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Filtraciones, rumores y taquilla. Primeras reacciones del cine español
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"ataque a la industria nacional"

Filtraciones, rumores y taquilla. Primeras reacciones del cine español

El grupo Furtivos responde a las informaciones que acusan a productores y salas de fraude para conseguir las Ayudas a la Amortización del Ministerio de Cultura

Foto: Sala 1 del Cine Doré.
Sala 1 del Cine Doré.

Tremendo. Tremendo, tremendo. Ha sido denunciado un fenómeno en el cine español, casi tan importante como los atentados de París. Noticia bomba merecedora de un editorial del diario más importante -hasta hace poco- del Estado español.

En él se cuenta que 'Hay sospechas de fraude en 12 películas investigadas entre 2012 y 2014 que pidieron ayudas a través del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales'.

Nuestros lectores saben que los Furtivos no solemos hacernos eco de las maledicencias del sector, ni tampoco nos gusta defender lo indefendible, pero hemos recibido algunos mensajes curiosos. La gente del cine está muy dolida por lo que considera un ataque a la industria nacional. Por ejemplo, hemos recibido este anónimo, que nos atrevemos a transcribir:

“Las normas que regulan la concesión de subvenciones al cine español condicionando su pago a las entradas vendidas existen, que recuerde, desde 1983.

Podría darse el caso de que la película en cuestión, durante los primeros meses de explotación fuese vista por solamente 58.000 espectadores. ¿Es justo que la película se quede sin ninguna subvención?

Para ser merecedor de la subvención, cada uno de los filmes de largometraje debe haber sido producido de acuerdo a unas especificaciones concretas, su coste final auditado, entregar una copia nueva a la Filmoteca de España y por supuesto que la película haya sido vista por al menos 60.000 espectadores (en nuevos realizadores o películas en lengua cooficial, 30.000) en los dos primeros años de explotación en salas o descarga de internet, aunque estas últimas no son computadas íntegramente al no haber acuerdo entre el ICAA y varias operadoras de Telecomunicaciones. De ahí gran parte del problema.

Cumpliendo estos requisitos, la película tiene acceso a solicitar una subvención del 33% de su coste, hasta 900.000 euros, y el equivalente a un 15% del bruto recaudado, siempre que ambos premios no superen 1.500.000 euros.

Un filme estrenado el 1 de enero de 2012, habrá sido producido en 2011 y durante este mismo año el productor habrá desembolsado su presupuesto, que supongamos tiene un coste medio de tres millones de euros. Caso de que la película funcione razonablemente bien en taquilla y sea vista en ese mismo año por más de 60.000 espectadores (o 30.000), en febrero/marzo de 2013 tendrá derecho a acceder a la convocatoria de las subvenciones para aquellos filmes que hayan cumplido todos y cada uno de los requisitos y se encuentren al día en el pago de sus obligaciones tributarias y seguridad social. Con mucha suerte, el productor recibirá la subvención durante 2015.

Podría darse el caso de que la película en cuestión, durante los primeros meses de explotación, fuese vista por solamente 58.000 espectadores. ¿Es justo que la película se quede sin ninguna subvención? Es en este caso cuando el productor inicia diferentes acciones promocionales. Los jueces decidirán si estas acciones son punibles.

Estas películas, cuya recaudación se cuestiona, han sido producidas y estrenadas, auditada su inversión, y por lo tanto han cumplido con la principal condición para ser apoyadas por la Administración. Las irregularidades detectadas merecerían quizá nuestra censura, incluso el no cobro completo de las cantidades solicitadas, pero en ningún caso puede el ministerio, responsable de la buena salud de nuestro cine, condenar públicamente a todo un colectivo por haber detectado anomalías en 12 de los miles de películas producidas en las últimas décadas”.

placeholder Premios Goya 2012.
Premios Goya 2012.

El razonamiento del anónimo debe tenerse en cuenta. Pero también nos ha llegado otro mensaje del doliente sector cinematográfico, más discutible aún que el anterior y también anónimo.

“Desde su NO nombramiento como ministro de Cultura en el Gabinete del Sr. Rajoy, y su SÍ señalamiento, vergonzoso para él, como secretario de Estado, el Sr. Lassalle ha mostrado una actitud beligerante y hostil con nuestro cine y la cultura española en general. Parece que ha sido su Secretaría la que ha filtrado a la prensa el contenido de ciertos expedientes en marcha. ¿Por qué se ha violado la presunción de inocencia, cuando hay ya casos en que la Justicia ha liberado de responsabilidad a algún productor? Todavía hay jueces que consideran que cuando la Ley no es justa, la Justicia debe prevalecer”.

Alguno de nuestros colaboradores nos ha hecho salir de nuestro error: no pasa nada; es que estamos en periodo electoral y hay que buscar motivos, por estrafalarios que sean, para generalizar la falta de honradez: unos se llevan los dineros fuera de España y otros amañan la compra de entradas de los cines. Salvo que los segundos llenan los bolsillos de los dueños de las salas, pagan a los autores e IVA, y si compran entradas, las pagan…. Con todas sus consecuencias.

¿La culpa la tiene la prensa por dar pábulo a campañas difamatorias? ¿O la culpa la tienen los jueces por investigar? Pues no, ironías aparte. La verdad es que si hay culpables, los jueces decidirán. Por nuestra parte, y hasta el 20-D, solo nos preocupa que vayan ustedes mucho al cine, a ver películas españolas, preferentemente. Y a los funcionarios del ICAA y al mismo Don José María Lassalle, Felices Pascuas.

Tremendo. Tremendo, tremendo. Ha sido denunciado un fenómeno en el cine español, casi tan importante como los atentados de París. Noticia bomba merecedora de un editorial del diario más importante -hasta hace poco- del Estado español.

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