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Todas las letras de Patti Smith
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Todas las letras de Patti Smith

La 'madrina del punk' publica su segunda autobiografía, 'M Train', y recopila en otro libro sus mejores canciones desde los años setenta hasta hoy

Foto: Patti Smith en una actuación en septiembre en Zurich (Efe)
Patti Smith en una actuación en septiembre en Zurich (Efe)

Decía John Ford que “si tienes que elegir entre la verdad y la leyenda, quédate con la leyenda”. Y si hablamos de leyendas de la música, la 'madrina del punk' es una de las indiscutibles. Patti Smith baja su mito a la tierra y desnuda la parte más poética de su vida cotidiana y de sus letras en dos libros tan distintos como complementarios.

"El libro es como soy realmente. Tengo muchas vocaciones, una de ellas en el ámbito del rock & roll, pero siempre me he considerado escritora y 'M Train' trata realmente de mi vida como autora", razonaba Smith en una entrevista a la edición norteamericana de la revista 'Harper's Bazaar' con motivo de la publicación de su segunda autobiografía. Tras ganar el National Book Awards con su primer libro de memorias, 'Just Kids' ('Éramos unos niños, Lumen, 2010), 'M Train' (Bloomsbury) llega como un caleidoscopio de su "verdadera vida real" en el año que su icónico disco 'Horses' cumple 40.

A través de 18 de sus cafeterías habituales -empezando por el Café 'Ino del Greenwich Village de Nueva York-, Patti Smith revela su vida de poeta, dramaturga, cantante, artista, viuda y peregrina como si fuera un mapa de carreteras. Desde su almuerzo de sopa toscana con frijoles y pan con aceite hasta sus viajes por Japón, México, Marruecos o Islandia, su relación con Robert Mapplethorpe -quien le hizo la mítica foto de la portada de 'Horses'-, su matrimonio con Fred Sonic Smith, de la banda MC5 y fallecido en 1994, o sus dos hijos y su retirada en los ochenta de los escenarios para dedicarse a su familia hasta su vuelta un año después de enviudar. De lo cotidiano a la catársis poética.

Patti Smith presentando sus memorias en la Feria del Libro de Miami (Efe)Pero, sobre todo, no faltan estas memorias sus iconos y las palabras, el sanctasanctórum para la cantante. El libro está plagado de fotografías de los objetos personales de algunos de sus ídolos. Así, entre la poética de Smith y sus referencias a Roberto Bolaño, Paul Bowles o Arthur Rimbaud se cuelan las muletas de Frida Kahlo, el bastón de Virgina Woolf o las zapatillas de ballet de Margot Fonteyn.

Reconoce Patti Smith que a la música llegó gracias a Mapplethorpe... y a las palabras. O a la poesía. "Yo nunca quise ser cantante pero siempre quise ser escritora. La perfomance estaba totalmente fuera de mi radar. Fue Robert quien me empujó a interpretar mis poemas. Entonces me di cuenta, al hacer eso y varias lecturas posteriores cantando un poco, que no tenía miedo escénico”, revela.

Y esos poemas cantados convirtieron a Patti Smith en la conocida 'madrina del rock', como al apodó 'The New York Times'. Ahora Lumen publica 'Mis mejores canciones', una selección hecha personalmente por la artista que recopila las letras (en inglés y español) de 120 de sus temas favoritos junto a manuscritos inéditos.

Un precioso libro que bien podría ser un poemario o un cancionero que repasa sus 12 discos y se detiene especialmente en 'Horses', el disco que la encumbró y que este 13 de diciembre de 2015 cumple 40 años. Influenciado por Rimbaud, Baudelaire o Blake, el underground y la Nueva York desgarbada de los setenta, Smith ha contado que es un disco que "trata sobre la libertad en todos sus niveles. La libertad entendida como nuestra responsabilidad".

"Smith es una poeta del rock & roll (…) Horses es maravilloso, en gran medida, porque reconoce la importancia abrumadora de las palabras en su trabajos. Las palabras son casi siempre audibles, ya que a veces no están en el escenario", escribía John Rockwell en su crítica en 'Rolling Stones' tras la publicación del libro. "Su música sería impensable sin sus palabras y su forma de articularlas, lo cual sigue siendo cierto incluso si ocasionalmente están sumergidas en sonido. Patti Smith es una chamana del rock & roll y necesita la música tanto como los chamanes siempre han necesitado la cadencia de su canto", añadía.

'Mis mejores canciones' comienza con las de sus inicios, más recitadas que cantadas con la compañía de unos potentes riffs, como 'Oath' o 'Ballad of a Bad Boy' o 'Piss Factory' y se detiene en sus discos. De 'Horses' (1975), concebido como "tres acordes fusionados con el poder de las palabras", destacan especialmente los versos con los que empieza 'In Excelsis Deo', más conocida como 'Gloria': "Jesus died for somebody's sins but not mine / Melting in a pot of thieves wild card up my sleeve / Thick heart of stone my sins my own / They belong to me. Me" ("Jesús murió los pecados de alguien pero no por los míos / en un hervidero de ladrones comodín en la manga / Grueso corazón de piedra mis pecados son míos / Me pertenecen a mí. A mí").

"Para mía encarna, dentro de su petulancia adolescente, lo que considero sagrado como artista, el derecho a crear, sin pedir disculpas, desde una posición que va más allá del género o la definición social, pero no más allá de la responsabilidad de crear algo que merece la pena", asegura en el libro sobre esta canción nacida de fusionar su poema 'Oath' con la canción de Van Morrison.

Rememora también en este libro que la primera canción que recuerda haber cantado fue 'Jesus Loves me' en un portal en Chicago esperando a que pasara por la calle el organillero, su primer tocadiscos y sus discos, uno rojo y otro amarillo, 'Tubby The Tuba' y 'Big Rock Candy Mountain' y la canción que le provocó la "primera reacción visceral": 'Tutti Frutti', de Little Richard. "Para mí constituyó el nacimiento del rock and roll", asegura.

Después, va desgranando las letras de discos como 'Radio Ethiopia' (1976); 'Easter' (1978) y su conocido 'Because the Night' que coescribió con Bruce Springstreen; 'Wave' (1979); 'Dream of Life' (1988) con 'People have the Power'; 'Gone Again' (1996), el primer álbum que escribió tras el fallecimiento de su marido con temas tan intimistas como el que da nombre al disco o 'About a Boy', dedicada a Kurt Cobain del que Smith siempre se declaró incondicional; o 'Peace and noise' -que introduce con una cita de la 'Teoría y juego del duende' de Federico García Lorca ("Por el arco vacío entra un aire mental que sopla / con insistencia sobre las cabezas de los muertos, / en busca de nuevos paisajes y acentos ignorados... que anuncia / el constante bautizo de las cosas recién creadas").

Porque como Patti Smith dice en el prólogo "todos tenemos una canción". "Encontrar las palabras que llevamos dentro es lo que nos impulsa a cantar. Puede ser un himno, una esquirla de rebelión o una plegaria adolescente. Descubrimos la inspiración donde podemos, en una vieja guitarra arrinconada o en un garaje, debajo de la cama o colgada del escaparate de una casa de empeño. En una frase que nos trae el viento mientras caminamos. En el reflejo de nosotros mismos que vemos en el espejo. A veces reconocemos nuestra canción en la canción de otro. Es el milagro de la canción popular, canciones que son universalmente amadas, a menudo en su sencillez". Eso es precisamente Patti Smith: palabras cotidianas encadenadas en poesía -cantanda o susurrada-.

Decía John Ford que “si tienes que elegir entre la verdad y la leyenda, quédate con la leyenda”. Y si hablamos de leyendas de la música, la 'madrina del punk' es una de las indiscutibles. Patti Smith baja su mito a la tierra y desnuda la parte más poética de su vida cotidiana y de sus letras en dos libros tan distintos como complementarios.

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