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La comedia adolescente también es feminista
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estreno de 'dando la nota: Aún más alto'

La comedia adolescente también es feminista

La secuela del filme de 2012 apuesta por un cóctel lleno de música, humor irreverente, algunos tópicos y una apuesta por la mujer como centro absoluto del espectáculo

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En 2009 Ryan Murphy, especialista en subvertir géneros, estrenaba en la televisión estadounidense Glee. Una comedia musical y adolescente que rápidamente se convirtió en un éxito de público y crítica, siendo candidata al Emmy a la Mejor serie cómica y ganando el Globo de Oro en la misma categoría. La clave de Glee era que no trataba a los jóvenes como idiotas. Era un retrato lleno de cinismo de todas las estructuras de poder que se forman en los institutos norteamericanos. Murphy decidió poner el foco en seis bichos raros y dignificarlos. Era un canto a la singularidad hecho con ironía y mala leche, aunque poco a poco fue convirtiéndose en todo aquello que criticaba.

Al calor del éxito de Glee muchos proyectos musicales surgieron en televisión y cine. El que mejor siguió la estela fue Dando la nota, película de Jason Moore que apostaba por la misma fórmula trasladándola a una universidady añadiendo dos pequeñas variantes: el grupo era completamente femenino y las canciones eran cantadas a capella, sin instrumentos. La película supuso un soplo de aire fresco(algo descompensado)en el repetitivo mundo de la comedia adolescente y se convirtió en uno de los sleepers de la temporada. La secuela era cuestión de tiempo.

En Dando la nota, aún más fuerte repiten protagonistas y el mundo de la canción. Si un esquema triunfa para qué cambiarlo, han dicho sus encargados, que siguen apostando por el humor con un puntito de irreverencia(sin pasarse) y una banda sonora llena de éxitos del momento para sacar un beneficio extra en las listas de discos más vendidos.

La gracia de esta saga,y especialmente su secuela, es que se muestra muy hábil en su apuesta por un humor más inteligente que lo acostumbrado en estos productos, y les da un toque ácido. Igual que La boda de mi mejor amiga supuso un giro femenino en la comedia gamberra de personajes típicamente masculinos (como Resacón en las Vegas), Dando la nota se ha convertido en la apuesta de la comedia universitaria para chicas.

Y esto no podría estar explotado de mejor manera. Dando la nota, aún más alto, es un canto feminista que se atreve a concluir con una actuación cargada de himnos modernos para la mujer como el Run the world de Beyoncé. El mundo es de las mujeres, y también de las jóvenes. Por si fuera poca apuesta, dirección y guion corren a cargo de otras dos mujeres.

Dando la nota no se corta presentando a jóvenes gordas, sexualmente activas, que presumen de ello y son capaces de enseñarle sus partes a Obama, colombianas que hacen bromas sobre secuestros y protagonistas que se sienten atraídas por alemanas de metro ochenta. Una verdadera rareza en el blockbuster hollywoodiense protagonizado por jóvenes. A esto súmale unos números musicales espectaculares y un tono autoparódico que hace que el filme se ría de sí mismo y del concepto de que todo,especialmente las secuelas, cuanto más espectacular mejor.

Una lástima que el filme no se atreva a desmadrarse del todo y se quede en un territorio demasiado cómodo. Le faltan chispazos de humor atrevido, igual que le sobran todas las tramas que apestan a topico. El personaje de Hailee Steinfeld, la recién llegada, es un clasicazo que hasta tiene su propia historia de amor. Clichés que hacen que Dando la nota 2 nunca despegue del todo. Puestos a apostar por el cliché mejor reírse de él, como en esa maravillosa escena en la que Fat Amy aparece cantando su amor remando mientras canta el We belong de Pat Benatar, una parodia que demuestra lo que la película podría haber sido con más mala leche.

En 2009 Ryan Murphy, especialista en subvertir géneros, estrenaba en la televisión estadounidense Glee. Una comedia musical y adolescente que rápidamente se convirtió en un éxito de público y crítica, siendo candidata al Emmy a la Mejor serie cómica y ganando el Globo de Oro en la misma categoría. La clave de Glee era que no trataba a los jóvenes como idiotas. Era un retrato lleno de cinismo de todas las estructuras de poder que se forman en los institutos norteamericanos. Murphy decidió poner el foco en seis bichos raros y dignificarlos. Era un canto a la singularidad hecho con ironía y mala leche, aunque poco a poco fue convirtiéndose en todo aquello que criticaba.

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