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"Tenemos un cierto prejuicio hacia la zarzuela relacionado con la idea de caspa"
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"Tenemos un cierto prejuicio hacia la zarzuela relacionado con la idea de caspa"

El escenógrafo Daniel Bianco tomará posesión de su nuevo cargo el 1 de noviembre con el objetivo de captar un nuevo público y atraer a los jóvenes trayendo los libretos al siglo XXI

Foto: El escenógrafo Daniel Bianco, nuevo director del Teatro de la Zarzuela (Alberto Nevado)
El escenógrafo Daniel Bianco, nuevo director del Teatro de la Zarzuela (Alberto Nevado)

El gusto por el teatro le viene a Daniel Bianco de sus raíces asturianas. Su abuelo era 'zarzuelero' y sus padres asiduos a los patios de butacas. Esa afición creció cuando este argentino, que ayer fue nombrado nuevo director del Teatro de la Zarzuela, estudió escenografía y comenzó a trabajar en la ópera. Su primer trabajo como ayudante fue, además, en la Zarzuela y en este escenario fue en el primero que presentó una de sus escenografías. La de 'Don Gil de Alcalá'. Por eso, el sucesor de Paolo Pinamonti explica que lleva al Teatro de la Zarzuela en su "corazón" y que su objetivo principal es traerlo al siglo XXI "abriendo puertas y ventanas para que entre la luz" y llenando las butacas de un nuevo público del que está muy necesitado el género.

Bianco -que ha sido director técnico del Teatro Real de 2003 a 2007 y llega desde el Arriaga de Bilbao donde era director artístico adjunto- tomará posesión de su cargo el 1 de noviembre y lo hará con una temporada cerrada por su antecesor, así que será en la 2016/2017 cuando pueda poner en marcha el proyecto con el que ha ganado el concurso convocado por el INAEM y con el que quiere derribar prejuicios, como asegura a El Confidencial.

P: ¿Cómo se toma este nuevo reto?

R: Estoy muy apasionado y muy contento porque creo que en la Zarzuela se pueden hacer muchas cosas. Tengo muchas ganas e ilusión de que el púbico abarrote la sala. Me gustaría hacer del Teatro de la Zarzuela un lugar de encuentro, de placer y de diálogo y una fábrica de creación musical y de cultura. El gran reto es hacer asequible, compresible y atractivo en el siglo XXI el género lírico.

El gran reto es hacer asequible, compresible y atractivo en el siglo XXI el género lírico

P: No es una tarea fácil contando con que hay una amplia generación de público que se siente muy alejada de la zarzuela. Es un género que muchos ven 'antiguo' y demasiado castizo.

R: La zarzuela es de la generación de nuestros padres y abuelos. Ese es el reto. La zarzuela musicalmente es muy buena y, de la misma forma que hace la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) dándole la vuelta a los textos o las revisiones que hacen las compañías de danza, ¿por qué aquí no podemos buscar la manera de hacerla asequible? Eso se puede hacer, pero creo que todos tenemos un cierto prejuicio hacia la zarzuela que no va con nosotros sino que está relacionado con la idea de caspa y eso es lo quiero cambiar. Es mi gran reto. Toda la fuerza la voy a poner en gestionar el teatro con absoluta vocación de contemporaneidad. Quisiera contar con los mejores profesiones e invitarlos al teatro para que sea la casa de todos pero también para ofrecerles algo. Y ellos tienen que devolver al público un espectáculo de hoy, contemporáneo y sincero.

También quiero enfocarme mucho en el público. La zarzuela debe ir al encuentro del público pero el público debe encontrar también la zarzuela. Hay que seducir a todo el espectador en el sentido más amplio, no olvidemos que esto es un teatro público. No voy a programa sólo lo que me gusta a mí sino todo el abanico de posibilidades del género lírico español y a darle una visión distinta apostando por los artistas emergentes, porque son los jóvenes los que nos tienen que dar a nosotros otra visión de la zarzuela.

P: ¿Pero cómo se termina con esa imagen del mantón y el clavel?

R: Se destierra mirándolo desde otro punto de vista. ¿Por qué hay que hacer las obras de forma tan localista? Al final estamos hablando de temas comunes a todos los hombres y las mujeres, son temas humanos: el amor, los celos, la pasión, la traición... Hay que darles otra mirada. Un teatro como el de la Zarzuela tiene la obligación de darle a su público los elementos para que la descubran. En realidad hay dos cosas que puede hacer el espectador: descubrir o recordar. En la zarzuela recordar es placentero pero no se avanza, es un acto muy pasivo. Lo que tenemos que hacer es darle los elementos para descubrir, que es una actividad más activa, más plena y más comprometida. Hay cantidad de zarzuelas que no conocemos o muy poco vistas a las que se le pueden dar la vuelta. Hay que quitarle el mantón del manila. Algunas lo tendrán, y no es malo, pero quizás nos asusta esa cosa costumbrista.

P: Llega "abriendo puertas y ventanas para que entre la luz", como ha dicho en su presentación, y también nuevo público. ¿Busca un recambio generacional para el público que ya va fielmente?

R: Es un público que se acaba. Nuestra obligación es captar a los futuros seguidores de la zarzuela. Usar las redes sociales y convocar al espectador con cambios de diseño, de imagen, de producción. Y tendremos ese público cuando se empiece a ver que ir a la zarzuela es normal, que no es el espectáculo de nuestros abuelos. Ellos la disfrutaron pero nosotros la vamos a ver en 2016. Y también quiero construir sobre lo que está construido. Quiero construir para arriba pero con la mayor cantidad de ventanas abiertas para que entre aire y luz.

P: Decía Paco Azorín, que también se postuló para este cargo, en una entrevista en este periódico que "la zarzuela no tiene nada que envidiar a los musicales 'made in USA" que pueblan la Gran Vía. ¿Por qué entonces no consigue arrastrar al público o se aprovecha de ese reclamo?

Daniel Bianco junto a Montserrat Iglesias, directora del INAEM (Alberto Nevado)

R: Porque no sabemos hacerlo porque tenemos un prejuicio. En la temporada pasada vino Graham Vick [director de ópera inglés que estuvo al frente de 'Curro Vargas']. No sabe nada de zarzuela y la hizo sin prejuicios. Es difícil quitarnos los prejuicios. Es como quitarnos una chaqueta que tenemos mal puesta, pero tenemos la misma capacidad de hacerlo para una ópera que para una zarzuela. Además, el Teatro de la Zarzuela tiene un problema de visibilidad. Está en una calle por la que sólo pasan políticos a comer croquetas, tiene una fachada que está retranqueada... Quizás es uno de los teatros de mayor historia de España, pero está poco visible. Hay que trabajar en darle visibilidad al teatro. Quiero seguir potenciando las visitas guiadas y abrir el teatro. Hacer jornadas de puertas abiertas y que vaya la gente y lo conozca. También voy a mantener y potenciar la gestión pedagógica de Paolo Pinamonti. Me gustaría poder llevar al teatro más proyectos de gente joven.

P: Ya que hablamos de su antecesor, ¿qué valoración hace de la herencia que recibe de Pinamonti?

Hay que quitarle el mantón del manila. Algunas lo tendrán, y no es malo, pero nos asusta esa cosa costumbrista

R: Todo el reconocimiento a mi antecesor, que ha puesto unas bases firmes en este edificio que hoy me lanzo a diseñar para el futuro. Es la verdad. Pinamonti ha dado un cambio. Ha puesto mucho trabajo, ha respetado muchísimo la música española y la ha comparado y puesto junto a otras músicas

P: Esta primera temporada tiene poco margen de maniobra. Su antecesor le ha dejado todo programado.

R: Empiezo el 1 de noviembre y, efectivamente, no hay margen de maniobra. Ahora tengo que gestionar esta temporada entera y preparar mi temporada, que será la 2016/2017. Poco puedo decir de qué obras estarán o no, pero sí quiero hacer la zarzuela grande que ha pasado la criba de las generaciones junto a otras que no conocemos tanto, además de género chico, zarzuela barroca y revista musical. No me quiero encorsetar. Incluso voy a tocar la comedia musical.

El gusto por el teatro le viene a Daniel Bianco de sus raíces asturianas. Su abuelo era 'zarzuelero' y sus padres asiduos a los patios de butacas. Esa afición creció cuando este argentino, que ayer fue nombrado nuevo director del Teatro de la Zarzuela, estudió escenografía y comenzó a trabajar en la ópera. Su primer trabajo como ayudante fue, además, en la Zarzuela y en este escenario fue en el primero que presentó una de sus escenografías. La de 'Don Gil de Alcalá'. Por eso, el sucesor de Paolo Pinamonti explica que lleva al Teatro de la Zarzuela en su "corazón" y que su objetivo principal es traerlo al siglo XXI "abriendo puertas y ventanas para que entre la luz" y llenando las butacas de un nuevo público del que está muy necesitado el género.

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