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La furia de Brad Pitt
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estreno de 'corazones de acero'

La furia de Brad Pitt

Una película bélica sin concesiones: realismo y muerte en la II Guerra Mundial

Foto: Brad Pitt en una escena del filme
Brad Pitt en una escena del filme

La acción de Corazones de acero arranca en la última etapa de la Segunda Guerra Mundial, en abril de 1945 en Alemania. Tras luchar en el norte de África, Francia y Bélgica, el pelotón protagonista, un grupo de soldados estadounidenses a cargo de un tanque, se presentan ya hastiados y desgastados por la contienda. A este grupo de veteranos liderado por el sargento Don “Wardaddy” Collier (Brad Pitt) se incorpora un joven novato que nunca ha empuñado un arma, Norman (Logan Herman).

En la tradición de tantas películas bélicas, el filme de David Ayer resigue el aprendizaje del joven protagonista en los horrores de la guerra, el proceso a través del que se endurece y aprende a sobrevivir. Al tiempo que entre él y sus compañeros de batalla se desarrolla una camaradería inaudita en cualquier otro contexto.

Más realismo y menos heroísmo

Los referentes de Ayer a la hora de escribir y dirigir esta sólida cinta bélica no son tanto los filmes clásicos que se produjeron durante o justo después del conflicto, como títulos muy posteriores que han revisado la Segunda Guerra Mundial desde una perspectiva más realista y violenta. Películas como La cruz de hierro (1977), donde Sam Peckinpah mostraba la crudeza del combate en este caso a través de un batallón de soldados alemanes o Uno Rojo: división de choque (1980) de Sam Fuller, que también se centraba en la cotidianidad de un grupo de soldados norteamericanos en el frente europeo a partir de las propias experiencias del director. Además de Salvar al soldado Ryan de Steven Spielberg, que también reincidió en ofrecer una visión más cargada de realismo y menos de heroísmo blanco hollywoodiense.

En la estela de la película protagonizada por Tom Hanks, Corazones de acero también recurre a una fotografía entre grisácea y terrosa, que genera un ambiente opresivo y hostil donde aparecen continuos signos de que la guerra es un perfecto escenario de horror gore: cadáveres que han perdido su apariencia humana tras ser aplastados en el barro por los tanques, niños colgados en sus pueblos por negarse a colaborar con los nazis, cuerpos apartados a carretadas, vísceras esparcidas por todas partes, hospitales abandonados donde se pudren los fallecidos, hombres que se suicidan mientras sus cuerpos arden en llamas...

También es dentro del tanque donde se forjan los lazos de amistad entre los protagonistas, a través de conversaciones que combinan el lenguaje más hostil y grosero con las discusiones sobre religión: “¿Jesús también ama a Hitler?”, inquiere Collier a su mano derecha, el piadoso cabo Boyd (Shia LaBeouf).

El mote de Collier, Wardaddy, define bien a su personaje: una figura carismática y patriarcal que ejerce de iniciador de los novatos (en una de las secuencias más cuestionables del filme) en los horrores de la guerra. Un veterano de apariencia dura al que sus hombres tratan con respeto y admiración por su capacidad para sacarles de las emboscadas más peligrosas. Ayer pretende presentar a Collier como un protagonista con su lado oscuro, uno de esos hombres que han convertido la guerra en su hábitat natural. Pero no puede evitar convertirlo en una figura heroica que dispone de su propio código moral.

Aunque la película puede presumir de unas cuantas escenas de acción muy potentes (ese duelo entre tanques), la mejor secuencia de Corazones de acero es aquella en que Collier y Norman se permiten un paréntesis de la rutina soldadesca y se autoinvitan a la casa de dos mujeres alemanas en el pueblo que acaban de tomar. En este ambiente femenino y hogareño acaba teniendo lugar una de las escenas más tensas del filme, cuando el resto de compañeros se añaden a la velada. En torno a la mesa donde comparten la escasa comida, las dos mujeres sirven de detonante para poner en evidencia las complejas dinámicas relacionales entre los soldados. Hombres que dan por supuesto su derecho a convertir a una mujer en botín de guerra, otros que consideran que la veteranía les concede privilegios respecto a otros... Ayer consigue una escena preñada de violencia sin derramar una gota de sangre.

La acción de Corazones de acero arranca en la última etapa de la Segunda Guerra Mundial, en abril de 1945 en Alemania. Tras luchar en el norte de África, Francia y Bélgica, el pelotón protagonista, un grupo de soldados estadounidenses a cargo de un tanque, se presentan ya hastiados y desgastados por la contienda. A este grupo de veteranos liderado por el sargento Don “Wardaddy” Collier (Brad Pitt) se incorpora un joven novato que nunca ha empuñado un arma, Norman (Logan Herman).

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