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El día que el despido libre se cargó el amor
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el poeta antonio orihuela vuelve a la carga

El día que el despido libre se cargó el amor

Con Antonio Orihuela (Huelva, 1962) hemos aprendido que la poesía es capaz de refrescar la memoria y limpiarla de muchos errores, que puede sanar heridas y

Foto: Concentración del 15M en la Puerta del Sol, un año después. (EFE)
Concentración del 15M en la Puerta del Sol, un año después. (EFE)

Con Antonio Orihuela (Huelva, 1962) hemos aprendido que la poesía es capaz de refrescar la memoria y limpiarla de muchos errores, que puede sanar heridas y cicatrizar. Aprendimos también que la poesía puede enfrentarse al poder y vencer, que a veces baja de esa torre de marfil para abrir el camino a la luz entre los nubarrones. Que con la poesía podemos volver a creer. Otra sociedad, otra política es posible. Ahora asegura que otro amor también lo es, que éste al que nos hemos habituado es precario.

“Vivimos el amor en los tiempos del despido libre y esa precariedad que impone el sistema productivo a nuestras vidas también se refleja en nuestros sentimientos: es el tiempo de lo breve, con amores breves,inestables y con los días contados”, explica el poeta y ensayista a este periódico. Acaba de publicar con la editorial Amargord El amor en los tiempos del despido libre, un poemario que propone un cambio de rumbo a nuestras costumbres contaminadas.

A lo largo de los últimos diez años, Orihuela ha escrito con la idea de la agitación en la punta de los dedos con el propósito dedespertar a la sociedad somnolienta. Él lo llama escribir contra la esclerosis social. Lo hizo en Todo el mundo está en otro lugar (Baile del sol, 2011), donde reconocía a la ciudadanía que quería romper el silencio y reconocer al otro para volver a construirse como una comunidad, y en el camino se encontró con la complicidad de las reivindicacionesdel 15M.

'AGENCIA INMOBILIARIA'

Nuestra casa son los otros.

Cuando descubramos esto, tan simple,

empezaremos a militar en el amor,

cuando descubramos esto,

tan simple.

Comparte con la indignación el asombro ante la destrucción de los derechos sociales, que tanto esfuerzo y sufrimiento se cobraron, y amplía el mito de la ruina del bienestar con el capítulo de la demolición de las relaciones personales. “A la poesía siempre se le pide que trate temas universales y estos también lo son la explotación, la injusticia o la guerra. Lo que modifica las relaciones entre las personas es el contexto en el que les toca vivir”, dice.

Estos son tiempos de precariedad y de deseo, como los extremos de un péndulo sobre el que oscilan las preocupaciones: de la necesidad a la frustración de no cumplirlas. “El problema del deseo es que es una construcción social. Debemos distinguir qué desear es el nuestro y cuál es un implante cerebral. ¿Qué entendemos que debe ser la felicidad? Una de las grandes batallas es distinguir cuál es tu desear frente al desear de los mercados”.

Y no es una batalla menor, avisa. “Ahí se decide ahora mismo la autonomía personal, que la gente participe en la vida pública, el deseo de vivir de otra manera. Es evidente que desde hace unos años eso se ha activado, precisamente, como reacción al ataque del neoliberalismo, destruyendo todo lo que antes eran certezas”, como por ejemplo, el amor. Eso, el amor, todavía no ha asomado en los programas de Podemos, pero…

'CACOTOPÍA'

El futuro no va a ser verde, confortable

ni sostenible para diez mil millones de personas,

tampoco habrá pértigas para saltar al otro lado,

no hay otro lado, ni milagro,

ni campo en el que cultivar tu propia comida,

ni reductos de vida

donde sobrevivan la belleza, la sensibilidad,

la empatía.

Hemos fracasado.

El petróleo ha ganado.

Los Mall han ganado.

La alienación ha ganado.

La indiferencia ha ganado.

El fascismo ha ganado.

El capitalismo ha ganado.

La mitad del mundo lo consideró inevitable,

la otra mitad lo consideró deseable.

El capitalismo ha ganado

pero no sobrevivirá a sí mismo.

Luchar no tiene sentido,

abandonar la lucha no tiene sentido.

De ahora en adelante,

tendrás que encontrar tus propios motivos para vivir,

para dar sentido a tu vida, para la compasión,

para sostener los vínculos,

para seguir llamándote humano,

porque esto se acaba

y no vamos a dejar en herencia sino escombros,

habrá que levantar, sobre ellos, la vida.

Una recomendación básica, renuncia a todo: “Necesitamos muy pocas cosas para vivir, pero llenamos nuestras casas de esas cosas innecesarias. Nuestras casas son los otros y lo que tendríamos que aprender es a vivir en el amor. Tenemos pendiente un trabajo: el amor. La gran jugada del capitalismo es que hayamos dejado de ver a los demás como lo que son y creamos que son medios que sirven a nuestros fines. Hay que volver a poner en primer lugar los afectos”. ¿Estaremos ante el regreso del jipismo?

Con el futuro ha pasado como con el amor, que ha estallado, desaparecido. “Los bancos y los especuladores han hecho realidad el viejo lema de los punk: no hay futuro”, asegura Orihuela. La precariedad y la falta de asideros han convertido al ciudadano del siglo XXI en piezas débiles y manipulables. Esto provoca una nueva manera de entender las relaciones, en la que la desazón, la desesperación y la angustia no se neutralizan.

“El libro trata de zarandear al lector con ese lema tan hermoso que se paseó por Sol: “Dormíamos, despertamos”. La poesía es otra herramienta más que pretende animarnos a abrir los ojos y reaccionar. La poesía acompaña, por sí sola no tiene ningún poder. El que despierta no se encontrará solo”, explica el poeta. En su caso, la poesía es responsable de traducir la abstracción del lenguaje neoliberal, paradójicamente, capaz de desvelar el discurso político para hacerlo real y concreto.

'AUTOLESIONES'

Lo que hemos hecho mal

es no haber hecho nada,

no preocuparnos, no comprometernos, no vincularnos,

no luchar contra quienes nos hacían la guerra.

Haber sido complacientes, resignados,

indiferentes al dolor de los otros.

Creíamos que el mal que hemos hecho

por acción y omisión

no nos alcanzaría.

Aquí está.

“Cómo puede convertir lo abstracto en comprensible. Cómo puedo hacer para comprender qué es el Euribor”, cuenta. Porque lo que da sentido a un texto es el contexto, la necesidad del que lee. La poesía de Orihuela anuncia el absurdo: no hay una determinada forma de escribir, porque la forma está en los tiempos. Y estos están “cargados de electricidad”, para que “la gente despierte y decida apropiarse de su vida”.

Reconoce que sacrifica, en parte, las posibilidades que tiene la poesía para generar mundos y ampliar la realidad. Pero en el libro, es la segunda parte, en la que aflora lo personal y la realidad baja la presión. No es descorazonador, pero la torta está clara: nuestra forma de vida es insostenible para nuestro amor y para el medio ambiente.

Con Antonio Orihuela (Huelva, 1962) hemos aprendido que la poesía es capaz de refrescar la memoria y limpiarla de muchos errores, que puede sanar heridas y cicatrizar. Aprendimos también que la poesía puede enfrentarse al poder y vencer, que a veces baja de esa torre de marfil para abrir el camino a la luz entre los nubarrones. Que con la poesía podemos volver a creer. Otra sociedad, otra política es posible. Ahora asegura que otro amor también lo es, que éste al que nos hemos habituado es precario.

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