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La niña prodigio que fue arrastrada desde los escenarios a las puertas de Auschwitz
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miljenko jergovic recuerda a lea deutsch

La niña prodigio que fue arrastrada desde los escenarios a las puertas de Auschwitz

El escritor evoca en 'Ruta Tannenbaum' la historia esta pequeña estrella de los escenarios croatas que fue deportada con 16 años al campo de concentración

Foto: Lea Deustch murió con 16 años en el vagón de tren en el que era deportada a Auschwitz
Lea Deustch murió con 16 años en el vagón de tren en el que era deportada a Auschwitz

Arbeit macht frei. El trabajo os hará libres. Unmacabro lema que daba la bienvenida a los prisioneros que llegaban aAuschwitz pero queLea Deutsch no llegó a leer. Millones de personas, anónimas y conocidas, murieron en los campos de concentración, pero también muchos lo hicieron enesos infectos vagones de la muerte.Lea fue uno de ellas. Hoy dicen de esta niñaque es la Ana Frank croata pero entonces era la Shirley Temple del país. Una niña prodigioque cantaba, bailaba y actuaba y que era el orgullo de su país... hasta que llegó el horror, la muerte y, de la mano, el silencio.

Aunque la historia de Lea es conocida en su Croacia natal poco se ha ahondado en ella. E incluso, explicaMiljenko Jergovic,se ha llegado a silenciar. Por eso, ha escritoRuta Tannenbaum (Siruela, con traducción de Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek),una novela que recrea la historia de los Deutsch desdela ficción.

"Me intrigó ese silencio tan tendencioso. ¿Por qué le asustaba a la gente esta historia? ¿Por qué querían eludir la conversación sobre la responsabilidad de sus padres y abuelos? ¿O sobre su propia responsabilidad? Tenían necesidad de soslayar queni ellos ni los fascistas alemanes fueron responsables de la suerte de Lea Deutsch. A ella la destruyeron, la asesinaron y aniquilaron cualquier recuerdo de su persona. Ylo hicieron, precisamente, los fascistas croatas, pero también los ciudadanos corrientes, gente de bien que rechazaba recordar todo aquello", explica el autor a El Confidencial.

Pero no sólo se trata de recordar lo que pasó o de hacerlo en estos días al abrigo de la conmemoración del70 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau.Jergovic insiste en subrayar lo presente que está hoy este atroz pasado."Los campos están aquí, a nuestro alrededor, y, sin embargo, fingimos no verlos. O realmente no los vemos. Hay un paso muy pequeño entre el idilio de la democracia parlamentaria y el nacionalsocialismo. Tan pequeño como lo hay de un musical de Broadway al campo de concentración de Guantánamo. ¿O es que creemos exagerado llamar a la prisión de Guantánamo campo de concentración?", analiza.

"Desde la infancia hasta Auschwitz, la vida de Lea Deutsch transcurrió en un abrir y cerrar de ojos. Lo importante esentender, al menos por un instante, que muchas personas corrieron esa misma suerte,que es algo que aún sucede mientras hablamosy que todo eso, de alguna forma, nos sucederá también a nosotros.Incluso aunque parezca que la infancia queda muy lejana y que Auschwitz no existe. Es verdad, ningún gobierno en el mundo actual se legitima a sí mismo como nacionalsocialista o nazi, pero ¿importa?", pregunta para continuar analizando el brutalatentado contra la revista satírica francesaCharlie Hebdo.

"¿De qué locura política es víctima? ¿Del islamismo radical? De acuerdo. Pero cuando el día después de esas muertes, la derecha europea -que era el mayor blanco de sus burlas-, la hija deLe Peny los miembros de laPegidaen Alemania supuestamente las lamentan ylas aprovechan para intentar llevar a la práctica sus ideas aislacionistas, extremistas y racistas, ¿cómo se llama a eso entonces? ¿Acaso todo junto no estáa un paso de un nazismo postmoderno?", añade.

De la famaal estigma

"Ella solía sentarse inmóvil en un banco frente al teatro con un pequeño abrigo de espiga con una estrella de David amarilla en la manga y mirando durante horas el edificio donde una vez fue una estrella. Ahora ni siquiera podía entrar en el edificio", relatan amigos de la pequeña estrella croata en un biografía.

Lea Deutschnació en el seno de una familia judía en Zagreb (Croacia) y a los cinco años ya estaba actuando en obras deMolièreyShakespeare enTeatro Nacional de Croacia. A partir deahí, su carrera fue meteórica y se convirtió en una estrelladentro y fuera de su país. Hasta1941, año en el que es obligada a dejar los escenarios por lasleyes raciales. Su padre intentó salvar a la familia convirtiéndola al catolicismo e incluso los compañeros del teatro de la pequeña intentaron salvarles y ayudarles a huiren vano.

En 1943,cuando Lea tenía 16 años, los Deustchfueron deportados a Auschwitz. De las 75 personas que viajaban hacinadas y en condiciones infrahumanasen el vagón de ganadoque les deportaba al campo de concentración, 25 no llegaron. Lea fue unade ellas. Su madre y su hermano serían aseinados en el campo poco después. Su padre fue el único que sobrevivió al Holocausto. Murió en 1959.

Estos son los pocos datosque se conocen de la vida de estaniña prodigio.Jergovic en su librola transmuta en Ruta para crear una historia con muchas similitudes, que también comienza en la calle Gunduliceva, pero que se sirve de la ficción para ahondaren las identidades y las personalidades de los vecinos de ese edificio croata que azotó el nazismo. "Renuncié a escribir la biografía de Lea Deutsch, aunque sé que pronto desaparecerán los últimos testigos. No quería convertir en ficción su destino y el de su familia. También el silencio es una suerte duelo", escribe el autor en el apéndice de Ruta Tannenbaum.

El peligro de la divinización

Jergovicalerta así de la importancia de no idealizar a las víctimas, algo, asegura, demasiado común enla mayoría de novelas o películas sobre el holocausto, en especial cuando son relatos que no han escrito testigos directos. "Se diviniza innecesariamente a las víctimas. Es decir, tenemos la sensación de que se ha exterminado, aniquilado, asesinado sólo a gente buena. Y al final nos parece que ni siquiera eran personas, sino ángeles. Nos intentan convencer y consolar diciéndonos que en el holocausto murieron ángeles. Sin embargo, la verdad es otra", explica.

"Los asesinados eran gente muy distinta y diversa, personas buenas, malas, inteligentes, estúpidas, normales, extraordinarias, con talento, pocas luces, corrientes... Se asesinó a gente que sólo unos cinco minutos antes, mientras aún persisitía la ilusión de la paz, en realidad no se diferenciaban de sus asesinos. Es importante tenerlo en cuenta. El holocausto no es un acontecimiento mítico de un pasado lejano. Es algo real, que ha ocurrido en un pasado no muy lejano y que, como memoria viva, aún está ocurriendo. Para que esto se sepa, las víctimas deben parecer reales", reflexiona.

Lo cierto es que la descripción de muchos de los personajes que aparecen en su novela han generado en su país más de una polémica. Más bien, como afirma el escritor -ciudadano de Bosnia-Herzegovina y de Croacia-, a "Ruta Tannenbaum se la ha atacado atrozmente y a mí me avisaron de que lo mejor sería que emigrara de Croacia". ¿Por qué? "Mi concepto de identidad, de la responsabilidad colectiva y personal o de la historia que incumbe a nuestras vidas irrita a la gente del país en el que vivo", asegura quien define la identidad como algo que "cambia constantemente", como una masa de hojaldre o la cebolla de Günter Grass.

"La Croacia actual se hunde en el nacionalismo radical, es sentimental con los fascistas de la Segunda Guerra Mundial y losobispos católicos conservadores definen que es la visión de un mundo admisible, pero ¿cuáles son las identidades aceptables?. Mi identidad no es aceptable, a pesar de quepor un juego del azar soy croata nacido en una familia católica. En eso reside todo el problema", cuenta. Por eso, remacha,"en el fondo me siento apátrida.Mi patria no existe ni ha existido nunca fuera de mi literatura".

Arbeit macht frei. El trabajo os hará libres. Unmacabro lema que daba la bienvenida a los prisioneros que llegaban aAuschwitz pero queLea Deutsch no llegó a leer. Millones de personas, anónimas y conocidas, murieron en los campos de concentración, pero también muchos lo hicieron enesos infectos vagones de la muerte.Lea fue uno de ellas. Hoy dicen de esta niñaque es la Ana Frank croata pero entonces era la Shirley Temple del país. Una niña prodigioque cantaba, bailaba y actuaba y que era el orgullo de su país... hasta que llegó el horror, la muerte y, de la mano, el silencio.

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