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Cinco motivos por los que la banda U2 es ya un zombi musical
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La banda abre esta noche su gira ESPAÑOLA

Cinco motivos por los que la banda U2 es ya un zombi musical

El grupo irlandés sigue arrasando en taquilla, como muestran los cuatro shows con entradas agotadas en Barcelona, pero hace tiempo que no aportan nada al canon pop-rock

Foto: Bono, de U2, en concierto en Berlín el 24 de septiembre (Efe)
Bono, de U2, en concierto en Berlín el 24 de septiembre (Efe)

No estamos diciendo que U2 sean un mal grupo. Tampoco que estén acabados comercialmente: ahora mismo encaran una serie de cuatro conciertos seguidos en el Palau Sant Jordi (Barcelona) que muy pocos artistas se pueden permitir. Lo único que intenta demostrar este texto es que llevan demasiado tiempo sin hacer un buen disco. La coyuntura les ha superado y el grupo vive de las rentas de sus himnos ochenteros y noventeros. Además, hace lustros que su líder carismático tiene más de caricatura que de icono artístico.

Veinticuatro años sin hacer un buen disco

Hablemos claro: ¿cuál fue la última obra realmente notable del grupo irlandés? En opinión de la crítica, 'Achtung baby' (1991), el álbum donde lograron mutar mutar su estética solemne y santurrona en diversión posmoderna aderezada con recursos electrónicos. U2 pasaron de las homilías rockeras en la catedral de Dublín a a la excitación de la cultura de clubs, una mutación que les hizo ganar su órdago a la grande. De allí salieron baladones con espíritu gospel ("One"), arrebatos posmodernos dignos de Baudrillard ("Even Better Than The Real Thing") y destemplados versos de amor nihilista ("Who`s Gonna Ride Your Wild Horses?"). Desde entonces, han publicado media docena de discos mediocres, sin personalidad ni dirección, de los que como mucho pueden aprovecharse un par de piezas por entrega. Una media muy pobre para alguien que vive instalado en el Olimpo del rock.

Un líder objeto de burlas y de acusaciones

No nos referimos solo a la delirante parodia que le dedicó Joaquín Reyes en su serie 'Celebrities'. Bono es objeto de chufla en ambientes musicales desde hace ya varias décadas. ¿La última gran humillación conocida? Durante el estreno en Londres del documental 'El futuro no está escrito' (2007), dedicado a la vida de Joe Strummer (The Clash), la sala empezó a abuchear cuando la cara del líder de U2 apareció en pantalla. En otras proyecciones, además de las protestas se escuchaban risas. En el plano político, tampoco mucha gente se toma en serio al líder de U2, que un día fuera considerado para ocupar el puesto de director del Fondo Monetario Internacional. Los motivos de su descrédito se pueden encontrar en el excelente libro 'Bono: En el nombre del poder' (Sexto Piso, 2013), del periodista irlandés Harry Browne. El Confidencial publicó una extensa reseña y una contundente entrevista con el autor.

Rock electrónico para la generación EDM

A lo largo de los ochenta, U2 se hicieron famosos por un rock casto, blandito y rebosante de retórica de ONG. La fórmula demostró ser tremendamente efectiva para convertir un concierto de estadio en una especie de misa colectiva. El problema es que llegó a resultar tan tediosa que hasta ellos mismos se aburrieron. Por eso, durante su particular crisis de los treinta, decidieron abandonarse en brazos de los ritmos electrónicos, los neones de Las Vegas y las referencias psicodélicas (también de las psicoactivas).

La gira Zoo TV (1992/1993) convirtió sus shows en gigantescas discotecas donde mandaban los rayos láser, pantallas de plasma y los visuales pasados de rosca. Ese feliz cruce de lógica mesiánica y recursos techno-disco-house les duró un par de discos, pero puede considerarse el kilómetro cero del género que los jóvenes actuales llaman Electronic Dance Music (EDM). Quienes han aprovechado realmente sus experimentos con gaseosa son artistas como Avicci, Calvin Harris, Skrillex, Steve Aoki, Swedish House Mafia y toda la aristocracia de la electrónica de estadio en 2015. No copiaron necesariamente el "sonido U2", pero sí la lógica de combinar los elementos rockeros y electrónicos que mejor enganchaban al gran público.

Tienen que pedir perdón por regalar su disco

Unos de los mayores fiascos de la historia del rock es la decisión de regalar el disco 'Songs of Innocence' (2014) a los 500 millones de usuarios del gestor musical Itunes. Las protestas no se hicieron esperar, algunas tan graciosas y furiosas como la del rapero Tyler, The Creator, que les soltó el siguiente broncazo en su cuenta de Twitter: "Os quiero fuera de mi jodido teléfono móvil. ¿No sois capaces de pensar en una verdadera campaña de promoción? No quiero a U2 y que se joda Bono. Me habéis hecho sentir como cuando te levantas por la mañana y descubres que te ha salido un grano o tienes herpes. ¿Quién os da derecho a meteros sin permiso en los aparatos electrónicos de la gente? Que se joda Bono".

Finalmente, el cantante de U2 se disculpó públicamente por introducir sus canciones en cientos de miles de dispositivos electrónicos sin pedir permiso: "Oooops. Mis disculpas por lo que hicimos. Nos pareció un buena idea y nos dejamos llevar. Los artistas somos propensos a eso: unas gotas de megalomanía, un toque de generosidad, una pizca de autopromoción y un profundo temor a que estas canciones, en las que hemos estado años dejándonos la piel, no fueran escuchadas por nadie". La pregunta es: ¿puedes considerarte el mejor grupo de rock del mundo si tienes que peor perdón por regalar tu música?

Olvidados por los músicos jóvenes

The Beatles. The Ramones. Nirvana. The Velvet Underground. The Rolling Stones. Después de veinte años haciendo entrevistas a rockeros, tanto estrellas como bandas underground, sabes que hay nombres que se repiten de manera constante cuando se pregunta por las influencias. No recuerdo un solo grupo que me mencionara a U2 como modelo para funcionar o componer. Bueno, el cantante del grupo de culto Superchunk reconoció que los dos mejor conciertos que había presenciado en su vida fueron de Springsteen y U2 (una confesión escandalosa en el ambiente hípster). Y quizá los mencionaron Maná, aunque su verdadero referente sea The Police. Estos testimonios son la excepción de confirma la regla.

También resulta cada vez más raro escuchar himnos de U2 en bares, discotecas y sesiones de discjockeys. Basándome en la experiencia laboral, los irlandeses son una banda de prestigio decreciente desde el siglo XXI. "Para mí, están en un nivel parecido a Lenny Kravitz: hacen rock para gente a la que no le gusta el rock, pero mejor no lo pongas, que se puede ofender alguno de mis fans", me soltó un superventas nacional hace un par de años. Las decenas de miles de personas que acudirán estos días al Sant Jordi siempre podrán consolarse disfrutando de sus viejos clásicos.

No estamos diciendo que U2 sean un mal grupo. Tampoco que estén acabados comercialmente: ahora mismo encaran una serie de cuatro conciertos seguidos en el Palau Sant Jordi (Barcelona) que muy pocos artistas se pueden permitir. Lo único que intenta demostrar este texto es que llevan demasiado tiempo sin hacer un buen disco. La coyuntura les ha superado y el grupo vive de las rentas de sus himnos ochenteros y noventeros. Además, hace lustros que su líder carismático tiene más de caricatura que de icono artístico.

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