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Viggo Mortensen: “El mito de Jauja es pura propaganda del imperio español”
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Viggo Mortensen: “El mito de Jauja es pura propaganda del imperio español”

Viggo Mortensen y Lisandro Alonso analizan las claves de 'Jauja', filme que narra las desventuras de un soldado danés en la Patagonia del siglo XIX

Foto: Viggo Mortensen en una escena de 'Jauja'
Viggo Mortensen en una escena de 'Jauja'

Al directorLisandro Alonso (Buenos Aires, 1975) no le gustan los actores profesionales. O al menos no le gustaban hasta que se topó con Viggo Mortensen (Nueva York, 1958). Alonso y Mortensenhan rodadoJauja, que se estrena ahora tras pasar por el Festival de San Sebastián, dondeenfrentaron juntos a laprensa cualmatrimonio creativo bien avenido. ¿Quién dijo fobia a los profesionales?“La construcción deJaujaha sido un poco más artificial que la de mis filmes anteriores, pero con Jaujahe redescubiertoel placer de hacer películassin tener las cosas claras desde el principio.Antes hacía un cine más contemplativo. Ahora, por primera vez, me he animado acontar con un guionista, el poeta Fabián Casas, y con actores profesionales. Contar con un guionista y un actor puede parecer de cajón, ya queestá en la página uno de cualquier manual para estudiantes de cine, pero para mí era una novedad total”, cuenta Alonso. Y Mortensen, sentado a su lado, asiente.

Alonso, director de filmes comoLos muertos(2004) yLiverpool(2008) y nombre de referencia del cine de autor internacional, se había especializadoen sacar jugo a actores no profesionales. Hasta hace pocoparecía tener fobia a los actores profesionales, en los quedecía no confiar. La pregunta, por tanto, cae por su propio peso: ¿Qué vio en Viggo Mortensen para que decidiera confiar en él? “Fueron varios factores: sus películas, su relación con Fabián Casas, que le edita libros de poesía, y su afinidadcon Argentina. Y que es un tipo que arriesga”, razona. Y Mortensen asiente de nuevo.

Jauja, premiada por la crítica internacional (Fipresci) en el pasado festival de Cannes, cuenta la historia de un soldado danés (Gunnar Dinesen/Viggo Mortensen) alistado en el ejército argentinodurante la conquista del desierto de finales del siglo XIX (1879), cuando las autoridades decidieron anexionar (a sangre y fuego) las tierras amerindias de la Patagonia. Gunnar pierdeel rastro de su hija y se veobligado a deambular por el desierto para encontrarla. Hasta perder el norte (en este caso, el sur).

El rodaje de Jauja recreó en parte las condiciones adversasa las que se enfrenta su personaje protagonista.Un equipo técnico reducido acampado enla Pampa en medio de grandesborrascas y tormentas. Y unascondiciones de trabajo–sin teléfonos, con presupuesto menguante, con un guion esquelético y con el avituallamiento justo– que a otros les pondrían nerviosos, pero que en el caso de Alonso quizá sean condición innegociablepara echarse al monte: luces, cámara, acción… y a ver qué pasa. “Lo pasamos muy bien ynos reímos un montón”, recuerda Mortensen.

Un odisea histórica

“Hay algunas pistas para que el que quierasentirse orientado históricamente pueda hacerlo.Pero no quise ser fiel a la historia, porque me interesaba contar otra cosa”, explica Alonso. En efecto, aunque Jauja está lejos de ser una película histórica, síjuega con un legendario concepto histórico, el de la falsa tierra prometida de Jauja, que se ha ido amoldando adistintas épocas y lugares históricos.

El actortambién tiene palabras para una Jauja mitológica más cercana a la cultura danesa de su padre:

Erik el Rojomató a alguien y tuvo que irse de Islandia.Se fue al Oeste, a lo desconocido, y descubrió Groenlandia, que en el idioma escandinavo quiere decir tierra verde y fértil. Cuando llegó allí, dijo: ‘Chicos,vengan aquí, encontré la tierra verde.Fueron todos para allá pensando en una vida idílica con sus granjas y su ganado, y cuando llegaron ahí se encontraron con… el Polo Norte (prácticamente). Había un par de flores y se acabó. Propaganda, exageraciones, fantasías… La idea de un sitio soñado, pero que enrealidad es inaccesible. Mi personaje en Jauja tiene un sueño, encontrar a su hija, alcanzar lo que le hace feliz. Y cada paso que da hacia ese objetivo, se aleja más. Es un lucha interminable, imposible…”.

“Me encantó actuar por primer vez en el idioma de mi padre. Si me llegan a decir hace cinco años que iba a rodar una película en la Patagonia, con Lisandro Alonso y hablando en danés, me hubiera sonado como mínimo bastante extraño”, zanja Mortensen.

Al directorLisandro Alonso (Buenos Aires, 1975) no le gustan los actores profesionales. O al menos no le gustaban hasta que se topó con Viggo Mortensen (Nueva York, 1958). Alonso y Mortensenhan rodadoJauja, que se estrena ahora tras pasar por el Festival de San Sebastián, dondeenfrentaron juntos a laprensa cualmatrimonio creativo bien avenido. ¿Quién dijo fobia a los profesionales?“La construcción deJaujaha sido un poco más artificial que la de mis filmes anteriores, pero con Jaujahe redescubiertoel placer de hacer películassin tener las cosas claras desde el principio.Antes hacía un cine más contemplativo. Ahora, por primera vez, me he animado acontar con un guionista, el poeta Fabián Casas, y con actores profesionales. Contar con un guionista y un actor puede parecer de cajón, ya queestá en la página uno de cualquier manual para estudiantes de cine, pero para mí era una novedad total”, cuenta Alonso. Y Mortensen, sentado a su lado, asiente.

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