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Inflación de Homero para una vida sin épica
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rescate de las obras del poeta épico griego

Inflación de Homero para una vida sin épica

Al menos cuatro editoriales han coincidido en el lanzamiento de 'Odisea' y 'Ilíada' y en estudios de la relación del escritor de hace casi 3.000 años con cada una de ellas

Foto: 'El Olimpo. Batalla de los gigantes' (1764), obra de Francisco Bayeu, inspirado en textos de Homero. (Museo del Prado)
'El Olimpo. Batalla de los gigantes' (1764), obra de Francisco Bayeu, inspirado en textos de Homero. (Museo del Prado)

Aquí un hombre cualquiera, Odiseo o Ulises. Se abre camino con maña a través de las pruebas de la vida. Ha viajado mucho y considera a todos los seres humanos sus iguales. Inasequible a las fatigas. Un hombre con dos caras, un artista del crimen gracias a su astucia. La perspectiva de una heroicidad sin fisura lo seduce y lucha por deshacerse de sus ataduras y salir al encuentro de lo extraño y resistirse a naufragar en las ilusiones de la nostalgia. Permanecer atado en el barco, atado al presente, sortear el oleaje y, claro, ya saben, complicarse con el embrollo y el jaleo. Nunca sucumbir a la tentación de la simplicidad.

Casi tres mil años después de que Homero pasara a limpio el legado de aquellos bardos que interpretaban los cantos del héroe al son de la lira, sus relatos sobre la guerra y el sufrimiento recuerdan la crueldad, la humanidad, su fragilidad y el papel del destino en la vida de un hombre cualquiera. Para entendernos, sus epopeyas consagran el pasado, pero son “himnos del presente”.

“El objetivo de la épica es convertir el pasado remoto en algo tan inmediato para nosotros como nuestras propias vidas, convertir los magníficos relatos de tiempos inmemoriales en un bello y doloroso ahora”, explica el escritor inglés Adam Nicolson, del que las librerías acaban de recibir El eterno viaje. Cómo vivir con Homero (en la editorial Ariel). Para el autor, Homero es un manual de texto para la vida, una forma de conciencia que entiende el fracaso, la autocomplacencia y la vanidad. Algo parecido a lo que propone John Freely, en El mundo de Homero. Una guía de viaje por la Ilíada y la Odisea (publicado por Crítica).

[Carlos García Gual] Vivimos en un mundo de gente mediocre y uniformada, interesada en la grandeza económica

Para Nicolson las lecciones que ofrece el autor clásico no son la utilidad de la violencia, la falta de remordimiento por un asesinato, la sumisión y el mercadeo de mujeres. Tampoco cree que alguno de los 24 cantos que componen cada obra muestre que el sentido de la justicia reside en la venganza personal. “Es precisamente todo lo contrario a eso: la capacidad de contemplar todos los aspectos de la vida con claridad, ecuanimidad y compasión, con un corazón candoroso y una mirada despejada”. A Homero, asegura, podría considerárselo un liberal y feminista.

Homero es luz. Un milagro que ilumina desde un extremo de la civilización humana hasta el opuesto. Está tan vivo como cualquiera que haya vivido. “Vivimos en un mundo de gente mediocre y uniformada, interesada en la grandeza económica. Sí, estamos muy entretenidos sin reflexionar sobre la vida, el placer y el dolor”, CarlosGarcíaGual, posiblemente el mayor experto en cultura griega de este país, ha publicado Historia mínima de la mitología (Turner).

Vuelven los héroes

Quizá por eso los griegos envejezcan bien. “Homero sigue teniendo una grandeza narrativa extraordinaria en los dos poemas. Ilíada es un poema bélico de una guerra como las que ya no hay. Nuestras guerras son de destrucción masiva. Los contendientes no se encuentran frente a frente”, añade.

La Odisea es la narración de aventuras. “Hay un renacer de la vocación heroica”, dice. No extraña, en medio de una crisis social se necesitan referentes que ayuden a cambiarlo todo.Recuerda el especialista que hoy, quienes se acercan a las dos obras, lo hacencomo una réplica de un tiempo perdido, una nostalgia del mundo de héroes. “La moda es volver a los mitos, porque es una nostalgia de una realidad más impresionante que la cotidiana, donde no hay héroes ni sentimientos humanos”, dice García Gual. Pero son héroes y dioses humanizados en su grandeza y en su fragilidad. Dolor y amor a dosis semejantes.

García Gual trata con los griegos clásicos durante cinco décadas como profesor de griego. Habla de la fuerza narrativa y poética de Homero. Dice de ellos que tienen la grandeza de la épica y la fuerza emocional. Piensa en la escena de Aquiles y Príamos llorando juntos, admirando la grandeza del enemigo.

En medio del ruido, de las distracciones, de los reclamos, de las pantallas, de tantas llamadas… como cantos de sirena que confunden. Al final, la lectura se va perdiendo. “A los antiguos hay que leerlos en silencio”, asegura. Hay que hacerlo para entender que Ulises no es ninguna víctima. Que sufre, pero que no se desploma. Su mayor virtud es la elasticidad.

A los Antiguos hay que leerlos en silencio

María Casas, directora literaria del área de bolsillo de Penguin Random House se encarga de la nueva colección Penguin Clásicos, compuesta por el vasto fondo del grupo (con hispánicos y universales) pero con la imagen de Penguin (para los muy fetichistas del asunto). “Habrá tres decenas de novedades y relanzamiento de obras ya publicadas”, explica la editora, que cuenta con un fondo de 180 títulos para publicar en dos años.

Entre los primeros de este renacimiento, Ilíada de Homero, con una traducción de Fernando Gutiérrez, de 1952. “Es la traducción más accesible. El presupuesto no a para pagar una nueva”, reconoce Casas. “No recuperamos nada, completamos una colección que ya existía, lo único que hacemos es aprovechar la marca de Penguin Clásicos”.

Para el editor de Ariel, Francisco Martínez Soria, Homero refleja muy bien la individualidad de nuestros días. Ha logrado hacer de una biografía un género atractivo. “Homero es un personaje que nos acompaña en este momento. Homero vuelve y vuelve. Cada época ha tenido su Homero”, dice.

Su decisión ha sido la contraria de María Casas. Reconoce que la forma de bolsillo está muy usada y ha apostado por una colección de libros profundamente literarios. El lector debe disfrutar. No deja de ser una apuesta. Las cartas están sobre la mesa.

Aquí un hombre cualquiera, Odiseo o Ulises. Se abre camino con maña a través de las pruebas de la vida. Ha viajado mucho y considera a todos los seres humanos sus iguales. Inasequible a las fatigas. Un hombre con dos caras, un artista del crimen gracias a su astucia. La perspectiva de una heroicidad sin fisura lo seduce y lucha por deshacerse de sus ataduras y salir al encuentro de lo extraño y resistirse a naufragar en las ilusiones de la nostalgia. Permanecer atado en el barco, atado al presente, sortear el oleaje y, claro, ya saben, complicarse con el embrollo y el jaleo. Nunca sucumbir a la tentación de la simplicidad.

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