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Teresa de Jesús, más escritora que santa
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Teresa de Jesús, más escritora que santa

La Biblioteca Nacional inaugura la exposición 'Teresa de Jesús. La prueba de mi verdad', un recorrido por la vida y obra de la santa articulado en torno a su producción literaria

Teresa de Jesús no sólo es patrimonio de la Iglesia. Es una escritora única que creó la primera autobiografía de no ficción en lengua romance y una innovadora en la expresión”. Así lo afirma Rosa Navarro, filóloga, catedrática de Literatura Española de la Universidad de Barcelona y comisaria de la exposición Teresa de Jesús. La prueba de mi verdad, que se podrá ver desde hoy y hasta el 31 de mayo en la Biblioteca Nacional. Una muestra que conmemora el V Centenario del nacimiento de la santa pero que, sobre todo, reivindica a la lectora voraz y a laescritora incansable.

Por eso, y a pesar de que su labor eclesiástica y su misticismo son los aspectos más conocidos de la monja, esta exposición, organizada por Acción Cultural Española y la BNE, reivindica su faceta literaria y parte de las palabras que plasmó en sus obraspara recorrer su vida a través de más de 110 piezas, de las que una 30 proceden de 22 conventos y muchas nunca han salido de la clausura, que van desde manuscritos a pinturas, grabados o esculturas.Se trata, como ha asegurado el padre Juan Dobado, carmelita descalzo, director del Museo de San Juan de la Cruz de Úbeda y comisario de la muestra, de “poner imagen a lo que Teresa escribió”.

Y precisamente es la escritura la espina dorsal de su vida.La literatura fue, junto a la religión, la gran pasión de la vida de Teresa de Jesús. Ambos planos conformaban su binomio terrenal y místico. Y bebían entre sí. “Fue una mujer lectora y escritora”, ha querido recalcar Navarro, además de pionera de la escritura testimonial y biográfica. “Sus obras han dado el discurso a la exposición y el material a los artistas”. Por eso, obras de Rubens, Zurbarán, Ribera, Giordano junto a piezas de Alonso Cano o Gregorio Fernándezvan recorriendo la vida la santa enlazando esos pasajes con el testimonio que dejó escrito en el Libro de la vida.

La faceta lectora de Teresa de Jesús viene de la niñez. Sus padres le inculcaron el gusto por la lectura y fue su madre, Beatriz de Ávila y Ahumada, quien la introdujo en el mundo de los libros de caballerías. La propia santa escribiría sobre su necesidad de hacerse con más ejemplares de estas primeras lecturas de infancia y juventud –“era tan extremo lo que en esto me embebía que, si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento”-, que después tendrían su reflejo en sus textos de madurez. Hay que tener en cuenta que en el siglo XVI sólo el 20%de la población sabía leer y mucho menos lo hacían las mujeres.

La exposición alberga decenas de manuscritos y ejemplares de obras que influyeron en la santa como puede ser el Libro del caballero Zifar así como textossobre los martirios de los santos. De hecho, fue un texto de San Jerónimo y el Tercer Abecedario espiritual de Osuna los libros que la animaron a ingresar en el monasterio de Santa María de la Encarnación abulense en 1535. La muestra también exhibe dos catálogos del Índice de libros prohibidos en 1559 por la Inquisición, y que incluían muchos de los libros espirituales de su formación que ya había leído, además de manuscritos autógrafos de la propia Teresa de Jesúsde dos de sus obras capitales: el Libro de la vida y Camino a la perfección.

El libro, aseguró en elLibro de la vida, era “una compañía u escudo en que había de recibir los golpes de los muchos pensamientos”. Sin él, “era luego disbaratada el alma y los pensamientos perdidos; con esto los comenzaba a recoger y como por halago llevaba el alma. Y muchas veces, en abriendo el libro, no era menester más; otras leía poco, otras mucho, conforme a la merced que el Señor me hacía”.

Otra de las lecturas clavede su vida fueron las Confesiones de San Agustín, que le sirvió de guía para canalizar la introspección y escribir su obra maestra. Pero no fue su única obra importante porque, a petición de sus confesores, superiores o las propias monjas, su producción se centró en la parte más didáctica de la fe en textos comoCamino de la perfección (sobre la adecudadavida monacal), el Libro de las fundaciones (donde deja constancia deespíritu emprendedor en un retablo único de la España del siglo XVI que narra a modo de crónica y doctrina lafundación de los 17 conventos, 15 creados por ella personalmente)y Castillointerior o Las moradas.

Un 'alma' perseguida que plantó cara

El ánimo lector y escritor de santa Teresa alcanza su plenitud en el Libro de la vida, al que llamaba su alma. "El alma lo tienen los 'ángeles", escribiría en clara alusión al Santo Oficio, que censuró y requisósu obra durante 12 años.“Habla delalma porque la escritura era su otro yo. Teresa de Jesús es una escritora de los pies a la cabeza que se proyecta en su obra para que su yo perviva”, explica Navarro. La Inquisición, por medio del padre Domingo Báñez,consideró que su obra“tiene muchas revelaciones y visiones, las cuales siempre son mucho de temer, especialmente en mujeres, que son más fáciles en creer que son Dios…”. El libro se publicó finalmente en 1586, cuatro años después de su muerte, y gracias al interés de la emperatriz María, hermana de Felipe II.

placeholder 'Santa Teresa de Jesús', de José de Ribera (1640-1645)
'Santa Teresa de Jesús', de José de Ribera (1640-1645)

Teresa escribe como habla, es sencilla, se llevaba mal con el latín y quiere divulgar su experiencia de la fe y Cristo para que le perdure y para sus compañeras de orden. Y lo hace con una claridad y una belleza expresiva que captó la atención de los otros dos grandes humanistas de la historia:Fray Luis de León,quien terminó editando su obra cuatro años después de su muerte,ysan Juan de la Cruz, con quien refundó la Orden Carmelita. Y de muchos otros grandes literaros españoles.

“Santa Teresa escribe, no tanto como habla, sino como es. Es escribiendo, lo es en su totalidad y unidad”, expresóGerardo Diego. "Teresa es pueblo y habla como un oro", dijo Dámaso Alonso y Azorín ensalzó su lenguaje por encima del de Cervantes,porque en él la lengua española ya está hecha y en Teresa vemos cómo se va haciendo. Lorca la definió como la "flamenquísima y enduendada. Flamenca no por atar un toro furioso y darle tres pases magníficos, que lo hizo; no por presumir de guapa delante de fray Juan de la Miseria ni por dale una bofetada al Nuncio de Su Santidad, sino por ser una de las pocas criaturas cuyo duende (no cuyo ángel, porque el ángel no ataca nunca) la traspasa como un dardo".

"El Libro de la Vida es un hondo ejercicio de introspección y, a la vez, la historia de una mujer religiosa, inteligente y lectora del siglo XVI”, asegura la comisaria para hablar de la autobiografía de la mística donde recoge su vida y sus experiencias más turbadoras y famosas. El éxtasis está representado en la exposición en tres desconodidas pinturas, entre las que destaca una de Guiseppe Bazzani con un halo mucho más sensual. "Utiliza términos de verdadero esposo al referirse a Dios. Su percepción de Cristo es pasional, de enamoramiento", ha explicado el padre Dobado.

También destaca una tabla flamencade un Jesucristo, atribuido a Albert Bouts,que Teresa regaló al convento de Toledo y que es la primera vez que sale de la clausura tras cuatro siglos o un lienzo con su visión del infierno, pintado por la escuela de El Bosco,junto a cuatro figuras claves para ella, por un lado María Magdalena (representada en un lienzo de El Greco) y la samaritana (en una obra de Guercino), y por otro, San José (que se puede ver en una obra de Ribera) y la representación de Cristo llagado (con su reflejo en una pintura de Zurbarán).El padre ha lamentado que se han quedado fuera obras muy peculiares por su mal estado de conservación y la falta de fondos para restaurarlas, entre las que ha destacado una pintura de Teresa expulsando a los demonios de su celda procedente de los Carmelitas Descalzos de Baeza.

La mujer transgresora

Pero no sólo se enfrentó a la Inquisición, Teresa de Jesús tuvo al enemigo en casa y plantó cara a todos los órdenes establecidos: institucional, eclesiástico y patriarcal. Fue una adelantada a su tiempo.Su interés por refundar a los Carmelitas le valió la reclusión durante cuatro años en una celda enToledo por querer instaurar la igualdad para todala comunidad y el principiode pobreza. "Tenía alma de líder, contagió su inquietud a un grupo de compañeras. Su celda se fue convirtiendo en un núcleo humanístico de reforma: por la cultura al enriquecimiento del espíritu”, escribe Víctor García de la Concha en el catálogo de la exposición explicando las bases del surgimiento de los carmelitas descalzos.

Además, fue una gran diplomática que mantenía relaciones estrechascon el rey Felipe II hasta los nobles de la Casa de Alba, donde se guardó un ejemplar de su Libro de la vida que posibilitó su impresión tras su muerte, y sus coetáneos humanistas. "No se asustaba. Decía que no debía ni tenía honor y por eso hablaba en libertad", ha asegurado Navarro. Y, ha añadido, "les venció a todos. Hoy sólo quedan para la historia ella, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León".

Y siguió rompiendo moldes, ha destacado el padre Juan Dobado. "Fue laprimera mujer que funda una ordenmasculina y también la primera que entraría en el Vaticano en una escultura, además de la Virgen María claro".“Es una mujer excepcional que hoy tiene mucha validez. En los tiempos recios, como los que vivimos ahora, esta mujer supo poner determinación, fuerza, coraje y energía para salir adelante”, remachó.

“Esta exposición sirve para recrearse, pensar y repensar y reconfortarse las mujeres en esa lucha constante que acompañó a Santa Teresa durante su vida”, ha señalado Ana Santos, directora de la BNE.

Teresa de Jesús no sólo es patrimonio de la Iglesia. Es una escritora única que creó la primera autobiografía de no ficción en lengua romance y una innovadora en la expresión”. Así lo afirma Rosa Navarro, filóloga, catedrática de Literatura Española de la Universidad de Barcelona y comisaria de la exposición Teresa de Jesús. La prueba de mi verdad, que se podrá ver desde hoy y hasta el 31 de mayo en la Biblioteca Nacional. Una muestra que conmemora el V Centenario del nacimiento de la santa pero que, sobre todo, reivindica a la lectora voraz y a laescritora incansable.

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