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Kevin Johansen y Liniers, garabatos de humor para canciones de 'hamor'
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publican '(Bi)Vo en México' y giran por el país

Kevin Johansen y Liniers, garabatos de humor para canciones de 'hamor'

Son amigos de asados y hermanos de sarcasmo. Comparten eso, la risa sobre nuestras estupideces. Las canciones de Johansen no tienen grasa, son pura ironía. Los dibujos de Liniers son una bomba

Foto: Liniers y Kevin Johansen ponen humor, amor, ética y estética sobre el escenario. (EC)
Liniers y Kevin Johansen ponen humor, amor, ética y estética sobre el escenario. (EC)

La cosa se pone caliente. Hay muchas ganas y la intensidad romántica del cantante de profunda voz hace estallar el termómetro de la testosterona. Los grados escalan y el calor se hace tórrido cuando agarra el micro y canta esta: “Ese lunar me está mirando / Ese lunar me está llamando / Ese lunar me está diciendo / no te vayas, quédate viendo / En el espacio que hay / entre fin de tu cuello / y el principio de tu pecho / había algo sorbiéndome / que me dejó medio mal trecho…” Buffff. Kevin Johansen (Alaska, EEUU, 1964) en pleno apogeo sexy, metidísimo en su papel de desaliñado irresistible, escucha una gran carcajada. La sala se está partiendo de risa, mientras él trata de acariciar los lunares del personal.

Detrás del cantante hay una gran pantalla que proyecta lo que el dibujante Ricardo Siri Liniers (Buenos Aires, 1973) pinta durante las canciones. Improvisa. Sobre la marcha aparecen los personajes que escapan de su Macanudo, la historieta con vida desde 1999. En los temas anteriores Liniers se ha esmerado con sus visiones musicales, pero ahora, en plena fogosidad lunar ha dibujado eso, un punto negro y se ha cruzado de brazos. Se ha plantado, quería risotada. Lo hizo por primera vez en Caracas, Johansen se agarraba a la guitarra para no caerse de espaldas. “Ese día conocí la risa como aplauso, que es una forma de aprobación distinta”, recuerda el músico.

placeholder Liniers en acción en otro espectáculo, 'Oops!'. (EFE)
Liniers en acción en otro espectáculo, 'Oops!'. (EFE)

Liniers el revoltoso, el juguetón. “Hice una travesura. Sólo se puede traicionar amigos”, dice el dibujante que suelta bombas de humor y de amor, que combina los términos hasta hacerlos reventar en otras vidas. En las de los lectores. Esa es su virtud, dibujarnos enamorados perdidos, creyéndonoslo, hinchados de mariposas, negando la experiencia y el cinismo, mientras se ríe de nosotros. Así cuela la trampa. Parece tan floripondio, tan cursi y es tan cruel, tan real.

'A éste le gusta la zancadilla, la doble lectura. Parece una cosa naíf, pero para nada. Es medio dark este hombre, eh'

“A éste le gusta la zancadilla, la doble lectura. Parece una cosa naíf, pero para nada. Es medio dark este hombre, eh. Mucho más dark de lo que parece. No es tan color de rosa como parece”, Johansen escondido en sus gafas de sol. Están en España y es una buena noticia. Van a actuar en Madrid (este viernes), Barcelona (13 de mayo), Valencia (14 de mayo) y Cartagena (15 de mayo). Presentan el CD y DVD en directo: (Bi)Vo en México (Sony). También habrá un encuentro ¡Macanudo! este viernes por elEspacio Fundación Telefónica.

Son amigos de asados y hermanos de sarcasmo. Comparten eso, la risa sobre nuestras estupideces. Las canciones de Johansen no tienen grasa, pura ironía. “Todo es gracias a Woody Allen. Al cantar sobre el amor o el desamor dejo de sentirme único en el mundo. Ya sabes, cuando uno está enamorado se siente el ser más enamorado del mundo y cuando le rompieron el corazón lo hicieron como nunca le rompieron el corazón a nadie. Esa visión tan enmimismada en esos momentos tan intensos es graciosa y cómica”, cuenta. Con un poco de perspectiva… “no hace falta rasgarse las vestiduras tanto”. El amor con humor, ‘hamor’.

'Defender la libertad del tipo que opina como vos es fácil, es una estupidez. Hay que defender la libertad del tipo que opina diferente'

“Con los chistes nos defendemos. Mira la revista Barcelona y Mongolia, aparecieron en medio del caos”, dice Liniers. El humor es el mecanismo de defensa. “Fíjate el miedo al dibujante”, se refiere a Charlie Hebdo. “Defender la libertad del tipo que opina como vos es fácil, es una estupidez. Hay que defender la libertad del tipo que opina diferente”. Amén.

Este accidente musical, choque amistoso, arrancó hace 15 años. Liniers escuchó a Johansen en la radio. “Esperaba encontrarme con Thor, pero cuando lo vi aparecer creía que era aquel futbolista, el piojo López”. La voz, esa voz. Luego vino lo demás. La manera de hacer sus discos, los experimentos, la mezcla de cosas.

placeholder Mano a mano, Liniers y Johansen. (EC)
Mano a mano, Liniers y Johansen. (EC)

“Yo uso Macanudo para hacerme preguntas. Uno no viene con las respuestas”. Liniers no cree en los libros, esos que ayudan a ser feliz en 128 páginas. Respuestas para ser feliz, como si todos fuésemos felices de la misma manera. “¡Son libros de autoayuda porque ayudan mucho a sus autores!”, el dibujante se refiere a la plata.

¿Y cuál es la gran pregunta del amor? “¿Por qué a mí?”, contesta como un rayo Liniers. “Hay una imagen falsa del enamoramiento, salen los pajaritos, suena una música, “turururú”, Tchaikovsky a la mañana, y en realidad lo que pasa es que se carga todo el sistema que habías armado. Amistades, familia, rutina, todo se viene abajo y tienes que replantearte todo. Y bueno, después, cuando funciona, vuelve Tchaikovsky”, añade entre risas.

'Él hace algo que no se escucha, yo hago algo que no se ve'

Y los conciertos. “Johansen quiere que salgas de los conciertos con la panza llena”. Dicen que no hacen humor, pero que se arriman un poquito. “¡Lo nuestro es el jazz!”. La improvisación, la divagación, la sorpresa. No es un acto decorativo, es un acto complementario: “Él hace algo que no se escucha, yo hago algo que no se ve”. Liniers deja la clandestinidad, para pasar a la exposición. “Claro, el trabajo mío es el de un terrorista que fabrica en su casa una bomba en solitario y luego detona cuando alguien abre el diario. Esto es otra cosa”. Desde luego. Y viene un subidón de ironía: “Encontramos algo nuestro en el escenario, algo propio, como un mini Serrat y Sabina interdisciplinario”. Muchas risas, de las que congelan. Imagínense a Sabina dibujando…

Al parecer, existe un nexo entre ambos. El músico también se pasa al lado de la introversión cuando compone. “En mi caso, el de un músico oculto en vez de músico de culto, es más fácil compartir el escenario con alguien. El músico se recupera de todas las adicciones menos de la adicción a uno mismo”. Y resume el espectáculo en tres patas: emocionar, llevar a una reflexión y el baile. A bailar, a bailar, que se chocan los planetas.

La cosa se pone caliente. Hay muchas ganas y la intensidad romántica del cantante de profunda voz hace estallar el termómetro de la testosterona. Los grados escalan y el calor se hace tórrido cuando agarra el micro y canta esta: “Ese lunar me está mirando / Ese lunar me está llamando / Ese lunar me está diciendo / no te vayas, quédate viendo / En el espacio que hay / entre fin de tu cuello / y el principio de tu pecho / había algo sorbiéndome / que me dejó medio mal trecho…” Buffff. Kevin Johansen (Alaska, EEUU, 1964) en pleno apogeo sexy, metidísimo en su papel de desaliñado irresistible, escucha una gran carcajada. La sala se está partiendo de risa, mientras él trata de acariciar los lunares del personal.

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