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Lawrence de Arabia, cartas de un mito atormentado por su propia leyenda
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SE PUBLICA POR PRIMERA VEZ SU CORRESPONDENCIA

Lawrence de Arabia, cartas de un mito atormentado por su propia leyenda

Se publica por primera vez en España la correspondencia personal de Lawrence de Arabia desde 1922 hasta 1933. 85 cartas escritas en Inglaterra tras regresar de la revolución árabe

Foto: T. E. Lawrence por Howard Coster, hacia 1931.
T. E. Lawrence por Howard Coster, hacia 1931.

Cuando termina la película de Lawrence de Arabia (1962), de David Lean, uno se queda con la duda de saber qué pasó desde que el personaje abandona la revolución árabe hasta que se encuentra con la muerte en el trágico accidente de moto a 300 metros de su casa. ¿Cómo vivió? ¿Cómo se sentía después de haber sido una figura clave en la lucha contra el Imperio Otomano?

Las respuestas están en el libro Lawrence de Arabia y las Hijas del Trueno: Cartas, 1922-1935 (Ed. Macadán). Por primera vez en España se publica la correspondencia personal de Thomas Edward Lawrence tras volver a Inglaterra. 85 cartas, cuatro de ellas inéditas, enviadas a escritores, políticos, compañeros de batalla yeditores.

Trece años de correspondencia en pleno periodo de entreguerras en el que aparece un Lawrence depresivo, atormentado por su fama, pasando por penurias económicas y cuyo único objetivo es huir del mito (cambió dos veces de nombre para dar esquinazo a la prensa). Un personaje con una relación de amor-odio con su obra Los siete pilares de la sabiduría, que escribía y criticaba a la vez como un “insulto a las letras modernas”. Pero, sobre todo, un Lawrence obsesionado con las motos, a las que llamaba Boanerges (hijas del trueno),las únicas que consiguieron hacerle feliz. Tuvo siete y murió antes de tocar la octava en un accidente precisamente de moto que aún está por esclarecer.

Lawrence huyendo de Lawrence

Tras regresar de la revuelta árabe, Lawrence se cambió el nombre por el de John Hume Ross e ingresó en las fuerzas aéreas inglesas (RAF), uno de sus sueños. Lo hizo como soldado raso y para pasar desapercibido, pero aquello solo le duró cuatro meses. Un oficial vendió su identidad a un periódico por 30 libras y la RAF le expulsó del cuerpo. “Me han echado por tener excesiva popularidad para ser soldado raso y ahora me siento como un miserable”, cuentaen una de sus cartas enviadas al dramaturgo y escritor irlandés Bernard Shaw.

Precisamente su amistad con este escritor le hará adquirir su segundo apellido falso, T.E. Shaw, para entrar en el Real Cuerpo de Tanques, o Tanquilandia, como él mismo se refería a esta unidad. Es su época más depresiva, lejos de la RAF, descubierto tras su seudónimo y pese a que consigue terminar su libro.Los siete pilares de la sabiduría salió a la luz en una edición privada de ocho copias en 1922. Cuatro años más tarde aparecerá una versión más reducida para subscriptores de los que sólo se imprimieron 115 ejemplares.

'Me han echado de la RAF por tener excesiva popularidad para ser soldado raso y ahora me siento como un miserable'

Mientras escribe, siente vergüenza de lo que hace y tiene miedo de lo que opinen los demás.“Mientras lo estaba escribiendo me concentré y escribí sin descanso, pero en los intervalos, lo que había hecho me parecía deleznable y estuve a punto de quemar la obra por tercera vez”, cuenta. No será el único desprecio a sus propias páginas y así mismo, a quien llega a calificarse como “burro” por haber soñado “con publicar algo”.

Desprecia su vida dentro de la unidad de tanques y también a sus compañeros, habla de una vida vulgar y monótona; se odia a sí mismo. Sin apenas permisos para salir, obsesionado con volver a la RAF, aprovecha el poco tiempo fuera de Tanquilandia subido encima dos ruedas.

“Arranco la moto en esos días en que me veo atrapado en mitad de un desfile, mirando a un sargento inconsciente mientras aprieto los puños. Cien millas a toda velocidad hacen que el campamento me parezca después menos opresivo”, narra el que entonces se llamaba T.E.Shaw en una de sus cartas. Marcarse sus propios récords es uno de sus objetivos. Ir y volver a Londres en la misma tarde (405 kilómetros) fue uno de ellos.

Pero ni las motos consiguen aminorar una depresión incipiente. Una carta enviada a EdwardGarnet en el que habla de “quitarse de en medio” hizo temer en su amigo un inminente suicidio que finalmente no se cumplió. Lawrence entrará en una época más optimista cuando vuelve a ingresar en las fuerzas aéreas británicas en 1925. Canoso, algo sordo y con una vista que empieza a fallar, Lawrence/Shaw teníaya 38 años. Habíanpasado siete desde que se había convertido en soldado raso pero la sombra de su leyenda le perseguirá hasta el final.

Para huir del mito, será ‘desterrado’ voluntariamente a la India durante dos años (1927-1929). Fue un viaje pactado tras la salida al mercado de su obra sobre la revolución árabe; él quería alejarse de los periodistas y sus mandos querían tenerle lejos por el revuelo que podría suponer la narración de sus experiencias y la biografía que escribiría también ese año Robert Graves. En esta época sus cartas son más largas. Destacan las que se escribiría con George Brough, constructor de la motocicleta Brought Superior, consideradas las Roll Royce de dos ruedas,alabando la moto que le hacía sentir libre.

Un fallecimiento sin esclarecer

Las informaciones de la prensa sobre su posible identidad como espía en la India,hicieron a las autoridades británicas traerle de vuelta. Estaría en Inglaterra desde 1929 hasta 1935, perseguido, aún más, por la prensa. Nada más llegar a su país decía: “Me están cazando y no me gusta. Cuando cese el griterío saldré de mi madriguera y veré a la gente”. Consiguió que, tras su jubilación del ejército, la policía custodiara la puerta de su casa.

'¿Mujeres? Algunas mujeres me gustan. No me gusta su sexo, del mismo modo que no me gusta el monstruoso regimiento de los hombres'

Pasó sus últimos años como mecánico de lanchas de rescate en el ejército y sustituyendo, cada vez más, las motos por la bici. Se sentía viejo. Y le gustaba estar solo. Rechazó siempre la compañía de mujeres. También de los hombres. Rechazaba el sexo. De ellas decía que tenían la virtud de amargar a la gente que le gustaba. En 1929 escribía: “¿Mujeres? Algunas mujeres me gustan. No me gusta su sexo, del mismo modo que no me gusta el monstruoso regimiento de los hombres. (…)No entiendo por qué tanto alboroto acerca del sexo”.

Encontraría la muerte a en mayo de 1935 en unas circunstancias todavía no resueltas. Dicen que intentó esquivar a dos chicos en bici pero un testigo vio un coche negro cruzarse en su camino. No se pudieron determinar las causas. Falleció esperando su octava moto y tres meses después de hacerle prometer al director de cine Alexander Korda a postergar una película sobre su vida hasta que falleciera o diera su aprobación. “Lo cierto es que detesto la idea de una película”, dejó escrito.

Cuando termina la película de Lawrence de Arabia (1962), de David Lean, uno se queda con la duda de saber qué pasó desde que el personaje abandona la revolución árabe hasta que se encuentra con la muerte en el trágico accidente de moto a 300 metros de su casa. ¿Cómo vivió? ¿Cómo se sentía después de haber sido una figura clave en la lucha contra el Imperio Otomano?

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