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Los pactos de regeneración llegan a la SGAE
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la sociedad celebra su asamblea general

Los pactos de regeneración llegan a la SGAE

José Luis Acosta y José Miguel Fernández Sastrón están cerrado un "acuerdo de gobernanza" para que las cuentas de 2013, rechazadas ya en dos ocasiones, y las de 2014 se aprueben esta tarde

Foto: Imagen de la asamblea extraordinaria realizada el pasado mes de enero (Efe)
Imagen de la asamblea extraordinaria realizada el pasado mes de enero (Efe)

Jornada clave (de nuevo) para la SGAE. La Sociedad General de Autores y Editores celebra esta tarde su asamblea general con todo en el aire una vez más. La división existente en el seno de la entidad (entre integrantes de pequeño derecho y audiovisual, fundamentalmente) vuelve a hacer tambalear los cimientos de una sociedad que no levanta cabeza desde que comenzara la Operación Saga, en julio de 2011. Sin embargo, este año hay un nuevo escenario encima de la mesa. Como en la política, los pactos y las negociaciones 'regeneradoras' tambiénhan llegado a la SGAE.

"Puede existirfollón, pero hay intento de que haya acuerdoy vivamos una asamblea más pacífica", aseguraban ayer a este periódico distintosmiembros de la SGAE. De hecho, tras tres días de negociaciones (y con más reuniones pendientes hoy mismo) hay un acuerdo prácticamente cerrado encima de la mesa que definen como "un acuerdo autoral", es decir, entre los equipos de José Luis Acosta, el presidente de la entidad, y José Miguel Fernández Sastrón, su hasta ahora principal opositor.

El objetivo, según las mismas fuentes, es rebajar el tono de tensión en el seno de la sociedad para comenzar a caminar. El primer paso:aprobando las cuentas de 2013 y 2014, que son las que hoy se someten a votacióny vienen coleando de lejos. La asamblea celebrada el verano pasadotumbó las cuentas del año 2013 y pidió la cabeza del entonces su recién estrenado presidente,José Luis Acosta. El mismo panorama, es decir enfrentamiento feroz, se repitió en la asamblea extraordinaria de enero de este año que desembocó en laselecciones del mes de febrero, en las que Acosta fue reelegido con idéntico clima de división.

El discurso ahora ha cambiado. Negociaciones, remar para sacar adelante la sociedad y tregua son las palabras más repetidas -y hastaahora desconocidas-. "Si las cuentas no se aprueban, la situación va a ser insostenible. No me da miedo, pero no creo que no aprobar las cuentas vaya a ningún sitio", afirman. "Así nos vamos a ningún sitio. Hay un acercamiento para intentar que esto salga adelante y los radicales de cada lado empiecen a quedarse aún más solos", dicen otro miembro de la entidad que recalca que este acercamiento también persigue mejorar la convivenciacon los editores. La música, por tanto, suena nueva de cara a esta asamblea.

Por eso,a los votos a favor de la plataforma que apoya a Acosta se sumarán los de Sastrón aunque "no tanto a las cuentas o a la gestión sino mirando al futuro y dando un voto de confianza". Este cambiode perspectiva, explican, no sólo se asienta en este nuevo climadistendido sino en quese han separado las cuentas y la gestión del equipo directivo para las votaciones (el año pasado iban en el mismo bloque),algo que hará que se pueda recusar una partesin dejar de aprobar la otra porque, apuntan algunas voces, "no era responsabilidad de este equipo de gobierno actual, noestaba en el poder entonces". La SGAE estuvo presidida hasta julio de 2013 porAntón Reixa, quien fue sustituido por Acosta, y lo que se intentó, y consiguió, en las asambleas pasadasfue forzar las elecciones.

Esta presumible tregua traerá consigo, si la negociación avanza por los cauces previstos, "un acuerdo de gobernanza en el que quepamos todos". Esto significa, porun lado, abrir la negociación para mejorar el reparto de derechos para el próximo abono del mes dediciembre y, por otro, más peso ejecutivo con la creación de la figura de un consejero delegado del presidente que, presumiblemente, asumiríaSastrón. En cualquier caso, recuerdan las mismas fuentes, este acuerdo no es un cheque en blanco. Si no se cumplen estos compromisos, queda abierta la puerta auna nueva ruptura de cara ala asamblea extraordinaria que deberá convocarse en enero a lo sumo, ya que antes de marzo la entidadtieneque modificar los Estatutos con la aprobación del conjunto de los socios.

En cualquier casono está todo cerrado de cara a la votación de esta tarde. Falta saber de qué lado se pondrán los editores y los socios de a pie o independientes que no con alinean en ninguna de estas dos facciones."Creo que está vez saldrán adelante pero con baja participación, al menos presencial. La cuestión es cuánto puede durar esta situación, porque se aprueben o no [las cuentas] la inestabilidadserá la misma. Nadie está contento y, la verdad, para el socio de a pie lo ideal es que no se aprobaseny hubiera cambios reales en la SGAE", opina otro miembro de la sociedad.

En este sentido, desdelaCoalición Autoralse mandó una carta a su círculo hace una semana defendiendoel no a las cuentas de 2013 porque "eran irregulares hace un año y siguen siendo irregulares ahora"."No hay que tener miedo a votar no. Lo que realmente da miedo es pensar que cuatro años más con la dirección actual pueden suponer el fin de la SGAE", añaden aludiendo a posibles sanciones y la llamada, definen, al voto del miedo que están haciendo desde los círculos directivos.

Precisamente esa es otra de las patas que algunos intuyen debajo de esta negociación entre Acosta y Sastrón.Si las cuentas no fuera aprobadas de hoy, la entidad puede enfrentarse a multas e incluso a la intervención del Ministerio de Cultura. Además de que la deriva de los acontecimientos pasaríapor la dimisión del presidente y su sustitución o por la dimisión en bloque de la Junta Directiva, lo que provocaría que muchos miembros del Consejo no podrían volver a presentarse a unas elecciones (los estatutos limitan esta capacidad a dos mandatos). Sea por uno o varios motivos,la SGAE se enfrenta hoy a otro día clavepara resolver sus viejas rencillas en el que, aun con aires de unión y consenso, todo está en el aire.

Jornada clave (de nuevo) para la SGAE. La Sociedad General de Autores y Editores celebra esta tarde su asamblea general con todo en el aire una vez más. La división existente en el seno de la entidad (entre integrantes de pequeño derecho y audiovisual, fundamentalmente) vuelve a hacer tambalear los cimientos de una sociedad que no levanta cabeza desde que comenzara la Operación Saga, en julio de 2011. Sin embargo, este año hay un nuevo escenario encima de la mesa. Como en la política, los pactos y las negociaciones 'regeneradoras' tambiénhan llegado a la SGAE.

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