Es noticia
"Prender fuego a un parlamento es un acto simpático, inútil pero simpático"
  1. Cultura
el Comité Invisible publica 'A nuestros amigos'

"Prender fuego a un parlamento es un acto simpático, inútil pero simpático"

Se adelantaron con 'La insurrección que viene' a la toma de plazas en todo el mundo cuatro años más tarde. Ahora vuelven con otro libro que pretende hacer más fuerte el virus de la disidencia

Foto: Ataque a la sede de la Presidencia de Bosnia en febrero de 2014 (Reuters)
Ataque a la sede de la Presidencia de Bosnia en febrero de 2014 (Reuters)

No se admiten grabaciones. No se permiten fotos. No se conceden entrevistas individuales a ningún medio. "Se ha cometido un error en la comunicación de esta presentación. No venimos aquí como autores, sino como imputados por la justicia francesa. El juzgado ha impuesto como medida cautelar que no podemos reunirnos. Sería una pena concederles una prueba tan sólida como una fotografía o un registro sonoro de este debate". Por supuesto, tampoco sabemos los nombres de los dos chicos franceses que presentan el libro. Estamos en Madrid, Tirso de Molina, librería Traficantes de Sueños. Cincuenta personas en la sala donde se celebra el acto.

Una aclaración necesaria: el Cómite Invisible es algo más que un ignoto grupúsculo de autores anarquistas. Su anterior obra, La insurrección que viene (Melusina, 2007), alcanzó el número uno en la lista de ventas en Amazon EEUU, en julio de 2009. Y se mantuvo 12 meses entre los más vendidos. Hablamos de un fenómeno editorial tan estimulante para los antisistema, como inquietante para los conservadores.

Nuestro objetivo inmediato es avivar un debate internacional que permita conectar todos los focos insurrectos

La base de aquel pelotazo editorial fue su popularidad en las universidades norteamericanas, donde se educan los cachorros de las élites. El texto fue publicado allí por la editorial del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), de cuyas aulas han salido 75 premios Nobel. En 2010 se imprimió la sexta edición del libro.

El factor sorpresa fue una campaña de publicidad gratuita cortesía de Glenn Beck, gurú mediático de la derecha, un especie de equivalente de nuestro Jiménez Los Santos. ¿Qué opinó Beck del panfleto? "Es la cosa más maligna que he visto en leído vida". Su mítica diatriba de siete minutos en la cadena de televisión Fox News disparó la popularidad de este llamamiento a la desobediencia.

El miedo de las élites

¿Qué asustaba tanto al presentador? La crítica feroz al capitalismo y el tono celebratorio con el que animaban a los motines urbanos. "Nicolás Sarkozy también hizo todo lo posible por estigmatizar el texto y procesar a sus autores, pero solo consiguió darle más resonancia", explica el editor estadounidense. Más allá de posiciones políticas, el mérito del texto radica en que fue escrito en 2007, cuando estas insurrecciones urbanas apenas habían comenzado y nadie imaginaba el 15-M, la Primavera Árabe, la batalla de la plaza de Taksim, las protestas de Londres o la creciente tensión social griega. El adjetivo "profético" puede aplicarse a aquel panfleto incendiario que les lanzó a la fama.

Ahora presentan A nuestros amigos, otro texto en la misma línea, más ambicioso y contundente. Lo publica la editorial española Pepitas de Calabaza en colaboración con la mexicana Surplus. Poco amigos de los rodeos, sueltan la tesis principal a bocajarro: "Hace diez años, predecir un levantamiento significaba exponerse a las burlas de los sentados. Hoy, los que anuncian el retorno del orden son los que pasan por bufones". Pero no se quedan solo en el diagnóstico de la situación, sino que animan a apagar el fuego con gasolina. "Nuestro objetivo inmediato es avivar un debate internacional que permita conectar todos los focos insurrectos".

Es pronto para juzgar a partidos como Podemos o Syriza. Pronto veremos si son un simple recambio de la vieja izquierda o una desviación interesante

El plan consiste en tejer una especie de red fraternal entre los zapatistas, Gamonal, las comunas de Oaxaca, las explosión periódica de las banlieues francesas, los insurrectos de Túnez y todo aquel que que se quiera apuntar a derribar un sistema "que no hace feliz a casi nadie".¿Qué efecto tendría conectar estas insurrecciones a nivel global? "Todo son ventajas. Quedó claro en las recientes protestas contra la sede del Banco Central en Fráncfort. La policía no pudo controlarlas, porque habían venido muchos griegos que se manifiestan de manera muy distinta a los alemanes. Resultaban impredecibles". Se trata de intercambiar experiencias para hacer más fuerte el virus de la disidencia.

¿Cómo es posible que llevemos una hora hablando de levantar barricadas y quemar coches de policía en un país donde el protagonismo lo tienen movimientos de emancipación que consiguen entrar en las instituciones? Pregunta del público. "No vamos a hablar sobre Podemos. No conocemos la situación y sería una falta de respeto. Además es pronto para juzgar a partidos como éste o Syriza. Pronto veremos si son un simple recambio de la vieja izquierda o una desviación interesante.Cada uno contribuye como puede a la revolución: unos rodean el parlamento, otros intentan entrar en él. En Bosnia incluso le prendieron fuego. Nos parece un gesto simpático, inútil pero simpático, ya que el verdadero poder no reside ahí", afirman. En realidad, lo que ardió fue el edificio de presidencia, pero queda clara su postura.

Muestran un billete de 20 euros para enseñar el “verdadero poder”. "Todos tenemos imagen del verdadero poder en el bolsillo. Antes los billetes se adornaban con el rostro del soberano, ahora lo importante son las infraestructuras, por eso la comunidad europea escogió la imagen de un puente. Lo primero que hacen los revolucionarios, de manera instintiva, es bloquear las infraestructuras: carreteras, trenes de alta velocidad, distritos financieros…".

En la recta final del texto proponen recuperar el concepto de "comuna", pero no "en el sentido de un espacio vital que comparten un grupo de amigotes, sino de auto organización social que nos haga descubrir la alegría de hacer cosas juntos".

Discotecas disfrazadas de política

Otra de las virtudes del Comité es su escasa complacencia con los ambientes de izquierda. Les gusta repetir el chiste de que los centros sociales autogestionados son "discotecas disfrazadas de política". Tiene mérito soltarlo ante un auditorio con pinta de haber crecido entre "okupas" como el Laboratorio de Lavapiés y el Patio Maravillas de Malasaña.

En el libro el "palo" más divertido se lo lleva el proceso de hipsterización de la izquierda occidental. "Se evita ir a la raíz de las cosas en beneficio de un consumo superficial de teorías, manifestaciones y relaciones". Mejor no se puede explicar.

No se admiten grabaciones. No se permiten fotos. No se conceden entrevistas individuales a ningún medio. "Se ha cometido un error en la comunicación de esta presentación. No venimos aquí como autores, sino como imputados por la justicia francesa. El juzgado ha impuesto como medida cautelar que no podemos reunirnos. Sería una pena concederles una prueba tan sólida como una fotografía o un registro sonoro de este debate". Por supuesto, tampoco sabemos los nombres de los dos chicos franceses que presentan el libro. Estamos en Madrid, Tirso de Molina, librería Traficantes de Sueños. Cincuenta personas en la sala donde se celebra el acto.

Libros
El redactor recomienda