le regatearan el precio, pero como sólo era otro negro más de los barrios marginales de Chicago, el sofisticado mundo de las galerías de arte le resultaba inalcanzable. Por eso en 2007 decidió engañar a todos: montó una exposición de sus cerámicas pero en lugar de presentarlas como obra suya, se las atribuyó a un falso ceramista japonés que bautizó como Shoji Yamaguchi.

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