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Colombia enseña a España cómo hacer del cine una industria
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deducciones fiscales del 40% y ayudas del estado

Colombia enseña a España cómo hacer del cine una industria

El gobierno ofrece una deducción fiscal del 40%, los prodcutores, exhibidores y distribuidores pagan un impuesto para financiar cine y el sistema funciona

Foto: Clara lago y Quim Gutiérrez en 'La cara oculta', uno de los éxitos del cine colombiano reciente
Clara lago y Quim Gutiérrez en 'La cara oculta', uno de los éxitos del cine colombiano reciente

A la hora de hablar de financiación, incentivos y modelos cinematográficos nuestra industria siempre pone el mismo ejemplo: Francia. Es cierto que el país vecino es todo un ejemplo de cómo el cine es una cuestión de estado, protegida por todos los gobiernos independientemente de su ideología y con unas medidas que ponen rojo de envidia a cualquiera. Pero existen otros países con proyectos igual de ambiciosos y cuyos resultados avalan su efectividad. Es el caso de Colombia, que en menos de diez años ha creado desde la nada una industria cinematográfica gracias al apoyo del estado.

Esto ha sido gracias a la creación en 1997 de una Administración del Fondo Cinematográfico, llamadaProimágenes (una organización muy similar al Instituto de las Ciencias y las Artes Audiovisuales español), y a la lucha porque el cine sea defendido desde todos los ámbitos, sean públicos o privados. Claudia Triana, directora de esta institución, explicaba esta semana en el marco de la I Ventana del Cine Madrileño (organizada por la Asociación Madrileña del Audiovisual), el origen y las claves de su modelo.

Una de las herramientas fundamentales de la Ley del Cine de Colombia es el ofrecer una exención fiscal muy potente para favorecer la producción de cine. “Hay que tratar que compañías que no tengan nada que ver con el cine quieran dar dinero en efectivo a proyectos cinematográficos en cualquier momento, ya sea en guion, preproducción, postproducción o incluso para la promoción. A esas empresas se les devuelve un 40% de lo que aportan en la declaración de la renta”, contaba en Madrid la directora de Proimágenes.

En España los incentivos fiscales son una de las batallas perdidas del mundo del cine, que no han conseguido convencer a Hacienda de la necesidad de tener unas exenciones competitivas. Con la última reforma fiscal se han situado en un 20% para el primer millón y un 18% para el resto. Es decir, la mitad del que ofrece Colombia y ninguna voluntad de cambiarlo.

En este sentido Puy Oria, productora y responsable de la Asociación Madrileña del Audiovisual, cree que España debería contar al menos con un 30%, aunque sería “maravilloso llegar al 40 de Colombia”, añade. Por eso considera muy importante actividades como la Ventana del Cine Madrileño, que pongan en contacto a gente de ambas industrias y organizaciones para favorecer las coproducciones entre ambos países y para que las autoridades españolas se den cuenta que la solución es tan fácil como “copiar” lo que otros hacen bien.

La coproducción se ha convertido en una herramienta fundamental para el cine español. “Para los independientes que no están produciendo con las televisiones es fundamental, imprescindible, porque no existe otra opción para cerrar planes financieros”, añadía Puy Oria.

Otra de las claves del modelo implantado en la Ley del Cine de 2003 es que se creó un Fondo de Patrimonio Cinematográfico que gravaba a la industria, quedándose un pequeño porcentaje de los ingresos de exhibidores (8,5%), distribuidores (8,5%) y productores (5%). Esto hace que aunque hubiera recortes en la partida que el Estado dedica al cine, siempre habría un mínimo soportado por el propio mundo del cine. Además el gravamen a los exhibidores no es sólo para los títulos colombianos, por lo que el éxito de las producciones americanas ayudaría a financiar nuevos filmes nacionales. Una práctica muy parecida a la que hay en Francia, donde parte del dinero de la entrada de cine se reinvierte en la industria, algo que en España no realizamos.

Lo que ha costado a Proimágenes es que desde el Ministerio de Hacienda se destine una partida anual para impulsar a la industria. Hasta 2012 no hubo este tipo de ayudas que ya se han instaurado. “Ha sido difícil que entendieran que no queremos sólo mostrar mariposas amarillas en Colombia. No importa el tema, la imagen del país no va a cambiar porque se hagan series como Narcos”.

Otra de las cosas que sorprende es que para conceder las ayudas estatales salidas de este fondo se usa un jurado formado por personas del mundo del cine de ámbito nacional e internacional, para que valoren los proyectos susceptibles de recibir una subvención.

¿Y qué pasa con el dichoso IVA cultural en Colombia? Recordemos que en España pasó de un 8% a un 21% en septiembre de 2012 y que desde entonces se ha mantenido inamovible, y sin visos de cambiar.

Con estos datos entendemos que el Presidente de la Academia de Cine Enrique González Macho mencionara en su discurso el apoyo institucional con el que cuenta el cine colombiano, que no tiene nada que envidiar al famoso modelo francés.

A la hora de hablar de financiación, incentivos y modelos cinematográficos nuestra industria siempre pone el mismo ejemplo: Francia. Es cierto que el país vecino es todo un ejemplo de cómo el cine es una cuestión de estado, protegida por todos los gobiernos independientemente de su ideología y con unas medidas que ponen rojo de envidia a cualquiera. Pero existen otros países con proyectos igual de ambiciosos y cuyos resultados avalan su efectividad. Es el caso de Colombia, que en menos de diez años ha creado desde la nada una industria cinematográfica gracias al apoyo del estado.

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