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Nicole Kidman pierde la memoria
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ESTRENO DE 'NO CONFÍES EN NADIE'

Nicole Kidman pierde la memoria

La actriz estrena'No confíes en nadie', un thriller en el que interpreta a una mujer con amnesia junto a Colin Firth y Mark Strong

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En No confíes en nadie, Nicole Kidman interpreta a una mujer, Christine, que cada día debe asumir ante el espejo que tiene cuarenta años, y no veinte. Así lo exige el guion: la protagonista sufre de un tipo de amnesia que le borra los recuerdos almacenados a lo largo de las últimas horas, de manera que por la noche olvida lo que le sucedió durante el día. Un arranque muy potente para un drama sobre la fragilidad de la memoria y de la propia identidad. Pero el segundo largometraje del también guionista Rowan Joffe (hijo de Roland Joffe), que aquí parte de una novela de S.J. Watson, prefiere moverse por los caminos del thriller psicológico y del melodrama relacional. La problemática de Christine se deriva de un violento ataque del que fue víctima. Y solo ella conoce la identidad de la persona que intentó asesinarla a base de golpes. Pero la ha olvidado...

Con esta misma premisa, la de la amnesia anteretrógrada, se han llevado a cabo films muy diferentes. En 50 primeras citas, Peter Segal exprimía el insólito potencial romántico de la situación al convertir a Adam Sandler en un veterinario de Hawai que cada día debía volver a seducir a la chica de la que se había enamorado, a quien daba vida Drew Barrymore, afectada por esta misma pérdida temporal de memoria. Christopher Nolan recurrió a un personaje con el mismo tipo de amnesia para retorcer a su gusto la estructura narrativa y la linealidad cronológica de Memento. Y en Buscando a Nemo, el personaje de Dory estaba aquejado igualmente de amnesia a corto plazo, en este caso una nueva forma de diagnosticar la memoria de pez de toda la vida.

La Christine de No confíes en nadie entronca en cambio con el perfil de protagonista acuñado por cierta literatura gótica: el de la mujer que no se siente dueña de su casa y empieza a ver en su esposo (Colin Firth) a un posible enemigo. La película nos sitúa en el terreno de la duda. Christine parece tener solamente a dos personas en las que apoyarse. Por un lado, un misterioso médico (el siempre solvente Mark Strong) que la trata a espaldas de su marido. Por el otro, este hombre que se ha mantenido firme a su lado durante todos estos años en que ella lo olvida día tras día.

Christine registra sus conclusiones diarias con una cámara para poder repasarlas a la mañana siguiente. No se ofrece más información sobre los personajes que la que tiene la protagonista, por lo que el espectador comparte sus dudas e inseguridades. La relación de Christine con estos dos hombres toma además los visos de un triángulo adúltero. Y poco a poco la película desgrana nuevas piezas para ir recomponiendo el puzzle de la memoria de la protagonista en forma de flashes de recuerdos.

Tras convertirse en princesa en la ridícula Gracia de Mónaco, a Nicole Kidman le sienta bien un papel de este tipo, el de una mujer que debe aceptar cada día las huellas de más de cuatro décadas de vida en su rostro y en su ánimo. El de Christine es uno de esos roles que resultan un caramelo para una actriz, un personaje que muestra determinación en un contexto de suma fragilidad. Aun así, Colin Firth le roba más de una escena a Kidman. Al actor británico le toca interpretar al misterioso esposo del que no conocemos el punto de vista, un hombre sobre el que se extiende la sombra de la sospecha durante buena parte del metraje. ¿Es el puntal de Christine que no se dedica a otra cosa que a protegerla o por alguna intención oculta le esconde información a su mujer?

Rowan Joffe presenta todos los ingredientes de este thriller dramático rodado en Gran Bretaña envueltos en una puesta en escena de una elegancia tan sobria como inane. A partir del último tercio del filme, cuando todas las cartas de la baraja empiezan a destaparse, la película también descubre sus principales defectos. Como en todos los thrillers perezosos, aquí el director ha ido dosificando la información para ofrecer giros narrativos menos sorprendentes de lo esperado y resoluciones en exceso facilonas, en lugar de dedicarse a explorar esa dimensión oscura de los personajes que las propias premisas dramáticas han planteado.

En este sentido, la película se sitúa muy lejos del férreo control que ejercía Nolan en Memento de ese relato que iba reescribiéndose a medida que avanzaba, retrocediendo en el tiempo, la historia. Y no solo por las lagunas de verosimilitud que aparecen una vez concluido el misterio. No confíes en nadie podría haber sido un potente drama sobre la vertiente perversa del precepto “olvidemos el pasado y volvamos a empezar”. Pero se queda en un remedo de esos thriller psicológicos que tanto abundaron en los años noventa.

No confíes en nadie

Dirección: Rowan Joffe

Género: Thriller

Duración: 92 minutos

Nacionalidad: Reino Unido

Intérpretes: Nicole Kidman, Colin Firth, Mark Strong

En No confíes en nadie, Nicole Kidman interpreta a una mujer, Christine, que cada día debe asumir ante el espejo que tiene cuarenta años, y no veinte. Así lo exige el guion: la protagonista sufre de un tipo de amnesia que le borra los recuerdos almacenados a lo largo de las últimas horas, de manera que por la noche olvida lo que le sucedió durante el día. Un arranque muy potente para un drama sobre la fragilidad de la memoria y de la propia identidad. Pero el segundo largometraje del también guionista Rowan Joffe (hijo de Roland Joffe), que aquí parte de una novela de S.J. Watson, prefiere moverse por los caminos del thriller psicológico y del melodrama relacional. La problemática de Christine se deriva de un violento ataque del que fue víctima. Y solo ella conoce la identidad de la persona que intentó asesinarla a base de golpes. Pero la ha olvidado...

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