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estreno de 'todo saldrá bien'

Win Wenders no levanta cabeza

El director alemán vuelve a las ficciones siete años después, pero sigue sin estar en forma

Foto: James Franco protagoniza el filme
James Franco protagoniza el filme

Siete años llevaba Wim Wenders sin rodar una ficción. El director alemán ha tenido buena fortuna últimamente en el campo del documental: con Pina (2011) demostró la capacidad expresiva del 3D en un film centrado en la danza, mientras que La sal de la tierra (2014), sobre el fotógrafo Sebastião Salgado, es uno de esos títulos que acaba convirtiéndose en un pequeño éxito en los circuitos de versión original.

Todo saldrá bien, sin embargo, vuelve a poner sobre la mesa una pregunta recurrente cuando hablamos del último tramo de la filmografía del director de El cielo sobre Berlín (1987). ¿Cuándo fue la última vez que Wenders estrenó un largo de ficción realmente bueno? The Million Dollar Hotel (2000), su colaboración con Bono de U2, era una catástrofe de principio a final. Tierra de abundancia (2004), su película sobre el post 11-S, ponía en evidencia a un director que había perdido la brújula. Don't Come Knocking (2005), una suerte de continuación del espíritu de Paris, Texas (1984), se aguantaba por la presencia y la escritura de Sam Shepard. Mientras que Palermo Shooting (2008) debe ser una de las películas peor acogidas de la historia reciente del Festival de Cannes. Habría pues que remontarse al menos un par de décadas para encontrar alguna película de ficción realmente sólida del que fue uno de los nombres imprescindibles del cine de los setenta y los ochenta. Porque Todo saldrá bien tampoco levanta cabeza.

Escritor retirado

Tomas (James Franco) es un escritor que pasa temporadas retirado en una pequeña cabaña rodeada de hielo para dedicarse a su novela. Una tarde que regresa a casa tras reñir por teléfono con su mujer Sara (Rachel McAdams) atropella sin darse cuenta a un niño. Ni la policía ni la madre del pequeño, Kate (Charlotte Gainsbourg) lo culpan por el accidente: el chico, dicen, se metió casi literalmente bajo las ruedas del coche jugando con su trineo. Pero Tomas no puede perdonarse y acaba en el hospital tras un intento de suicidio. Dos años después ha reconstruido su vida tras publicar una nueva novela de éxito. Y siente las fuerzas necesarias para ir a visitar a Kate...

Hay algunas ideas interesantes en Todo saldrá bien. La película se desarrolla a lo largo de más diez años y Wenders opta por elidir o presentar fuera de campo algunos de los acontecimientos cruciales en la vida del protagonista, por ejemplo la separación de su primera mujer y el emparejamiento con la segunda, Ann (Marie-Josée Croze). El cineasta ha optado además por rodar en 3D un género al que normalmente no se aplica esta técnica. Estamos ante un drama íntimo y contenido que sucede en su mayor parte en interiores y donde los primeros planos cobran una especial importancia.

Porque lo que realmente le interesa a Wenders y a su guionista Bjørn Olaf Johannessen es trazar las huellas del dolor, la culpa y la pérdida en Tomas, Kate y el hijo superviviente de ella, Christopher. Aunque la mayor parte del tiempo presente a estos personajes por separado, la película no deja de relacionarlos a través del montaje. Las miradas al vacío de Tomas tienen como contraplano algún momento en la vida de Kate, remarcando como el accidente ha establecido un vínculo invisible entre ellos.

¿Cuándo fue la última vez que Wenders estrenó un largo de ficción realmente bueno?

Johannessen y Wenders otorgan a la historia cierto punto intelectual que no le acaba de sentar bien. Hay mucha autoindulgencia en el personaje de Tomas, un escritor que, desde el rostro de James Franco, no abandona su cara de atormentado en todo el film. La tragedia no le impide sin embargo reestablecer e incluso aumentar su prestigio como autor. En un momento se apunta la posibilidad de que precisamente el atropello del niño ha convertido a Tomas en un mejor novelista. Pero no se ahonda en esta interesante paradoja. Tampoco en la afirmación que lleva a cabo el personaje de que Faulkner es un escritor que ni le gusta ni le deja de gustar (!). Porque en general no le interesan demasiado el resto de sus colegas.

Personajes a medias

Aunque el film dura dos horas bien largas, sus responsables no profundizan lo necesario en los personajes. Si Tomas sigue siendo un enigma cuando acaba el metraje, las protagonistas femeninas quedan todavía más desdibujadas. En parte se debe a la intención de llevar a cabo una película tan intimista como contenida que hable a través de los silencios, las imágenes y el montaje. Pero el drama interno de los personajes no llega a calar en ningún momento en la pantalla, por muchos primeros planos de sus rostros acongojados que Wenders nos regale.

El omnipresente Alexandre Desplat, capaz de firmar bandas sonoras luminosas y creativas como la de Grand Hotel Budapest, acompaña la historia con una música discreta pero elegante. Para los fans y los que echan en falta el Wenders de toda la vida, el principal atractivo de Todo saldrá bien es la presencia de uno de sus actores fetiche, Patrick Bauchau, protagonista de El estado de las cosas (1982), en el papel de padre de Tomas.

Siete años llevaba Wim Wenders sin rodar una ficción. El director alemán ha tenido buena fortuna últimamente en el campo del documental: con Pina (2011) demostró la capacidad expresiva del 3D en un film centrado en la danza, mientras que La sal de la tierra (2014), sobre el fotógrafo Sebastião Salgado, es uno de esos títulos que acaba convirtiéndose en un pequeño éxito en los circuitos de versión original.

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