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¿Podemos hacerlo sin literatura?
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¿Podemos hacerlo sin literatura?

En la Universidad de Verano del partido político que dirige Pablo Iglesias se dan cita Belén Gopegui, Elvira Navarro, Alberto Olmos y Jorge Lago para hablar de la novela política

Foto: Una imagen de archivo de 2011, en una asamblea del 15M en la plaza de Atocha, en Madrid. (EFE)
Una imagen de archivo de 2011, en una asamblea del 15M en la plaza de Atocha, en Madrid. (EFE)

En la Universidad de Verano de Podemos no corre el aire. La temperatura es insoportable, el ambiente en las aulas abarrotadas se hace asfixiante y apenas se escucha. Voluntarios y voluntarismo no faltan en un partido con una ambición política insólita, que aspira a cambiar “el régimen del 78” aunque recurra a modelos habituales de su Némesis (como este foro) y sus recursos económicos sean muy limitados. Ha convocado a la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense, donde hasta el domingo se impartirá a partes iguales magisterio y doctrina; "hambre de saber y compromiso político".

A las cuatro de la tarde y cuarenta grados del primer día se llamó al debate para discutir el tipo de narrativa necesaria que debe acompañar el cambio político (dando por hecho que la literatura es capaz de hacerlo). Ante el encerado Jorge Lago -exeditor de Lengua de Trapo y miembro del Consejo Ciudadano en las áreas de cultura y formación de Podemos- pregunta a los tres escritores que le acompañan por qué no ha habido una novela que catalizase el proceso de transformación social que se vivió durante el movimiento 15M.

Para Lago (Madrid, 1976) no hubo libro que reflejara aquella indignación, ni que la anticipara. “No conozco una novela que haya anticipado las transformaciones”, explica. En la mesa también está Alberto Olmos (Segovia, 1975), autor de Ejército enemigo (Literatura Random House), que aclara: “Los narradores más solventes no están en disposición de escribir sobre la actualidad. Para un narrador es complicado hacer algo sobre lo que está sucediendo”. Aunque reconoció que Ejército enemigo -publicada unos meses después de la concentración de la Puerta del Sol y escrita años antes- “tenía muchos temas vinculados al 15M”.

No creo que debamos hacer una novela costumbrista sobre el 15M [Belén Gopegui]

Toma la palabra Elvira Navarro (Huelva, 1978), autora de La trabajadora (Literatura Random House), que sí cree que se han creado novelas de la crisis “incluso antes de la crisis”. Lamenta que parte de la literatura haya aspirado, durante esta democracia, al desclasamiento, porque hablar de político en una novela está mal visto, “calificado de panfletario”.

placeholder La escritora Belén Gopegui. (EFE)
La escritora Belén Gopegui. (EFE)

La escritora lanza sus críticas contra los escritores que opinan que cuando el arte se politiza se hunde, y pone el ejemplo de Antonio Muñoz Molina”. También cuestionó a Javier Cercas y sus novelasEl impostor y Soldados de Salamina, de la que señala que “enmascara la realidad de la Guerra Civil”.

Lago pretende trata de profundizar el debate e indica que las novelas sobre el 15M y la crisis que se han escrito son novelas con personajes en precario y sometidos a una situación y a sus lamentos. “Pero los personajes se parecen cada vez más a la gente de la calle y sus problemas son el germen de lo demás”, le rebate Navarro. “Yo le pido a la literatura que no enmascare las relaciones de poder que interviene en la sociedad. No creo que debamos hacer una novela costumbrista sobre el 15M”, añade Gopegui.

¿No es hipócrita publicar una novela revolucionaria en una multinacional? [Alberto Olmos]

Sin embargo, había mucho caldo de cultivo antes de 2011, aunque quizá no en novela. Veamos, Porno Ficción (publicado por la extinta DVD), de Diego Doncel (Malpartida, 1964), poemario en el que se podían leer estos versos: "La policía teme su odio porque desconoce su naturaleza. / Y teme aún más sus sueños porque pueden hacer de nuestros/ sueños un estado de conciencia subversiva". Habla de una “conciencia subversiva, y continúa más adelante: "El capitalismo es un acto policial en los márgenes de la metrópoli./ La realidad es el enemigo público número uno./ Es mejor no salir de casa, pesar sin ser reconocido:/ los pensamientos aquí también delinquen./ No preguntes dónde fue a parar el que eras". Y remataba con un agitador y premonitorio: "Empieza silenciosamente una nueva revolución". Y así fue.

placeholder La escritora Elvira Navarro (Óscar del Pozo).
La escritora Elvira Navarro (Óscar del Pozo).

Pronto la mesa entra en un territorio más delicado: adaptarse al gran público para hacer llegar “el mensaje” a más gente o mantenerse en sus ecuaciones estilísticas al margen del mercado. Para Navarro el problema de la literatura política es que sólo llega a los “lectores convencidos”. “Es una cuestión de estrategia que deberíamos pensar el narrador y el editor”, dice. Para Gopegui los libros o bien logran una cohesión mediante el disfrute o bien alientan al antagonismo, pero aclara que la forma podría esconder un contenido político.

Para Elvira Navarro el problema de la literatura política es que sólo llega a los “lectores convencidos”

“¿Formas que enganchen a una mayoría? No”, tajante Olmos, que traza dos tipos de literatura: la de mercado, que busca convencer al cliente y hacerles disfrutar; y la literaria, como la de Coetzee. “La literatura no está al servicio de nadie”. Avanzado más de la mitad del encuentro Olmos trata de polemizar contra los escritores a los que se les considera comprometidos y publican en grandes empresas editoras multinacionales, como Planeta y Penguin Random House (PRH). “Nosotros tres publicamos en PRH, capitalismo en estado puro. ¿No es hipócrita publicar una novela revolucionaria en una multinacional?”.

Lago le señala que el capitalismo se define por el interés, al margen del contenido. “La coherencia no me parece un valor”, responde también Gopegui a Olmos. “A mí me produce malestar publicar en multinacionales, me siento inquieta. Evidentemente, ninguna novela acabará con el capitalismo”. Quizá asustarlo algo.

En la Universidad de Verano de Podemos no corre el aire. La temperatura es insoportable, el ambiente en las aulas abarrotadas se hace asfixiante y apenas se escucha. Voluntarios y voluntarismo no faltan en un partido con una ambición política insólita, que aspira a cambiar “el régimen del 78” aunque recurra a modelos habituales de su Némesis (como este foro) y sus recursos económicos sean muy limitados. Ha convocado a la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense, donde hasta el domingo se impartirá a partes iguales magisterio y doctrina; "hambre de saber y compromiso político".

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