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Este libro…¿es un timo?
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Este libro…¿es un timo?

Las editoriales españolas apuestan por un minimalismo cuestionable: libros más cortos, precios igual de altos. ¿Nos están engañando?

Foto: David foster wallace
David foster wallace

Seguramente tiene razón Nicholas Carr cuando dice que la sociedad post-Internet nos está haciendo más superficiales. Cualquier lector de largo recorrido sabe que el grosor de los libros es cada vez más pequeño, el tamaño de letra más grande, el papel más espeso para que al hojearlo en la librería nos dé la impresión de que el título que tenemos entre manos vale realmente entre diecisiete y diecinueve euros. Las editoriales modernas, a cambio, apuestan por cuidar la estética, hasta el punto de que para algunas, caso de Blackie Books o Errata Naturae, los lanzamientos estrella de sus catálogos son las agendas de 2016, libros donde lo importante son los espacios en blanco para rellenar tus compromisos del año que entra. ¿Hasta qué punto son aceptables las prácticas de estas editoriales cool? Se abre el debate con cinco ejemplos.

'Esto es agua' David Foster Wallace (Random House, 2014)

Curioseas en Amazon. Encuentras este libro, cuyo precio te parece razonable: nueve euros con noventa céntimos. Además, supones que contiene algo de sabiduría: hablamos de la única conferencia que impartió en toda su vida el autor más admirado de su generación. En mayo de 2005, Wallace fue invitado a dar una clase magistral a los estudiantes de la universidad de Kenyon (Ohio, Estados Unidos) sobre lo que él quisiera. Obsesivo y concienzudo, se volcó en explicar los mecanismos de la empatía, la importancia de la autocrítica y la soledad de la vida adulta en el capitalismo contemporáneo.

¿Dónde está el timo? Alguien decidió que los aforismos eran de tal intensidad que podían reproducirse a razón de tres frases por página, como si fueran haikus japoneses. Incluso menos: algunas páginas contienen una sola frase. Por ejemplo, en la número trece, el único texto impreso dice "Yo no soy el pez viejo y sabio". Ni es un haiku, ni un aforismo, ni tiene sentido por sí mismo. El cénit de la cara dura llega en las páginas 138 y 139, que contienen exactamente el mismo texto de tres palabras: "Esto es agua". Pocas veces me he sentido tan timado con la compra de un libro. Deshonestidad con tapa dura.

'Nueva York', Pier Paolo Pasolini (Errata Naturae, 2011)

El precio de este volumen es de catorce euros con noventa. En efecto, parece que todavía funciona el viejo truco que rebajar diez céntimos para que nuestro cerebro piense que en realidad no nos estamos gastando quince. La compensación por el desembolso son dos textos inéditos. Uno de ellos, una entrevista. El otro un reportaje sobre un temporada que Pasolini pasó en Nueva York. El libro ofrece un nivel digno, yo lo disfruté como un enano, a pesar de que el autor italiano era más un turista ocasional que un conocedor profundo de la ciudad.

El problema es que se están desdibujando demasiado las fronteras entre un contenido interesante para una revista y un texto que merezca la pena ser encuadernado. Errata Naturae es una editorial sólida, que destaca por sus diseños bonitos, textos excitantes y olfato para la actualidad. También brilla por su capacidad para reconocer contenidos de alto interés mediático: este breve volumen mereció nada menos que una portada del suplemento cultural "ABCD de las artes y las letras". Otra cosa es que resulte aceptable pagar a precio de libro clásico lo que simplemente es un buen contenido de magazine cultural.

'Un día a Barcelona', Daniel Brühl (Indicios, 2013)

Aquí el precio ya es de diecinueve euros. ¿Qué obtenemos a cambio? Para empezar, una foto monísima de Brühl en la portada, donde posa con ropa de sport antes de dar un largo paseo por la ciudad condal, forzada magdalena de Proust que le sirve para recordar su vida familiar, aspiraciones vitales y relaciones con amigos pijísimos como Aldo Comas, con quien asiste a una corrida en la plaza Monumental. El volumen, por suerte, contiene texto, aunque no se puede estar seguro de que sea el ingrediente principal, eclipsado por mapas de cada zona que pisa, bloques de color marrón en el margen inferior de la página que se comen el quince por ciento del espacio y decenas de fotos cool con filtros tipo Instagram (unas cuantas reproducidas a doble página).

La sensación general, para qué engañarnos, no es exactamente la de estar leyendo un libro, sino la de haber comprado una revista de tendencias o tener entre las manos el guión de un programa de la cadena Lifestyle, pagado por el departamento de turismo de la ciudad para atraer jóvenes alemanes forrados. De hecho, estamos ante una oda la gentrificación que luego Brühl llevó a la práctica abriendo en Berlín su bar El Raval, para enfado de sus vecinos Kreuzberg. Si Salvador Puig Antich levantara la cabeza le daría dos bofetones para quitarle la tontería.

'¡A las armas!' Quique Peinado (Libros del K.O., 2015)

No se asusten por el título de la colección a la que pertenece: Hooligans ilustrados. En realidad es una buena idea publicar una serie de libros donde autores solventes confirmen que el fútbol es algo más que un juego para retrasados mentales, como mantiene Fernando Sánchez Dragó y otros culturetas militantes. Lo objetable de estos libros es que tienen poco más de cien páginas en formato extrapequeño, once por quince centímetros, combinados con un tamaño de letra tirando a grande (en cada página suelen caber dos párrafos). Hace tiempo que se acuñó la expresión "pocket book", pero esto va un paso más allá, seguramente puedes encajar tres títulos en un bolsillo trasero de tus vaqueros y seguir caminando cómodamente.

Dicho esto, el texto es muy chulo: está escrito con rigor, pasión y conocimiento. Intuyo que alguien tan exigente como Nick Hornby también lo hubiera disfrutado. Más complicado resulta convencerse de que es normal cobrar ocho euros por este reportaje periodístico un poco más extenso de lo habitual. Una vez aclarado este punto, procedo a encargar en mi librería favorita los títulos sobre Real Madrid, Espanyol y Athletic de Bilbao.

'Todos deberíamos ser feministas' Chimamanda Ngozi Adichie (Random House, 2015)

Este es el ejemplo que me genera más dudas, ya que el precio es bastante moderado, tan solo cinco euros. En todo caso, se trata de una charla TED ampliamente difundida en Internet con subtítulos en varios idiomas. Por un lado, entiendo a los alérgicos a la pantalla, que prefieren desprenderse del precio de medio menú antes que quemarse los ojos añadiendo otros treinta minutos frente al ordenador (les entiendo porque soy uno de ellos). Por otro lado, la experiencia me dice que al final acabamos haciendo las dos cosas: te compras el libro, pagas por él y cuando es tan bueno como éste acabas por ver la charla Ted en Youtube para comprobar si Adichie es guapa, cotillear qué vestido lleva, descubrir qué partes de su charla hacen reír a la gente y otras nimiedades parecidas (la miniconferencia lleva casi dos millones y medio de visitas).

Quizá deberíamos acordar que hay contenidos que están hechos para la televisión, otros para Internet y otros para el formato libro o revista. La creciente tendencia a vendernos unos con el aspecto de otros puede resultar una experiencia frustrante para los lectores y dejarnos la desagradable sensación de haber sido víctimas de algún tipo de trilerismo cultural.

Seguramente tiene razón Nicholas Carr cuando dice que la sociedad post-Internet nos está haciendo más superficiales. Cualquier lector de largo recorrido sabe que el grosor de los libros es cada vez más pequeño, el tamaño de letra más grande, el papel más espeso para que al hojearlo en la librería nos dé la impresión de que el título que tenemos entre manos vale realmente entre diecisiete y diecinueve euros. Las editoriales modernas, a cambio, apuestan por cuidar la estética, hasta el punto de que para algunas, caso de Blackie Books o Errata Naturae, los lanzamientos estrella de sus catálogos son las agendas de 2016, libros donde lo importante son los espacios en blanco para rellenar tus compromisos del año que entra. ¿Hasta qué punto son aceptables las prácticas de estas editoriales cool? Se abre el debate con cinco ejemplos.

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